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Los mercados descuentan un desplome del gas y la luz a partir de la primavera de 2022
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SEGUIRÁN MUY ALTOS EN LO QUE QUEDA DE AÑO

Los mercados descuentan un desplome del gas y la luz a partir de la primavera de 2022

La bajada de los precios del gas y de la electricidad tendrá que esperar. Al menos, hasta 2022, pero a partir de ahí se producirá una caída en picado a medida que se normalicen los mercados

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La imparable subida de la luz y del gas tiene los meses contados. No será de forma inmediata, pero a partir de la primavera, según descuentan los mercados de futuros en que los operadores fijan los precios de los contratos, se producirá un histórico descenso. Obviamente, en sentido contrario al brutal incremento que se ha producido en los últimos meses en ambos mercados.

En el caso del gas, según el mercado ibérico (Mibgas), el megavatio hora (MWh) se situará ya en niveles de 34,41 euros en media anual de 2022, muy lejos de los 68,10 que se registrarán durante el último trimestre de este año, y todavía algo más de la media estimada para el mes de octubre: 70,15 euros. En el mercado intradía se cerraron ayer operaciones a 69 euros, lo que significa, en todo caso, un nivel muy alto en función de las series históricas.

Foto: La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. (EFE)

El desplome de los precios tiene que ver con el aumento de las reservas de gas, que estuvieron bajo mínimos durante 2020, el año de la pandemia, después de un invierno especialmente frío, pero en 2021 se están recuperando a medida que avanza el tirón de la demanda interna. Algo que explica, precisamente, aunque no es la única causa, la subida en vertical de los precios del gas, también influida por labores de mantenimiento en las estaciones de procesamiento en Noruega, uno de los grandes suministradores de Europa. También por la existencia de pocos almacenamientos para atender un incremento fuerte de la demanda, lo que produce cuellos de botella. Alrededor del 23% de la electricidad de la Unión Europea se generó a partir de gas en 2019, justo detrás del 26% que provino de sus reactores nucleares.

En el caso de la electricidad, el precio del mercado ibérico (Mibel) señala que las tarifas seguirán muy elevadas durante el último trimestre de este año, en torno a los 170 euros MWh, mientras que en 2022, en media anual, ya bajarán hasta los 106 euros. En 2023 ya se reducirían hasta los 68 euros, todavía por encima de los 53 euros de 2024, lo que ya podría considerarse un mercado ‘normalizado’. Obviamente, siempre que no se crucen tensiones de mercado por cualquier causa.

Pérdidas y ganancias

Estos son los precios que se pagan hoy para ser servidos en esa fecha, y son con los que cuentan los operadores de gas y electricidad para rentabilizar su negocio. Una mala decisión puede suponer pérdidas millonarias, y, por el contrario, un buen análisis de mercado puede significar abultados ingresos.

Foto: Tubería del Nodstream 2, el gasoducto que unirá Rusia directamente con Alemania a través del Báltico. Reuters

El recorte, desde luego, no está exento de incertidumbres. Por ejemplo, las tensiones geoestratégicas en el caso de dos de los principales productores de gas, junto a Noruega, Rusia y Argelia. En el primer caso, por la puesta en marcha del nuevo gasoducto Nord Stream 2. Los mercados dudan de que esté plenamente operativo, lo que podría provocar tensiones de precios, y por eso prefieren aprovisionarse ahora antes de que suban.

Rusia, como se sabe, ha restringido los flujos de gas a través de Ucrania como respuesta a las sanciones desplegadas por la UE por la invasión de Crimea y otras decisiones tomadas por Putin en materia de derechos humanos. El nivel de demanda de GNL (gas natural licuado) por parte de Asia, igualmente, también puede producir cambios en las previsiones de precios. Por ejemplo, el hecho de que el invierno en Europa sea más frío de lo normal.

Foto: Una planta nuclear en Francia. (Reuters)

La evolución a futuro del precio del gas dependerá básicamente de lo que suceda con el petróleo, ya que muchos contratos están referenciados al Brent. Y ayer el crudo del Mar del Norte se movió ligeramente por encima de los 75 dólares, lo que significa que se mantiene en niveles elevados respecto del año pasado, que fue singular por la pandemia. El actual repunte hay que achacarlo, entre otros fenómenos, a la caída de los inventarios en EEUU tras el paso del huracán Ida. La media del Brent el año pasado se situó en 43 dólares, mientras que este año, hasta la semana pasada, había escalado hasta los 67 dólares. La parte positiva es que el euro se ha apreciado ligeramente con el dólar.

Las tensiones en los mercados de materias primas, en todo caso, están produciendo un fenómeno en cadena inimaginable hace poco tiempo. El precio del uranio, por ejemplo, está subiendo como la espuma a medida que la energía nuclear se refuerza como una energía alternativa. Desde mediados de agosto, ha subido nada menos que un 60%, hasta los 48,5 dólares. Tres países copan las dos terceras partes de la producción de uranio en el mundo, Canadá, Australia y Kazajistán.

La imparable subida de la luz y del gas tiene los meses contados. No será de forma inmediata, pero a partir de la primavera, según descuentan los mercados de futuros en que los operadores fijan los precios de los contratos, se producirá un histórico descenso. Obviamente, en sentido contrario al brutal incremento que se ha producido en los últimos meses en ambos mercados.

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