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La gran empresa soporta mejor la crisis: creó 85.000 empleos en el año de la pandemia
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Generan más estabilidad

La gran empresa soporta mejor la crisis: creó 85.000 empleos en el año de la pandemia

Las recesiones siempre afectan menos a las grandes compañías y el mejor ejemplo es el comportamiento del empleo en 2020. Los ERTE ayudaron a miminizar el golpe y estimular la recuperación

Foto: Imagen de una oficina de empleo. (EFE)
Imagen de una oficina de empleo. (EFE)

La crisis del coronavirus provocó un impacto sobre las empresas nunca antes visto. De la noche a la mañana se paralizó casi toda la actividad sin tiempo para que las empresas pudieran prepararse. En ese momento ya se anticipaba que el golpe sería especialmente duro para las pymes y los autónomos, que son precisamente la parte más frágil de la cadena productiva. Por el contrario, la gran empresa tiene músculo para resistir mejor el golpe y es capaz de soportar un confinamiento más largo. Los datos finalmente han corroborado esta previsión.

Así lo muestra la estadística de códigos de cuenta de cotización de la Seguridad Social en la que se recoge la situación mensual de las empresas con asalariados. A lo largo del año 2020, las empresas destruyeron casi 400.000 empleos, pero la evolución fue dispar en función del tamaño de las empresas. Es importante tener en cuenta que esta estadística contabiliza afiliados a la Seguridad Social por empresa, de modo que los trabajadores en ERTE no se contabilizan como empleo destruido porque siguen manteniendo la relación laboral. Estos datos muestran cómo las grandes empresas dan estabilidad a las economías, mientras que las microempresas generan una elevada volatilidad, magnificando los ciclos económicos. Y la crisis todavía no ha acabado: el expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ha alertado que el mayor riesgo es que se provoque una quiebra en cadena de pymes si no se vigila su situación financiera.

Foto: Foto: iStock.

Todos los grupos de empresas destruyeron empleo en 2020 salvo uno, el de las empresas muy grandes (de 500 trabajadores en adelante), que aumentaron la afiliación en casi 85.000 personas. Esto supone un aumento de sus plantillas del 1,8% en un escenario de colapso de la actividad económica. No hay un dato mejor que este que muestre la estabilidad que dan las grandes empresas a cualquier economía. Varios son los motivos que explican esta situación. El primero, y fundamental, es que tienen músculo financiero para soportar mejor estas situaciones. Pero no solo es ese: la productividad en estas empresas es mayor, por lo que tienen margen para soportar una caída de ventas. También están más diversificadas por mercados, cuentan con una gestión profesional y tienen mayor capacidad para utilizar mecanismos de flexibilidad interna.

La calidad del empleo también juega un papel clave en la transición de las crisis. Durante las crisis se destruye mucho empleo temporal, ya que legalmente tiene menos complicaciones y es más barato. Este tipo de empleo se concentra en las pymes, especialmente en aquellas del sector servicios de bajo valor añadido. Estos son los empleos que se perdieron durante los meses del confinamiento: en torno al 85% de los contratos destruidos eran temporales.

Además, en esta crisis la gran empresa ha contado con otro factor a su favor: el crecimiento del comercio por internet. Mientras las compras presenciales se hundían, el negocio digital se mantuvo a flote y fue el principal canal de negocio de muchas empresas. Para la gran empresa, las ventas 'online' son habituales, pero la pyme no está tan acostumbrada y, en muchas ocasiones, no dispone de la capacidad logística para hacerlo. De ahí que el comercio digital haya sido un salvavidas para la gran empresa, pero no tanto para el resto del comercio.

En cuanto a los sectores esenciales, también están dominados por las grandes empresas, desde supermercados hasta telefonía, electricidad, gas, hospitales privados (el sector público no entra en esta estadística), bancos, etc. Muchos de estos sectores han tenido que aumentar sus plantillas en este periodo para cubrir el aumento de la demanda, lo que contribuye a la creación de empleo en la gran empresa.

La destrucción de empleo fue generalizada en el resto de empresas. En este tipo de estadísticas, es importante tener en cuenta que los saltos entre las diferentes clasificaciones juegan un papel muy relevante (efecto composición). Por ejemplo, una empresa con 53 trabajadores que despide a siete de ellos, automáticamente cambia de grupo a estar en el de empresas de 10 a 49 trabajadores. Esto hace que el grupo en el que estaba inicialmente tenga ahora 53 trabajadores menos y el nuevo grupo tenga 46 más. Es por este motivo que el paso de empresas hacia los grupos inferiores tiende a mejorar estos y perjudicar a los grupos de empresas con más trabajadores. De ahí que el buen comportamiento del grupo de grandes empresas sea incluso más positivo.

Los peores datos se registran en los grupos intermedios, en parte como consecuencia de este fenómeno. Las empresas de 10 a 49 trabajadores destruyeron nada menos que el 6% de su empleo, lo que son 186.000 cotizantes menos. Entre las microempresas (muchas de ellas autónomos societarios), la destrucción de empleo se sitúa en el 3% con casi 65.000 cotizantes menos.

Foto: Sanitarios preparan la vacuna en el hospital Vall d'Hebrón de Barcelona. (EFE)

Como ya se ha señalado, los trabajadores en ERTE siguen computando como asalariados de las empresas, lo que probablemente tendrá una incidencia clave en esta estadística. Aunque es imposible precisar las cifras, ya que la Seguridad Social no ofrece datos de trabajadores en ERTE por tamaño de empresa, es conocido que muchas grandes empresas se acogieron a este instrumento durante el inicio de la pandemia. En cualquier caso, se trata de una noticia muy positiva, ya que no eligieron la vía de la destrucción de empleo. Así, aunque enviaran a muchos trabajadores a un expediente temporal, el resultado final ha sido positivo ya que evitó una gran destrucción de empleo. Durante el mes de abril se acumularon más de tres millones de trabajadores con el contrato suspendido, una cifra que muestra la magnitud del empleo salvado.

Los datos de afiliaciones a la Seguridad Social van en línea con la simulación de resultados empresariales que ha realizado el Banco de España a partir de los datos de la central de balances. En concreto, la entidad ha estimado la evolución de la rentabilidad de las empresas en función de su tamaño durante el año 2020. En el caso de las pymes, las pérdidas han sido muy significativas. La rentabilidad media del percentil 25 (esto es, el 25% de las empresas con más pérdidas) superó el -10% sobre su activo. Esto supone unos números rojos que más que duplican la caída de las empresas más grandes. Esto significa que las pymes más afectadas por la crisis realmente han atravesado un año muy complicado, lo que explicaría la magnitud de la destrucción de empleo.

La crisis del coronavirus provocó un impacto sobre las empresas nunca antes visto. De la noche a la mañana se paralizó casi toda la actividad sin tiempo para que las empresas pudieran prepararse. En ese momento ya se anticipaba que el golpe sería especialmente duro para las pymes y los autónomos, que son precisamente la parte más frágil de la cadena productiva. Por el contrario, la gran empresa tiene músculo para resistir mejor el golpe y es capaz de soportar un confinamiento más largo. Los datos finalmente han corroborado esta previsión.

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