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Así fue la destrucción de empleo por provincias y sectores en marzo
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El trabajo sufrió un desplome sin precedentes

Así fue la destrucción de empleo por provincias y sectores en marzo

Solo tres actividades: construcción, hostelería y comercio, propiciaron el 54% de los despidos. Por comunidades autónomas, Canarias, Andalucía y Madrid se llevan la peor parte

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El mercado laboral español sufrió en marzo un desplome histórico como consecuencia de la crisis del coronavirus y las medidas de confinamiento para frenar su contagio. En las dos últimas semanas del mes (desde el día 13) se destruyeron casi 900.000 empleos, medidos en términos de afiliados a la Seguridad Social. Este desplome ha sido generalizado en España, pero se observan importantes diferencias por regiones en función de la estructura productiva que tenga cada región y de la expansión del virus.

Los datos analizados a continuación tienen en cuenta la media mensual de cotizantes al mes, lo que significa que la pérdida de empleo está maquillada por los datos del inicio del mes, previos al estado de alarma, sin embargo, son los únicos disponibles con esta desagregación. Además, es importante tener en cuenta que las personas afectadas por un Expediente de Regulación de Empleo Temporal (ERTE) no figuran como bajas a la Seguridad Social, ya que siguen dados de alta aunque tengan su empleo suspendido o tengan reducida su jornada.

Foto: Las Ramblas de Barcelona, vacías por el confinamiento. (Efe)

A pesar de estas limitaciones, los datos disponibles permiten analizar la magnitud del impacto. En total, la pérdida de empleo en marzo medida en media mensual fue de 243.000 personas. Los peores datos se registraron en el sureste de España y en Canarias, regiones muy afectadas por el turismo. Por ejemplo, en Canarias, estos meses son de temporada alta gracias a su clima benigno durante el invierno, sin embargo, la existencia de brotes tempranos de coronavirus hundió la afluencia de visitantes y provocó miles de despidos. En total, en el archipiélago se perdieron casi 20.000 empleos, esto es, el 2,44%.

En Andalucía los datos también fueron dramáticos. La comunidad perdió 54.000 afiliados a la Seguridad Social, algo más del 1,7%. Los datos fueron muy malos tanto en la costa como en el interior y solo se salvó Huelva, que lleva unos meses con una elevada volatilidad en el mercado laboral que afectan al cómputo de estas cifras. Jaén perdió a más del 3,6% de sus cotizantes; Córdoba, al 2,8%; Cádiz, al 2,7% y Granada perdió al 2,6% de sus cotizantes. Una vez más, las regiones con un tejido productivo más precario volvieron a ser las que más destruyeron empleo. O, lo que es lo mismo, los perdedores volvieron a ser los más vulnerables.

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Madrid también fue una de las comunidades más afectadas. En su caso la pérdida de empleo no está vinculada tanto a su estructura productiva como a la expansión de la pandemia. La comunidad fue una de las primeras en sufrir el brote del coronavirus con un nivel de contagios que no se ha repetido en otras regiones. De ahí que la pérdida de empleo comenzara pronto y haya sido tan intensa. En total, el número de afiliados en Madrid se redujo en 52.000 personas, un descenso equivalente al 1,6% del empleo de la región.

Entre Madrid, Andalucía y Canarias aglutinaron el 52% del empleo perdido en España durante el mes de marzo. Por el contrario, hubo una comunidad en la que el número de afiliados medios mensuales aumentó en marzo: Baleares. El principal motivo es que el número de contagios en las islas ha sido leve y tardó en extenderse más que en otras regiones. De ahí que durante las primeras semanas del mes mantuviera un dinamismo económico elevado y que la destrucción de puestos de trabajo fuese más leve.

También sorprende el caso del País Vasco, una de las comunidades autónomas que sufrieron antes el brote del virus y que, sin embargo, han tenido menor destrucción de empleo, lo que es reflejo del sólido tejido productivo de la región. Incluso en Álava, donde sufrieron el pico de contagios de Vitoria, la destrucción de empleo se limitó a 1.000 afiliados perdidos, apenas un 1% del total. Por su parte, en Vizcaya la pérdida de empleo fue inferior al 0,7% y en Guipúzcoa se limitó al 0,3%.

La estructura del tejido productivo y, por tanto, del mercado laboral, volverá a ser clave en esta crisis

Los datos por regiones ya anticipan que la estructura del tejido productivo y, por tanto, del mercado laboral, volverá a ser clave en esta crisis. La destrucción de empleo fue muy intensa entre los trabajadores con contratos temporales, lo que significa que en las regiones en las que su porcentaje sea mayor, el impacto de la crisis va a ser más fuerte.

El Régimen General, que aglutina al grueso de los asalariados de España, perdió a 240.000 afiliados en marzo. De estos, nada menos que el 89% tenían un contrato temporal. Eso significa que los trabajadores temporales, que represeantaban menos del 28% del empleo total, acumularon casi nueve de cada diez despidos. En total, han sido poco más de 213.000 contratos temporales extinguidos.

Por el contrario, los trabajadores con un contrato indefinido están superando mejor esta fase de la crisis. En sus casos, las empresas han optado por aplicarles ERTE para reducir su jornada de trabajo o suspender su contrato de forma temporal, pero sin eliminar esos puestos de trabajo. En total, el número de indefinidos despedidos fue de 16.500 personas. De estos, el 94,5% tenían un empleo a tiempo parcial, por lo que ya sufrían una importante precariedad pese a tener un empleo estable, lo que les hacía situarse en una situación de vulnerabilidad. El número de indefinidos a tiempo completo despedidos fue de apenas 2.467 personas.

Estos datos dan como resultado que todos los sectores con una alta temporalidad son los que han aprovechado su situación para prescindir de decenas de miles de trabajadores. Construcción, hostelería, comercio y actividades de ocio han vuelto a ser las actividades más afectadas por la pérdida de empleo. Entre estos tres sectores acumulan nada menos que el 60% del número de afiliados perdidos.

El sector del ocio y la cultura ha perdido nada menos que el 5,2% de sus trabajadores, esto es, algo más de 14.000 trabajadores menos. Es importante recordar que una buena parte de este sector vive directamente del turismo. La hostelería, de hecho, ha sido el gran foco de destrucción de empleo. Y eso que ya estaba en mitad de la temporada baja. En total, ha perdido a más de 60.000 cotizantes, el 25% de todo el empleo destruido.

La construcción también aprieta fuerte en esta crisis con casi 40.000 afiliados perdidos, un 4,8%. El comercio, por su parte, ha perdido a 31.000 cotizantes, y eso a pesar de que hay algunas actividades que tienen que mantenerse en funcionamiento de forma obligatoria, como son las de alimentación y los estancos. Sin embargo, el resto del comercio se ha visto obligado a cerrar tras el decreto del estado de alarma, lo que ha provocado un importante aumento de los despidos.

Foto: La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz (Reuters)

La industria consiguió contener la destrucción de empleo en marzo y la mayor parte de empresas del sector han optado por aplicar ERTE. Sin embargo, también se han producido muchos despidos. Según los datos de la Seguridad Social, la pérdida de cotizantes en este sector fue de 18.400 personas, un 1% del total.

Los mejores datos, como no podía ser de otra forma, fueron los de los servicios sanitarios y de cuidados. En total, el número de cotizantes aumentó en casi 11.800 personas, un aumento del 0,7%. También la agricultura experimentó un ascenso importante, dado que comienza la temporada de recogida de algunos frutos y que esta actividad sigue siendo imprescindible pese al coronavirus.

El mercado laboral español sufrió en marzo un desplome histórico como consecuencia de la crisis del coronavirus y las medidas de confinamiento para frenar su contagio. En las dos últimas semanas del mes (desde el día 13) se destruyeron casi 900.000 empleos, medidos en términos de afiliados a la Seguridad Social. Este desplome ha sido generalizado en España, pero se observan importantes diferencias por regiones en función de la estructura productiva que tenga cada región y de la expansión del virus.

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