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Los españoles que mueven los hilos en la respuesta económica europea a la Covid-19
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INFLUENCIA EUROPEA

Los españoles que mueven los hilos en la respuesta económica europea a la Covid-19

La influencia ganada en Europa durante los últimos años ha sido clave en las últimas semanas. Varias decisiones clave para el sector financiero han tenido a españoles detrás

Foto: Nadia Calviño, Luis de Guindos, Miguel Gil Tertre y José Manuel Campa. (EFE)
Nadia Calviño, Luis de Guindos, Miguel Gil Tertre y José Manuel Campa. (EFE)

Bruselas, 2012. Europa decide el rescate financiero sin la opinión de los españoles, ni en la Comisión Europea ni en el BCE. Y se notó. Hubo letra pequeña del plan de salvamento que pesó como una losa durante años. Hay banqueros que creen que el golpe a los preferentistas se podría haber esquivado con algo de mano en Europa. Desde entonces, hemos estado ocho años envidiando el acento italiano en Bruselas.

Durante los años sucesivos y hasta hace bien poco, cuando había que tomar decisiones duras, siempre había italianos bien colocados. Mario Draghi era presidente del BCE; Andrea Enria lideraba la Autoridad Bancaria Europea; Roberto Gualtieri presidía el Comité de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo e incluso Antonio Tajani, como presidente de la Eurocámara, llegó a intervenir en algún momento. Se dice que cuando un ciudadano europeo entra a formar parte de una institución comunitaria se deja el pasaporte nacional en la puerta. Puede ser verdad. Pero también lo es que siempre viene bien tener en puestos de mando a personas más permeables a las idiosincrasias de tu país.

placeholder Fernando Restoy. (EFE)
Fernando Restoy. (EFE)

Pero pasado este tiempo, España han recuperado puestos de influencia en las grandes capitales europeas. Algo que se ha notado, y mucho, en las decisiones que han tomado los reguladores europeos contra la crisis del coronavirus, según fuentes financieras consultadas por este medio.

Uno de los personajes clave en las medidas europeas y españolas es Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España. El economista madrileño es uno de los mejores ejemplos de la recuperación de la influencia en Europa por parte de los españoles. El gobernador, de 49 años, ha sabido cambiar los aires del Banco de España y usar su prestigio en Europa —trabajó en el BCE— para escalar hasta la presidencia del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea.

Foto: El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos (i), y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

Hernández de Cos ha peleado varias decisiones importantes. La principal, el cambio de rumbo del Banco Central Europeo tras la polémica declaración de la presidenta, Christine Lagarde, echando un jarro de agua fría a los mercados: "No estamos aquí para reducir las primas de riesgo, no es la función del BCE". Seis días después, el regulador anunció un paquete de compras de 750.000 millones para, precisamente, controlar el repunte de la deuda soberana periférica. Entre los artífices estuvo, entre otros, el gobernador español, según las fuentes consultadas.

De igual o más ayuda en esta decisión fue el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, otro de los españoles que ha sabido posicionarse en la primera línea comunitaria en los últimos años. Tras seis años de ministro de Economía, aprovechó su momento para conseguir el número dos en el regulador. Las fuentes consultadas señalan que Guindos ha ganado influencia con la llegada de Lagarde.

Hernández de Cos también fue relevante en las medidas anunciadas por el Gobierno para tranquilizar a los mercados: los 200.000 millones en ayudas para salvar a la economía española. Junto a los representantes de los bancos, José María Roldán (AEB) e Isidro Fainé (Ceca), convenció al Gobierno de que anunciara una cifra superior a la prevista, de 50.000 millones, para no quedar como un país débil frente a Francia, Alemania e Italia ante los mercados. Su número dos, la subgobernadora Margarita Delgado, ha ayudado en la negociación de la letra pequeña de los 100.000 millones en avales públicos para evitar un golpe innecesario al sector financiero.

placeholder Margarita Delgado, subgobernadora del Banco de España. (Banco de España)
Margarita Delgado, subgobernadora del Banco de España. (Banco de España)

Además, Hernández de Cos fue el primer español en pedir abiertamente más solidaridad a Europa, con discursos en los que dejaba claro el alcance de esta crisis y la receta para salir de ella. "Una mayor ambición y coordinación de la respuesta a escala europea no es una opción; es una necesidad", señaló.

En medio de la mayor recesión que se recuerda, la clave no es cuánto caiga la economía, sino la velocidad a la que se recupere. De ahí la necesidad de estímulos por parte de gobiernos y de Europa. Pero el desafío no queda ahí. Todas estas ayudas están engordando la deuda pública en países como España e Italia, elevando el riesgo de una nueva crisis de deuda periférica. El BCE, tras la rectificación de Lagarde, ya ha puesto medidas para evitarlo. Y la tercera derivada que temen los reguladores es que todo desemboque en una nueva crisis financiera. Para evitarlo, ha habido también otros españoles clave.

La letra pequeña financiera

Por encima del papel Hernández de Cos en Basilea, el español que más manda en la ciudad suiza es Fernando Restoy. El exsubgobernador del Banco de España y exvicepresidente de la CNMV, es presidente del Instituto de Estabilidad Financiera del Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés). Desde esa posición ha marcado algunas de las normativas dictadas por los reguladores. La principal es el alivio ofrecido a las entidades para relajar parte las provisiones del coronavirus. Ya había estimaciones de bancos de inversión pronosticando pérdidas de decenas de miles de millones para la banca española, lo que hubiera colapsado al sector.

Otro de los pesos pesados nacionales es José Manuel Campa, presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés). Desde sus puestos, Restoy y Hernández de Cos son los 'diseñadores' del proyecto, y Campa es el 'arquitecto' que se ha ocupado de hacer llegar al sector financiero las medidas necesarias para sobrevivir a la crisis de la Covid-19. Sobre sus espaldas ha recaído la responsabilidad de diseñar cómo tienen que calcular las nuevas provisiones los bancos, presionar para que dejen de pagar dividendos y para que se anulen 'bonus'.

Foto: Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo. (Reuters)
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Nacho Alarcón. Bruselas Jorge Zuloaga

Tras fijar las bases financieras, queda lo más importante: que Bruselas encuentre las respuestas a los efectos económicos de la Covid-19. Todos los focos están sobre Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno, y su número dos, Carlos San Basilio, secretario general del Tesoro, que están en la trinchera clave del Eurogrupo y del grupo de trabajo que prepara dichas reuniones. España no está siendo especialmente activa en propuestas concretas, pero Calviño cuenta con influencia en Bruselas. Tiene una buena fama en el Ejecutivo comunitario, la red de contactos y los conocimientos para desmarcarse. A la hora de la verdad, en encuentros clave como el Eurogrupo del próximo 7 de abril, la vicepresidenta es la que carga sobre sus hombros con la postura y las prioridades españolas.

Pero hay otros españoles, algunos desconocidos y otros no muy presentes en la opinión pública nacional, que están jugando un rol clave en cómo la Unión Europea responde a esta crisis sin precedentes. La Comisión Europea está teniendo un rol importante en la respuesta económica, apurando todas las posibilidades que están a su alcance. "Están haciendo todo lo que pueden", señalaba una fuente europea hace días. Recientemente, Bruselas ha propuesto un programa de asistencia al empleo para evitar la destrucción de puestos de trabajo en los Estados miembros más golpeados, un paquete que podría alcanzar los 100.000 millones de euros.

placeholder El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. (EFE)
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. (EFE)

En ese ejercicio de búsqueda de soluciones por parte del Ejecutivo comunitario hay un discreto funcionario español, Miguel Gil Tertre, jefe de Unidad del Semestre europeo, inversiones estratégicas y cohesión, al que todos los que están al tanto de lo que ocurre estos días en Bruselas califican como "clave". Los consultados le sitúan siempre en el epicentro de la acción, como un jugador silencioso pero crucial en el proceso de diseño y ejecución de las decisiones.

Y a unos cientos de metros de la Comisión Europea, en el Parlamento Europeo, también hay un frente español. Luis Garicano, eurodiputado de Ciudadanos, cuya oficina, en la que está rodeado de jóvenes economistas, funciona como un 'think tank' del que salen continuamente ideas. Su propuesta sobre la Unión Bancaria estructuró una buena relación con los gabinetes de Paolo Gentiloni, comisario de Economía, y Valdis Dombrovskis, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, que han apoyado las ideas de Garicano, que a principios de marzo propuso un esquema de ayuda al empleo en línea con la presentada ahora por la Comisión Europea. Garicano, que tiene un rol nada mediático y fundamentalmente técnico en Bruselas, se centra ahora en la idea de un 'bazuca' económico de 500.000 millones de euros y en cómo financiar ese ejercicio que considera fundamental para que no se rompa el Mercado Único en el futuro.

Los consultados sitúan Miguel Gil como un jugador silencioso crucial en el diseño de las decisiones europeas

También están Jonás Fernández, eurodiputado del PSOE, que coordina la posición de todo el grupo parlamentario socialista europeo en la Comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara (ECON), comité del que es miembro desde 2014. Es decir, en el organismo clave para que toda la legislación económica europea salga adelante. Desde ahí se encarga de muñir una posición de consenso entre todas las sensibilidades de los socialdemócratas europeos, incluidos los holandeses y los alemanes.

Este economista asturiano, muy respetado en todos los grupos parlamentarios por su gran competencia técnica, defiende ante las instituciones europeas la necesidad de una salida solidaria de la crisis del coronavirus. Esta misma semana ha propuesto a Klaus Regling, presidente del MEDE, el fondo de rescate europeo, una plan para crear una 'Deuda Europea', controlada por el Parlamento Europeo y el Consejo, que serviría para financiar un gran programa europeo de recuperación y podría convertirse en el embrión de unos futuros eurobonos. La semana que viene tratará de atraer a esa causa al también socialista Roberto Gualtieri, ahora ministro de Finanzas italiano y con quien coincidió la pasada legislatura europea en ECON.

En esa Comisión parlamentaria está también desde el año pasado José Manuel García Margallo, del Partido Popular, uno de los primeros políticos que en el año 2012 defendió públicamente la necesidad de crear la figura de los eurobonos, y Ernest Urtasun, de Catalunya en Comú y miembro del grupo europeo de Los Verdes / Alianza Libre Europea, cuya líder, Ska Keller (alemana) también defiende la necesidad de mutualizar deuda en esta crisis.

Gracias a la labor de Fernández, Margallo, Garicano y Urtasun al resto de técnicos, políticos y reguladores, las idiosincrasias españolas están mucho más presente en Europa. Algo clave en una etapa en la que se va a decidir el futuro de la UE, de su economía y los sacrificios que tienen que afrontar sus ciudadanos.

Bruselas, 2012. Europa decide el rescate financiero sin la opinión de los españoles, ni en la Comisión Europea ni en el BCE. Y se notó. Hubo letra pequeña del plan de salvamento que pesó como una losa durante años. Hay banqueros que creen que el golpe a los preferentistas se podría haber esquivado con algo de mano en Europa. Desde entonces, hemos estado ocho años envidiando el acento italiano en Bruselas.

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