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Otro año sin superávit primario, la gran promesa del Gobierno a los inversores
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Según las previsiones de BBVA Research

Otro año sin superávit primario, la gran promesa del Gobierno a los inversores

BBVA estima que España cerró 2019 con un déficit primario de 2.000 millones de euros. El incremento del gasto habría elevado el déficit estructural primario hasta el 0,7% del PIB

Foto: La vicepresidenta económica, Nadia Calviño. (EFE)
La vicepresidenta económica, Nadia Calviño. (EFE)

En octubre de 2018, el flamante Gobierno de Pedro Sánchez envió a la Comisión Europea su primer Plan Presupuestario. Para comunicar todas las novedades, el presidente convocó un Consejo de Ministros extraordinario liderado por las ministras de Economía y Hacienda, Nadia Calviño y María Jesús Montero. En ese momento, el Gobierno lanzó uno de los anuncios más importantes de su compromiso con la estabilidad presupuestaria: “Por primera vez desde 2007, España va a registrar superávit primario, descontados los intereses de la deuda pública, lo que implica reducir la deuda”.

Esas palabras de Calviño, ahora vicepresidenta económica del Gobierno, podrían complicarse ahora. BBVA Research estima que España tampoco logró el superávit primario anunciado en 2019. A falta de los datos oficiales del cierre del año, la entidad cree que el déficit nominal habrá ascendido al 2,4% del PIB, lo que significa que el déficit primario se habría situado entre 0,2 y 0,3 puntos del PIB.

Foto: La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, durante su intervención en el Spain Investors Day. (Efe)

Esto significa que si se descuenta el gasto en intereses de la deuda (inferior al 2,2% del PIB), el saldo de las administraciones públicas todavía presenta un déficit de entre 2.000 y 3.000 millones de euros. Esta previsión de BBVA Research supone retrasar un año más, y ya irían 12, la consecución del objetivo de equilibrar las cuentas públicas antes de los intereses de la deuda.

La evolución del déficit público a lo largo del año ha sido peor de lo esperado a tenor de los datos mensuales de ejecución publicados por la Intervención General de la Administración General del Estado (IGAE). Y eso a pesar del buen ritmo de la recaudación procedente de las rentas del trabajo (IRPF y cotizaciones a la Seguridad Social). Solo un cierre de año extraordinariamente positivo (en comparación con la serie histórica) conseguiría corregir estas cifras.

[Un año perdido para la reducción del déficit]

BBVA también alerta del riesgo de desviación en 2020. La desaceleración de la economía provoca que los estabilizadores automáticos se enfríen y la reducción cíclica del déficit sea inferior. La entidad estima que sin cambios presupuestarios, el desfase presupuestario apenas se reducirá dos décimas este ejercicio, hasta el 2,2%, lo que complicaría también el superávit primario este ejercicio. Serían necesarios unos Presupuestos restrictivos para asegurar el primer superávit, descontados los intereses de la deuda.

Las previsiones de BBVA van en línea con las que mantienen la Comisión Europea, el Banco de España y el panel de Funcas, que también estiman que el déficit público se situó en el 2,4% del PIB en 2019. Solo el Gobierno y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) confían todavía en que el cierre de 2019 haya dejado el primer superávit primario desde 2007.

Sube el déficit real

Aunque el déficit nominal se haya reducido levemente en 2019, el déficit estructural (real) habría aumentado por segundo año consecutivo, según las previsiones de BBVA Research. La entidad estima que el déficit primario ajustado del ciclo económico habría ascendido hasta el 0,7% del PIB, esto es, unas tres décimas superior al de 2018.

Esto significa que solo el crecimiento económico logró contener el déficit público a lo largo del año. Sin este avance del PIB, el desfase presupuestario habría crecido en unos 3.000 millones de euros. Las subidas de cotizaciones sociales aprobadas hace un año no habrían sido suficientes para financiar todos los gastos aprobados a lo largo del curso: subida de las pensiones, del salario de los funcionarios, la mejora de la protección a desempleados, la recuperación del gasto sanitario, etc.

Foto: Montaje: EC

“No estamos abriendo los espacios para hacer políticas contracíclicas cuando se necesiten”, explica Jorge Sicilia, economista jefe del Grupo BBVA. En su opinión, “todo lo que vaya en la línea de reducir de manera estructural el déficit público será bienvenido”. Hace tres años, en 2017, España tenía equilibrio presupuestario estructural y ahora tendría un déficit del 0,7% del PIB. Esta estimación va en la misma dirección que la última revisión de la Comisión Europea, que elevó el déficit estructural total de 2019 hasta el 3,1% del PIB, dos décimas por encima del dato de 2018 y por encima ya del umbral del 3%.

Este deterioro de la posición fiscal de España es el resultado de las políticas fiscales expansivas de los gobiernos de Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. El panel de analistas de Funcas ha lamentado en numerosas ocasiones el tono expansivo de la política fiscal española, que debería ser neutral o restrictiva en esta fase del ciclo económico. Ninguno de los 19 servicios de estudios que conforman el panel de Funcas cree que la política actual sea restrictiva, sin embargo, 15 creen que es expansiva. Si bien es cierto que ha sido una ayuda para estimular la actividad económica, también lo es que se ha perdido toda esta fase expansiva del ciclo para equilibrar las cuentas públicas.

En octubre de 2018, el flamante Gobierno de Pedro Sánchez envió a la Comisión Europea su primer Plan Presupuestario. Para comunicar todas las novedades, el presidente convocó un Consejo de Ministros extraordinario liderado por las ministras de Economía y Hacienda, Nadia Calviño y María Jesús Montero. En ese momento, el Gobierno lanzó uno de los anuncios más importantes de su compromiso con la estabilidad presupuestaria: “Por primera vez desde 2007, España va a registrar superávit primario, descontados los intereses de la deuda pública, lo que implica reducir la deuda”.

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