Menos aceite de oliva y más barato: los precios marcan mínimos de cuatro años

Un ejercicio para el olvido. Así cierra el año el sector oleícola, con una caída media de precios del 27% respecto a 2017 pese a la bajada de producción. Todas las categorías se sitúan por debajo de la campaña pasada y en un nivel inferior a la media de las cuatro anteriores, según el último Boletín del Mercado de Aceite de Oliva elaborado por el Ministerio de Agricultura.

En concreto, el aceite de oliva virgen extra cierra en 2,84 euros por kilo frente a los 3,60 euros del año pasado (es decir, con un descenso del 21%) o los 2,95 euros de 2014. La caída interanual es del 27% para el aceite de oliva virgen, del 31% para el lampante y del 30% para el refinado, lo que sitúa las cotizaciones en un nivel inferior al de Italia (con 5,82 euros por kilo en virgen extra) o Grecia (2,94 euros).

TE PUEDE INTERESAR

Los españoles se pasan al aceite de girasol ante el 'boom' de precios en el de oliva

Marina Valero Gráficos: Jesús Escudero

¿Por qué caen los precios en España tras cuatro años en niveles elevados? La pregunta no es fácil y varía en función de quién la responda. La industria lo atribuye a las buenas previsiones meteorológicas, con un invierno más cálido y lluvioso de lo habitual que anticipa una buena cosecha en 2019. No obstante, los datos que conocemos hasta ahora no son alentadores.

La producción ha caído de manera drástica en noviembre (segundo mes de la campaña) hasta las 102.500 toneladas, quedándose en menos de la mitad de lo obtenido ese mismo mes del año pasado. La media de los cuatro últimos ejercicios es 202.200 toneladas. Agricultura lo atribuye al retraso en la maduración y a las lluvias, que han dificultado la recolección.

"Se había estimado un inicio de campaña mejor que lo que realmente ha sido" y eso es lo que motivó la bajada de precios, justifican fuentes empresariales. Esa bajada de producción imprevista viene acompañada de una caída del rendimiento medio (cantidad de aceite que se extrae de un kilo de aceitunas), una circunstancia que preocupa sobremanera a los productores.

El responsable de aceite de oliva de COAG, Juan Luis Ávila, asegura que la bajada de precios en origen no obedece a una situación de mercado ni tiene una explicación lógica. "La especulación es permanente en este sector. Hay una parte interesada que juega al despiste con los datos, y este año le ha salido bien", sugiere tras acusar a las autoridades de Competencia de mirar para otro lado.

¿Empujón al consumo?

Las empresas y los productores discrepan sobre los efectos de la caída de precios. Las primeras vislumbran un (necesario) aumento del consumo de aceite de oliva, últimamente eclipsado por el aceite de girasol. Las fuertes oscilaciones de tarifas en origen bloquean la demanda y hacen que muchos españoles se pasen a otros aceites más económicos, pues los supermercados casi siempre repercuten la subida en los lineales.

Pero los distribuidores ahora no tienen por qué trasladar la bajada de precios, advierten desde COAG. "Esta circunstancia tampoco beneficia al consumidor salvo en cuatro ofertas puntuales", apunta Ávila. Eso no significa que no existan multas por casos puntuales de venta a pérdidas en supermercados, si bien esta práctica es cada vez menos común en aceite de oliva. No pueden decir lo mismo los ganaderos.

"¿Va a establecer el Ministerio de Agricultura algún método de regulación que impida la guerra de precios y fluctuaciones del aceite de oliva?", expuso el diputado 'popular' Javier Calvente en una pregunta parlamentaria a la que ha tenido acceso este periódico. En respuesta, el Gobierno pone en valor los programas cofinanciados por la Unión Europea desde 2009 para aumentar el consumo y difundir las propiedades de este producto tanto en España como en los países a los que exportamos.