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Europa se juega el 20% de sus exportaciones en la guerra comercial de Trump
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Europa se juega el 20% de sus exportaciones en la guerra comercial de Trump

Uno de cada cinco euros de bienes exportados fuera de la UE desde países miembros tuvo como destino Estados Unidos. La balanza comercial es clave para la salud del crecimiento

Foto: Donald Trump, presidente de EEUU. (Reuters)
Donald Trump, presidente de EEUU. (Reuters)

Los tambores de guerra comercial son ya el principal quebradero de políticos, empresarios e inversores. La deriva proteccionista de Donald Trump supone un ataque al libre comercio global, lo que ha provocado nerviosismo en las bolsas, que suelen funcionar como indicador adelantado de incertidumbre. No en vano, la Unión Europea se juega el 20% de sus exportaciones en esta dinámica.

Estados Unidos fue el principal mercado receptor de las ventas de bienes desde Europa al exterior, según datos de Eurostat. En 2017 alcanzaron los 375.459 millones de euros, el 20% de las exportaciones. Es decir, uno de cada cinco euros exportados fuera del área común. Por el contrario, las importaciones desde Estados Unidos sumaron 255.483 millones, lo que arroja un saldo positivo para la Unión Europea de 119.976 millones.

Aunque la mayoría de países miembros tienen otros socios europeos como sus compradores más importantes, fuera del viejo continente Estados Unidos sobresale con fuerza en un momento en que hay amenazas contra el comercio internacional. La economía norteamericana supera con creces a los siguientes socios: China copa el 11% de las exportaciones, Suiza un 8% y Rusia y Turquía un 5% en cada caso.

Por detrás aparecen Japón, con un 3,2% de las ventas al exterior en 2017, y otros siete países con al menos un 2%: Noruega, Corea del Sur, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, India, México y Canadá, mientras que Hong Kong, Australia y Brasil están al borde. Sudáfrica y Argelia superan el 1% de las exportaciones europeas. En términos generales, Europa tiene su superávit comercial en niveles récord, lo que constituye un crecimiento más sostenible que en el pasado.

Foto: Donald Trump, presidente de EEUU. (Reuters)

El discurso proteccionista de Donald Trump no es nuevo. De hecho, fue una de las premisas que articuló su discurso preelectoral, aunque el mercado únicamente se quedó entonces con los incentivos fiscales que había celebrado Wall Street hasta este año. Ahora, la posibilidad de guerra comercial es el principal miedo de los gestores de fondos a escala global, según la encuesta mensual de Bank of America Merrill Lynch.

El polémico mandatario abrió la veda con los aranceles a la importación de acero (25% sobre el precio) y aluminio (10%) para proteger la industria local, según ha venido defendiendo en las últimas semanas. Los primeros aranceles excluyen a la Unión Europea, Australia, Argentina, Brasil y Corea del Norte, así como a sus socios México y Canadá. Pero para China alcanza los 60.000 millones de dólares, en palabras (o tuits) del propio inquilino de la Casa Blanca.

En Europa reina la incertidumbre. Aunque se habían abierto canales de diálogo, Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, dejó claro la semana pasada que Bruselas quiere una “exención permanente” para los nuevos aranceles y no solo temporal, como ha decidido Trump. “No hablamos, por principio, cuando tenemos una pistola en la cabeza”, señaló, por su parte, Emmanuel Macron, presidente de Francia. Aunque hasta ahora, Estados Unidos y Europa están entre las zonas menos proteccionistas con sus aranceles, según Statista.

China ha respondido de forma comedida con aranceles a una escala muy inferior a la anunciada por Trump, aunque ha creado futuros para negociar en su divisa, el yuan, la compra de petróleo a plazo. Esto devuelve al mercado los fantasmas de guerra de divisas que sobrevolaron a finales del año pasado y que los principales banqueros centrales habían tratado de disipar en el arranque de 2018.

Países más expuestos

Pese a que el comercio internacional de la Unión Europea es especialmente interno, varios países tienen a Estados Unidos como uno de sus socios comerciales más relevantes. Sobre todo Irlanda, con un 27% de sus exportaciones gracias a la deslocalización de grandes compañías como las tecnológicas de Silicon Valley. En este caso, los aranceles no serían un problema, aunque sí podría serlo a largo plazo la reforma fiscal que trata primero de repatriar beneficios y, después, fábricas.

En segundo lugar está Reino Unido, aún en la Unión Europea, con el 13% de sus ventas al extranjero. Seguidamente está Alemania, con el 9% de las exportaciones. La locomotora germana es una de las principales fábricas del mundo, con lo que una guerra mundial golpearía de lleno a su economía. Para Italia también son el 9% de las exportaciones, mientras que en Dinamarca alcanzan el 8% y el 7% en Francia, Finlandia y Suecia.

Las exportaciones europeas a Estados Unidos, si se tienen en cuenta los datos de Eurostat de 2017, se dividen en 19.597 millones de euros en alimentos, bebidas y tabaco; 4.885 millones de euros en materias primas; 11.266 millones en combustibles minerales, lubricantes y materiales relacionados; 84.169 millones en productos químicos y productos relacionados, y 166.629 millones en maquinaria y equipos de transporte.

Exportaciones españolas

España no está entre los países más afectados de forma directa. Los principales compradores de productos enviados desde fábricas españolas son Francia (15%), Alemania (11%), Italia (8%), Portugal (7%) y Reino Unido (7%). En total, más del 60% de exportaciones españolas se queda en Europa. Sin embargo, una guerra comercial tiene sobre todo perdedores. Tampoco está claro el beneficio para el país que impone los aranceles. “Un déficit comercial ya no es un juego de suma cero entre un país con déficit comercial frente a un país con superávit comercial, debido entre otras razones a la cadena de suministro y la propiedad globalizada de las empresas”, recuerda Yee Kok Wei, gestor de Fidelity.

Foto: Un buque de carga sale del puerto de Algeciras con dirección a China. (EFE)

En efecto, las economías cada vez están más interrelacionadas. España es un ejemplo de ello, con una producción cada vez más internacionalizada. Las exportaciones de bienes batieron un récord de 277.126 millones de euros, un 9% más que en el ejercicio anterior. La devaluación interna durante la crisis impulsó la venta de bienes al exterior como epicentro de la recuperación.

Una vez dejada atrás la recesión, continúan la contención salarial y el crecimiento de las exportaciones, aunque también han vuelto a aumentar las importaciones con fuerza. Esto es clave, ya que España ha tenido un problema históricamente de desequilibrios en su balanza de pagos que dejaron en una posición de extrema vulnerabilidad a la economía en 2008.

Durante la crisis disminuyó el saldo negativo de la posición de inversión internacional neta (PIIN) hasta estancarse al borde del billón (millón de millones) de euros, según las estadísticas del Banco de España. Esto es, el pasivo de la economía española con el resto del mundo, también conocido como deuda externa. En 2017, según los datos publicados este lunes, aumentó desde los 933.000 millones hasta los 940.000 millones de euros. Aunque creció menos que el PIB, con lo que la ratio sobre la generación de riqueza disminuyó desde el 83,6% hasta el 80,8%.

Los tambores de guerra comercial son ya el principal quebradero de políticos, empresarios e inversores. La deriva proteccionista de Donald Trump supone un ataque al libre comercio global, lo que ha provocado nerviosismo en las bolsas, que suelen funcionar como indicador adelantado de incertidumbre. No en vano, la Unión Europea se juega el 20% de sus exportaciones en esta dinámica.

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