Marruecos tensa la cuerda con Europa por el pacto pesquero (y el control del terrorismo)

Marruecos se la juega. Su acuerdo pesquero con la Unión Europea pende de un hilo desde que el abogado general del Tribunal de Justicia, Melchior Wathelet, consideró que Europa no había tenido en cuenta a los saharauis, a los que Rabat niega el derecho de libre determinación. El gobierno marroquí ha dado este jueves un golpe sobre la mesa para dejar claro que una sentencia desfavorable puede tener consecuencias “catastróficas” para todos.

Lo ha hecho a través del presidente del Consejo provincial de Dahkla, región situada en el Sáhara Occidental y estratégica para la pesca por el volumen de capturas que representa. “Marruecos es garante de la seguridad en Europa. Sin acuerdo pesquero seremos más débiles, y cuanto más débiles seamos, peor podremos controlar a los terroristas”, advierte Sidi Ahmed Bekkar no sin antes matizar que las relaciones con Europa no tienen por qué verse deterioradas. “Somos vecinos y el vínculo es más grande que cualquier convenio”.

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Eso sí, deja claro que Marruecos no cederá en este pulso. Si el TJUE lo anula, se acabó el acuerdo pesquero con la Unión Europea -que en estos momentos se encuentra prorrogado hasta julio-. Los saharauis serían los primeros en verse afectados a juicio de Bekkar. “Vivimos de la pesca”, señala tras advertir de que “el Sáhara no será jamás otra cosa distinta a Marruecos”.

Incluso ha llegado a comparar el conflicto con Cataluña. “No estamos dispuestos a dividir Marruecos en cinco porque eso no beneficiaría a nadie. Lo importante es mejorar la vida de los habitantes lejos de los problemas que causa el separatismo”. Bekkar ha concluido su alegato, durante el cual no se ha mordido la lengua, defendiendo la legalidad del acuerdo pesquero.

"El 75% de los fondos europeos dirigidos a Marruecos se han invertido en el Sáhara Occidental"

Pero el abogado general del TJUE no tiene tan claro que el acuerdo sea lícito. En su opinión, la Unión Europea ha incumplido su obligación de no reconocer la situación ilegal en la que se encuentran los territorios saharauis y no se ha preocupado por garantizar que los habitantes de ese territorio se beneficien de la explotación de los recursos naturales. Hablamos de una región muy rica en reservas pesqueras, donde al menos 40.000 personas trabajan en este sector de manera directa o indirecta.

Da la razón así a activistas como Western Sahara Campaign, muy críticos con el acuerdo. Y genera una tremenda incertidumbre tanto en Europa como en Marruecos, pues el Tribunal Europeo de Justicia suele hacer caso a sus abogados generales en sus sentencias. El dictamen se conocerá a finales de febrero. Entre tanto, las partes interesadas se reunirán este viernes en Dakhla en el marco de la Comisión Mixta UE-Marruecos. Este jueves, además, los países de la UE autorizaron a la Comisión Europea a que empiecen a negociar para renovar el texto.

El acuerdo pesquero prevé una inversión de 40 millones de euros anuales en el sector de la pesca en Marruecos: 30 millones provienen de Bruselas y otros 10 millones son aportados por los armadores europeos. De esa cantidad, 16 millones están destinados a derechos de acceso y 14 millones deben apoyar la política sectorial de Marruecos (con instalaciones como la lonja de Dahkla, en la que se han invertido 2,5 millones de euros, por ejemplo).

“El 75% de los fondos recibidos se han invertido en el Sáhara Occidental”, apunta Reda Chami, director general del primer grupo pesquero de la región por volumen de trabajadores (1.400) y facturación: King Pelagique. Es una de las 60 empresas dedicadas a la pesca en todas sus fases de producción, exporta a los cinco continentes, algunas marcas gallegas (como Frinsa o Vigilante) están entre sus clientes y el 33% de sus ventas corresponde a Europa. España representa el 12%, es su tercer mercado en sardina congelada y su quinto mercado más importante en conservas.

“Marruecos no aceptará bajo ningún concepto que se excluya al Sáhara Occidental del acuerdo con la UE”, asegura Chami. También advierte sobre lo que se juega Marruecos (y Europa) si dicho convenio no se renueva: miles de empleos, pérdida de competitividad, deterioro de las inversiones y posibles aranceles a la entrada de productos en la Unión de los 28.