La desigualdad se reduce: los salarios más altos caen un 5% y los bajos suben un 10%

La recuperación del empleo empieza a beneficiar a las capas más bajas de la sociedad. Esta es la conclusión de los indicadores que se han ido conociendo en los últimos meses. El último es el publicado hoy por el INE a raíz de los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondientes al año 2016. En ese ejercicio el salario bruto del primer decil (el 10% con menor retribución) avanzó un 10% hasta los 462,72 euros mensuales. Un incremento que contrasta con la caída del 5% del salario del décimo decil (el 10% con mayor retribución) que cayó hasta 4.568,68 euros mensuales.

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En líneas generales, los salarios subieron entre las clases bajas y medias-bajas y solo cayeron en el 30% con mayores ingresos, a partir de los 2.100 euros brutos mensuales. En el conjunto del país, el salario medio se redujo un 1% en 2016, hasta los 1.878,09 euros. Una parte de esta caída entre las rentas más altas se explica porque se incorporan asalariados en los deciles bajos, como consecuencia, las personas de los deciles altos dan el salto a uno superior, con lo que bajan la media de este decil. Por ejemplo, el límite inferior de salarios en el decil con mayor renta pasó de 3.425 euros en 2015 a 3.325 euros en 2016, un descenso del 3%. Esto significa que todas las personas que antes cobraban 3.350 euros brutos mensuales pasaron de estar en el noveno decil al décimo, lo que resulta en un descenso del salario medio del 10% más rico.

Este efecto de la creación de empleo afecta a la desigualdad reduciéndola, aunque solo sea por este factor estadístico de la variación en los límites de cada decil. Pero lo mismo ocurría en los años en los que se destruía empleo y crecía tan rápido la desigualdad (una buena parte se debía al cambio en los límites de los deciles). La buena noticia para España es que la entrada de asalariados permite elevar el nivel de renta de las capas bajas de la sociedad, a pesar de que la bolsa de desempleados todavía es muy grande.

Sin embargo, estos datos esconden una noticia muy negativa: la entrada de asalariados se produce en los deciles bajos. En otras palabras, se crea un empleo peor que el que ya existe. Si subieran los límites de los deciles entre las rentas altas y cayesen entre los bajos significaría que se crearía trabajo de más calidad. Es un efecto puramente estadístico, pero es el problema de la distribución por deciles en fases de mucha creación (o destrucción) de empleo. La conclusión, por tanto, es que ni antes crecía tan rápido la desigualdad, ni ahora se reduce tanto.

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El dato clave es el del salario medio, que se redujo casi un 1%, lo que muestra que los nuevos trabajadores entran por debajo de la media. También refleja que la retribución de los empleados que ya estaban contratados apenas aumentó en 2016. El salario medio de los empleados que llevan menos de un año en su puesto de trabajo se redujo un 1,5%, de 1.250 euros a 1.230 euros brutos mensuales. No solo ha caído más que el salario medio del conjunto del país, sino que es casi un 35% menos que el salario medio en España.

En cualquier caso, la desigualdad sigue siendo muy alta. El 10% con más ingresos salariales tuvo en 2016 un sueldo bruto que fue casi un 900% superior al 10% con menores ingresos. Desde el inicio de la crisis, el salario del primer decil ha caído casi un 8%, mientras que el del del décimo decil se ha incrementado en un 24%.