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Controladores vs. Ejército y vigilantes vs. Guardia Civil: dos conflictos, misma reacción
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el gobierno siempre recurre a las fuerzas de seguridad

Controladores vs. Ejército y vigilantes vs. Guardia Civil: dos conflictos, misma reacción

La estrategia del socialista José Blanco para abordar el pulso con los controladores fue similar a la de Íñigo de la Serna. En 2010 tiraron de militares. Hoy ponen a la Guardia Civil en primer plano

Foto: Efectivos de la Guardia Civil en el aeropuerto de Barcelona-El Prat a causa de la huelga que llevan a cabo los trabajadores de Eulen. Foto
Efectivos de la Guardia Civil en el aeropuerto de Barcelona-El Prat a causa de la huelga que llevan a cabo los trabajadores de Eulen. Foto

La estrategia de los trabajadores y el escenario del conflicto no son los únicos parecidos razonables entre el conflicto de los controladores aéreos y el de los de vigilantes de seguridad en Barcelona-El Prat. El Gobierno terminó recurriendo a las fuerzas de seguridad del Estado en ambos casos: el Ejército y la Guardia Civil, respectivamente.

Pero… ¿cómo se llegó a esa situación? Y lo más importante, ¿cómo se resolvió?

Qué hay detrás del pulso

Todo empezó a principios de 2010 con un decreto-ley que devolvió a Aena la capacidad de gestión del tráfico aéreo, hasta entonces en manos de los controladores. Poco después entró en vigor una ley que establecía una nueva organización del trabajo y rebajaba los salarios de ese colectivo, poniendo en alerta a los empleados y motivando una demanda de conflicto interpuesta por el sindicato USCA. Fue desestimada por la Audiencia Nacional en mayo. A partir de ese momento, arrancó el cruce de acusaciones: Aena denunció un repunte del absentismo laboral y las compañías aéreas culparon a los controladores de provocar retrasos y cancelaciones.

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En el caso de los vigilantes de seguridad de Eulen, empresa subcontratada por Aena en Barcelona-El Prat, los motivos –y los sueldos– son distintos. La convocatoria de paros se registró hace más de 15 días como medida de presión para conseguir una mejora de los salarios y más contrataciones ante la supuesta falta de mano de obra, aludiendo a la evidente pérdida de poder adquisitivo en los últimos años. En última instancia, los sindicatos responsabilizan a las adjudicaciones a la baja de Aena, pretexto que también utiliza Eulen cuando sus trabajadores reclaman subidas salariales de 350 euros al mes.

Paros encubiertos vs. huelga de celo

En ambos conflictos se buscaba un mismo objetivo: no perder poder de compra o, mejor dicho, recuperarlo, aunque el nivel retributivo de los controladores no tiene ni punto de comparación con el de los vigilantes de seguridad (mileuristas). El caos crecía por momentos en los aeropuertos españoles en 2010, pues esa situación afectaba a todo el espacio aéreo y no solo a Barcelona-El Prat. El ministro de Fomento de la época, el socialista José Blanco, terminó habilitando a controladores militares para que ocuparan puestos de trabajo en aeropuertos civiles. Mientras tanto, Aena acusaba a los trabajadores de organizar una huelga encubierta.

Foto: Los trabajadores de Eulen siguen en huelga de celo para exigir una mejora de sus condiciones. (EFE)

Salvando las distancias, tampoco es casualidad que cada vez más vigilantes de Eulen estén cogiéndose la baja médica (ya van más de cuarenta). Los que están en activo prosiguen con los controles minuciosos y lentos cuando no hay paros convocados, una práctica abusiva que ha provocado colas de hasta una hora en las terminales de El Prat.

[Lea aquí: ¿Hasta qué punto es legal la huelga de celo?]

Parálisis en vacaciones

Una diferencia importante está en los tiempos. El conflicto de los controladores se prolongó durante casi un año, mientras que el de los vigilantes de El Prat va camino de tres semanas. Uno de los momentos más críticos del primero se vivió durante el puente de la Constitución (diciembre), cuando el Ministerio de Defensa asumió el control del espacio aéreo. El segundo ha estallado en plena operación salida (finales de julio) y podría extenderse a finales de agosto.

placeholder El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna. (EFE)
El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna. (EFE)

¿Qué pasó cuando los controladores se pusieron de acuerdo para convocar una huelga formal? Los trabajadores decidieron dejarla para después de agosto para no perjudicar al sector turístico, pero mantuvieron la amenaza ante la falta de avances en la negociación de un nuevo convenio colectivo. Esto sirvió para que USCA y AENA firmaran un preacuerdo por el que aceptaban las condiciones laborales establecidas por Fomento a cambio de flexibilizar la jornada laboral en función de la carga de trabajo. Pero los controladores abandonaron las negociaciones por incumplimiento del preacuerdo en octubre, para anunciar cierres del espacio aéreo en Galicia “por exceso de horas trabajadas” a partir de finales de noviembre.

Foto: Largas colas en el aeropuerto de Barcelona-El Prat. (EFE)

¿Y ahora qué?

A principios de diciembre –y coincidiendo con el puente de la Constitución–, se decretó el cierre del espacio aéreo en Barajas, Baleares, Canarias y Galicia después de que se acusara a los controladores de dejar sus puestos de trabajo. No obstante, estos acudieron a los tribunales para demostrar que no hubo sedición ni abandono masivo de sus funciones. Hasta 19 jueces les dieron la razón.

¿Cómo se resolverá la situación en El Prat? No sabemos cuándo ni de qué manera. De momento, Fomento ya ha intensificado la presencia de la Guardia Civil en los controles del aeropuerto para “mantener el orden público”. No obstante, los agentes en ningún caso sustituirán a los vigilantes en sus funciones. Íñigo de la Serna no descarta adoptar medidas adicionales el próximo lunes, fecha en la que daría comienzo la huelga indefinida de 24 horas. “Ese será el momento crítico”, apostilla el ministro. Otro de los retos es evitar que se expanda a otros aeropuertos españoles, cosa que parece difícil a tenor de la convocatoria de paros parciales de los vigilantes de A Coruña y Santiago de Compostela a partir del 20 de agosto.

La estrategia de los trabajadores y el escenario del conflicto no son los únicos parecidos razonables entre el conflicto de los controladores aéreos y el de los de vigilantes de seguridad en Barcelona-El Prat. El Gobierno terminó recurriendo a las fuerzas de seguridad del Estado en ambos casos: el Ejército y la Guardia Civil, respectivamente.

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