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El consumo de los hogares sale del letargo, pero todavía continúa en niveles de 2006
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LA VENTA DE ELECTRODOMÉSTICOS VE POR FIN LA LUZ

El consumo de los hogares sale del letargo, pero todavía continúa en niveles de 2006

El consumo de los hogares ha salido del sopor, pero continúa en niveles de hace una década. Lo más relevante es que crece más rápido que la renta.

Foto: Gasto trimestral en consumo de los hogares en miles de millones. (Fuente: INE)
Gasto trimestral en consumo de los hogares en miles de millones. (Fuente: INE)

El consumo de los hogares ha salido del sopor –ha vuelto a crecer en términos anuales–, pero aun así continúa en niveles de hace una década. Lo más relevante, sin embargo, es que ahora crece de forma más rápida que la renta disponible, lo que significa, lisa y llanamente, que la tasa de ahorro continúa deteriorándose. Hasta el punto de que compromete su sostenibilidad salvo que la economía pise el acelerador en el ritmo de creación de empleo, que es la principal fuente de riqueza de los hogares.

El avance del consumo se manifiesta de forma diáfana en el indicador sintético –que recoge la evolución del gasto de las familias–, que crece a un ritmo del 4,3% anual, Por primera vez desde 2010 se ha situado por encima de los 100 puntos, lo que refleja su empuje.

Hay que tener en cuenta, en todo caso, que se parte de niveles muy bajos debido a la intensidad de la crisis. De hecho, hay que remontarse a los últimos trimestres de 2006 para encontrar cifras similares. Aunque el INE aún no ha publicado las cifras correspondientes al cuarto trimestre de 2014, el gasto en consumo final de los hogares superará en 2014 ligeramente los 600.000 millones de euros, lo que da idea de su importancia en términos económicos.

Como sostiene el director de un importante servicio de estudios, “está sorprendiendo positivamente al alza” la evolución del consumo de los hogares, lo que no parece coherente con los fundamentos económicos. Es decir, que las familias gastan más que su renta disponible, lo que significa que están tirando de sus menguados ahorros después de un sexenio de crisis.

El mayor gasto (aunque sea a costa del ahorro) explica las mejoras que se están produciendo en la confianza de los consumidores, que ha vuelto a niveles desconocidos desde 2001. Por lo tanto, por encima de los años inmediatamente anteriores a la crisis, que fueron ejercicios de fuerte expansión de la actividad económica.

Este sustancial aumento de la confianza tiene que ver con la creación de empleo –434.00 puestos de trabajo en el último año–, pero también con la baja inflación, que ha facilitado la recomposición de la renta disponible de las familias. Aunque los salarios estén prácticamente congelados (incremento medio del 0,5% en 2014), el hecho de que el IPC se sitúe en el entorno del -1% (por la bajada del crudo) ayuda a ganar renta disponible, y eso es lo que está detrás del repunte del consumo privado. Ocurre lo mismo en el caso de los pensionistas o de otras rentas de origen público.

No hay que olvidar que la propensión al consumo de los hogares con renta media o baja es mayor que la que se da en aquellos que tienen ingresos más elevados, lo que quiere decir que prácticamente todo lo que entra en un hogar se gasta y no hay capacidad alguna de ahorro, que es lo que está pasando.

Años de privaciones

Existe, además, otro factor muy relevante. Después de años de privaciones, muchos hogares han vuelto a renovar su equipamiento doméstico, aunque sea endeudándose para aprovechar los tipos de interés. Grandes cadenas de distribución y algunas entidades financieras han puesto en marcha en los últimos meses costosas campañas de publicidad para animar a las familias a consumir aunque no cuenten con la suficiente renta disponible.

Esto se ha materializado en sectores como la línea blanca de electrodomésticos, que después de una durísima crisis han visto cómo el mercado se daba la vuelta.

Los datos de Anfel, la patronal de los fabricantes e importadores de electrodomésticos, reflejan que las ventas crecieron el año pasado –ejercicio cerrado– un 7,8% en valor, mientras que en unidades el incremento fue del 11,8% respecto de 2013. Esto significa un evidente cambio de tendencia tras seis años de desplome. Las ventas de electrodomésticos habían caído nada menos que un 50% durante ese periodo. Ahora, los incrementos han sido especialmente notables en cocinas (63%), congeladores o frigoríficos, con alza superiores al 21%.

Estos aumentos explican en parte la evolución del comercio minorista. Las ventas reales se incrementaron por cuarto trimestre consecutivo. Entre octubre y diciembre la facturación aumentó el 0,5%, la mitad que en el trimestre precedente.

Ahora bien, mientras que los grupos de bienes duraderos y semiduraderos (equipo personal, equipamiento del hogar y otros productos) contribuyeron positivamente a la evolución de las ventas, el gasto en alimentación y, sobre todo, en estaciones de servicio se redujo en el cuarto trimestre, como recuerda el BBVA. En el conjunto del año 2014, las ventas minoristas aumentan un 1% en la serie corregida de efectos estacionales y de calendario.

El consumo de los hogares ha salido del sopor –ha vuelto a crecer en términos anuales–, pero aun así continúa en niveles de hace una década. Lo más relevante, sin embargo, es que ahora crece de forma más rápida que la renta disponible, lo que significa, lisa y llanamente, que la tasa de ahorro continúa deteriorándose. Hasta el punto de que compromete su sostenibilidad salvo que la economía pise el acelerador en el ritmo de creación de empleo, que es la principal fuente de riqueza de los hogares.

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