Desempleo y deuda se comen casi el 50% del gasto público en 2011

Los Presupuestos Generales del Estado para 2011 están a punto de entrar en el parlamento -este viernes el Consejo de Ministros aprobó el  proyecto de ley-, pero el margen de maniobra del Ejecutivo para enderezar el déficit público es algo más que limitado. Hasta el punto de que prácticamente el 50% del gasto lo consumirán dos partidas: desempleo e intereses de la deuda pública.

En concreto, ambas partidas supondrán el año próximo un gasto de algo más de 57.300 millones de euros, frente a los 122.022 que ha previsto gastar el Estado sin incluir la financiación de las administraciones territoriales. O dicho en otros términos, el Estado gastará el año que viene 30.240 millones de euros en pagar las prestaciones económicas por desempleo, y otros 27.000 millones se destinarán al servicio de la deuda. Aunque la vicepresidenta Salgado no quiso este viernes revelar la cuantía exacta de lo que gastará el Estado en  intereses -el día 30 se presentarán los presupuestos en el Congreso-  el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, desveló en una conversación posterior que esta partida aumentará en unos 4.000 millones de euros respecto de los 23.224 millones que gastará este año.

Los Presupuestos del Estado para 2011 nacen con un déficit de 24.388 millones de euros, cifra equivalente al 2,3% del PIB, lo que quiere decir que el Estado se gastará cerca de un 25% más de lo que será capaz de ingresar: 106.020 millones. Incluyendo la evolución presupuestaria de las administraciones territoriales, las necesidades de financiación representarán el 6% del PIB. En todo caso, lejos del -9,3% con que se cerrará este año o el -11,1% de 2009, cifra que se ha corregido una décima a la baja.

Este déficit público dará lugar a que el volumen de deuda siga creciendo en 2011 de forma importante. En concreto, el Estado tendrá que pedir prestado a los inversores unos 60.000 millones de euros, con lo que el endeudamiento público crece hasta representar el 68,7% del PIB. Esto quiere decir que en apenas tres años la deuda ha aumentado en 30 puntos de producto interior bruto (en 2008 se situaba en el 39,7%). O lo que es lo mismo, la factura de la crisis roza los 300.000 millones de euros (casi la tercera parte del PIB).

Salgado insistió este viernes en que el Ejecutivo cumplirá su compromiso ante Bruselas de situar el déficit en el 3% en 2013, lo que exigirá una fuerte política de austeridad en los próximos años. En este marco se explica la congelación de las retribuciones del personal al servicio del sector público para 2011 (consolidando así la rebaja del 5% aplicada desde el pasado mes de junio); o la reducción de la oferta de empleo público, mediante la aplicación de una tasa de reposición del 10% sobre las vacantes generadas en la Administración.

Previsiones optimistas

El Gobierno ha calculado estas cifras a partir de un crecimiento del PIB considerado alto por la mayoría de los institutos de coyuntura -un 1,3%-, pero aún así la tasa de desempleo no cede. Hasta el extremo de que se situará (media anual) en el 19,3% de la población activa. Y eso que el empleo crecerá un 0,3%, lo que supone la generación de unos 55.000 puestos de trabajo, muy poco para pinchar la enorme bolsa de paro.

El cuadro macroeconómico del Gobierno, en cualquier caso, no aporta novedades respecto al presentado en junio. Tan sólo confirma que la recuperación será muy lenta. Aunque como novedad  se da por hecho que con un crecimiento del PIB de sólo un 1,3% se volverá a crear puestos de trabajo, rompiendo la maldición histórica de la economía española, que nunca ha sido capaz de generar empleo neto con un aumento del PIB inferior al 2%.

Las previsiones del Gobierno, igualmente, se han hecho a partir de un escenario en el que los tipos de interés oficiales y reales -los que marcan los mercados- permanecerán prácticamente iguales, como subrayó este viernes la vicepresidenta segunda. “Si hay subida será extraordinariamente moderada”, aseguró Salgado.