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Djokovic gana una final titánica de Roland Garros ante Ruud y supera a Nadal en Grand Slams
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Imparable en todo el torneo

Djokovic gana una final titánica de Roland Garros ante Ruud y supera a Nadal en Grand Slams

El serbio logró su vigesimotercero Grand Slam (7-6, 6-3 y 7-5) para convertirse en el tenista con más grandes de la historia. Deja atrás a Nadal (22) y alcanza la cima de París

Foto: El balcánico asciende a la cúspide del tenis. (EFE/Caroline Blumberg)
El balcánico asciende a la cúspide del tenis. (EFE/Caroline Blumberg)

Novak Djokovic entra en la historia del tenis por la puerta grande y alcanza la cúspide de este deporte. El serbio derrotó a Casper Ruud en la gran final de Roland Garros en tres sets (7-6, 6-3 y 7-5 en más de tres horas) y sumó su vigesimotercero Grand Slam. Una cifra que convierte al balcánico en el tenista masculino con más grandes torneos tras superar a Rafa Nadal (22). Nunca un jugador tan longevo había ganado en la tierra batida de París. También es el primer hombre que conquista tres veces cada uno de los Grand Slams. A sus 36 años, el serbio logró calmar la presión y la tensión del primer set para forzar el tie-break (7-1) y remontar a un Casper Ruud que brilló en un inicio arrollador.

El noruego lo dio todo, pero no fue suficiente ante uno de los tenistas más brillantes e insaciables que haya dado este deporte. Djokovic plasmó en la final su recorrido en Roland Garros, yendo claramente de menos a más hasta firmar un tenis perfecto con saques demoledores, derechazos, dejadas, un revés de élite y una comprensión del juego inalcanzable. Djokovic cambió la tendencia en el primer set y se llevó la final a su terreno. Ya nunca la soltaría pese a los intentos de Ruud en el tercer set. Con Rafa Nadal en el dique seco, Novak es el Rey del tenis.

La puesta en escena de Casper Ruud sirvió para romperle el saque a Novak Djokovic en el segundo juego. El serbio se vio con un 0-2 en contra a las primeras de cambio. Un aviso para navegantes de que el noruego había aprendido la lección de la temporada pasada, cuando Rafa Nadal le arrolló en la Philipe Chatrier en tres sets. Sin apenas viento, como en otros encuentros, Djokovic estaba muy incómodo en la pista. El 0-3 ya dio señales de dominio del nórdico, con un Ruud rápido, concentrado y perfectamente adaptado a la pista. El noruego flotó con un revés y una derecha muy sólida, mientras Djokovic, que no había entrado bien en el partido, cometía errores no forzados a borbotones.

El 1-4 (y los 13 errores no forzados) dejaron a Djokovic recordando lo que ya le sucedió con Medvedev en su día. Elucubrando si podría sostener la presión que significaba poder convertirse en el tenista con más Grand Slams del mundo y superar a Rafa Nadal. La presión se palpó en la cara del balcánico y el servicio demoledor de Nole volvió a aparecer, como contra Alcaraz, para reequilibrar el encuentro (2-4). No se quedaría atrás Ruud, moviendo por toda la pista a Djokovic e intercalando agresividad con un tenis rico y completo. Un puntazo increíble, que no parecía acabar... se lo embolsó Djokovic tras el fallo de Ruud al estrellar la pelota en la red para el 3-4 y recuperar el break point del noruego.

Djokovic remontó con un tenis sublime

Djokovic carburó y puso el modo animal en marcha. Logró salvar un juego que pintaba negro para el 4-4 y empezó una guerra entre el revés cruzado del serbio y los derechazos del noruego. Ruud se embolsó el décimo juego en una batalla sin tregua con el mejor Djokovic asomando la cabeza (4-5). El partido había estallado a la hora de encuentro, con un nivel altísimo y la sensación de que iba para largo.

Ruud voló sobre la arcilla, con globos entre las piernas y Nole perdonando el smash. El puntazo del noruego levantó a todo París y el noruego soñó con cerrar el primer set. Sin embargo, Djokovic sacó a pasear su grandeza para remontar un 0-30 en contra con el revés y empatar de nuevo (5-5). La tendencia había cambiado, con un Nole menos proclive al fallo. El serbio había elevado el nivel, aunque Ruud no titubeó. Le sirvió de nuevo para irse al 5-6. El servicio abierto de Djokovic y la posterior derecha rescató de nuevo al balcánico (6-6). Llegó el tie-break y el festival de reveses que cayó en el zurrón del serbio. Djokovic, tras 1 hora y 20 de partido, ganó la muerte súbita (7-1) y ganó el primer set tras estar 1-4 juegos abajo (7-6).

El segundo set empezó con un Djokovic lanzado (2-0) y con una paleta de golpeos de primerísimo nivel, mientras el cielo de París amenazaba con descargar lluvia. El serbio había abandonado esas sensaciones iniciales de duda, creciendo y rozando la perfección. A Ruud le tocaba atravesar su momento más complicado y evitó el juego en blanco para el 3-0 de Nole y un parcial de 24 a 6 en los últimos puntos en juego. El noruego respiró en el cuarto juego (3-1). Solo fue una parada en el camino. El serbio no dio opciones a Ruud. La experiencia de Djokovic, trabajando punto por punto, hizo que el balcánico se marchara hasta el 4-2. El noruego buscó agarrarse al set a palazos y mejoró su nivel, pero no hubo manera de frenar un ciclón llamado Novak que cerró el set con un juego en blanco de Ruud (6-3).

El servicio de Djokovic lo cambió todo

La velocidad de crucero de Djokovic mermó a Ruud y llegó al tercer set en horas bajas. No había margen para fallar. El noruego tiró de su servicio, donde Djokovic había sido superior durante toda la final, para llevarse el primer juego. El serbio no dudó con su demoledor saque para igualar el tercer set y dejar en blanco a Ruud. El serbio tuvo la oportunidad de romperle el saque y sentenciar prácticamente la final. Pero no lo hizo. Ruud vendió cara su piel ante un Djokovic a un nivel estratosférico.

Fue entonces cuando Ruud se agarró al partido gracias a su revés (1-2). El servicio del balcánico era una bomba nuclear e igualó el marcador (2-2). El serbio quiso acortar al máximo el intercambio de puntos y Ruud aprovechó su servicio. Era el único momento de paz, porque cuando sacó Djokovic volvió a inclinar la balanza. El serbio era un muro sin grietas, que devolvía todo con solidez y arrancaba puntos y admiración de las gradas (3-3). Los derechazos de Nole daban pavor, pero Ruud estaba decidido a plantar batalla (3-4).

placeholder Ruud sufrió en el segundo set. (EFE/Mohammed Badra)
Ruud sufrió en el segundo set. (EFE/Mohammed Badra)

El noruego se defendió como gato panza arriba. En una pista con un ruido ensordecedor, Ruud acarició el break con 0-30 arriba, hasta que Djokovic, como siempre, sacó a pasear su servicio y remontó el juego (4-4). Superadas las tres horas de partido, el noruego no se explicaba cómo Nole restaba con tanta precisión. Se rehizo, escuchó los consejos de su padre y de Pedro Clar y confirmó que había final por delante (4-5). Sin embargo, se volvería a repetir la misma historia, con Djokovic dominando el juego con su servicio y logrando dos juegos en blanco y un tercero superlativo (7-5). Djokovic toca el cielo y se convierte en el tenista con más Grand Slams de la historia (23).

Novak Djokovic entra en la historia del tenis por la puerta grande y alcanza la cúspide de este deporte. El serbio derrotó a Casper Ruud en la gran final de Roland Garros en tres sets (7-6, 6-3 y 7-5 en más de tres horas) y sumó su vigesimotercero Grand Slam. Una cifra que convierte al balcánico en el tenista masculino con más grandes torneos tras superar a Rafa Nadal (22). Nunca un jugador tan longevo había ganado en la tierra batida de París. También es el primer hombre que conquista tres veces cada uno de los Grand Slams. A sus 36 años, el serbio logró calmar la presión y la tensión del primer set para forzar el tie-break (7-1) y remontar a un Casper Ruud que brilló en un inicio arrollador.

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