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"¿Cómo voy a ganar a Djokovic a palos?": la marcha extra que acabó en lesión para Alcaraz
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PROBLEMA EN EL GEMELO QUE LE DEJA SIN FINAL

"¿Cómo voy a ganar a Djokovic a palos?": la marcha extra que acabó en lesión para Alcaraz

Tras igualar un partido que se le había puesto complicado y en su mejor momento de las semifinales, el español sintió un pinchazo en el gemelo derecho de su pierna que fue definitivo y le impidió pelear por entrar en la final de Roland Garros

Foto: Carlos Alcaraz, abatido en pista tras lesionarse frente a Novak Djokovic. (Reuters/Kai Pfaffenbach)
Carlos Alcaraz, abatido en pista tras lesionarse frente a Novak Djokovic. (Reuters/Kai Pfaffenbach)

Carlos Alcaraz no podrá ser campeón de Roland Garros este año. El tenista español, que estaba volando en París y jugando a un nivel altísimo, cayó lesionado en las semifinales ante Novak Djokovic, lo que le hizo entregar la cuchara en el tramo final de partido y verse resignado a ver cómo el serbio se llevaba un encuentro que el número uno había conseguido ponerse de cara. Una nueva lesión que, otra vez, le impide pelear por cotas más altas cuando luchaba por ello.

El propio Alcaraz reconocía lo sucedido al término del partido: "Si alguien te dice que es lo mismo tener a Djokovic al otro lado de la red que a otro cualquiera, miente. Los nervios y la exigencia física a la que Nole me llevó en los dos primeros sets provocó todo. Me ha pasado factura. Toca entrenar más y manejar mejor estas experiencias", afirmaba el español tras el choque, dejando claro que el serbio le había llevado al límite, acabando con su resistencia.

Foto: Alcaraz en el momento de la lesión. (EFE/EPA/Mohammed Badra)

El tenista español comenzó más nervioso de lo habitual en pista. Se notaba demasiado respeto por parte de Alcaraz en pista, quizá más pendiente de ver qué estilo de juego le proponía Djokovic que de llevar el peso del choque, como suele ser habitual en él. Poco a poco, fue entrando en el partido, pero con menos ímpetu del que nos tiene acostumbrados. Pero, cuando quiso reaccionar, la ventaja era insalvable y Nole ya se había llevado el primer set (3-6).

Alcaraz estaba imbuido en una dinámica poco común: trataba de acabar rápido los puntos, evitaba los rallies, no cambiaba demasiado el juego y, sobre todo, intentaba prácticamente a cada golpe buscar un winner. Tanto que él mismo se dio cuenta del error que estaba cometiendo: ante cualquier otro rival, la pegada de Alcaraz puede ser suficiente para desarmarle y llevarse el triunfo, pero no ante un Djokovic cuyo juego se basa, precisamente, en ello.

Fue el propio tenista español el que se dio cuenta de que no lo estaba haciendo bien y que debía de jugar con otro estilo. Tras intentar meter un ganador imposible, Alcaraz gritó a los cuatro vientos: "¿Cómo voy a ganar a Djokovic a palos?". Estaba claro lo que trataba de inculcarse a sí mismo: debía de tener más paciencia, no tratar de acabar los puntos en cada oportunidad que tenía y desgastar a Nole. El calor en pista y la humedad podían jugar en favor de su juventud.

Tras perder el primer set, Alcaraz fue consciente de que debía de meter una marcha extra al partido si quería meterse en la final: hacer los puntos largos, desgastar a Djokovic, hacerle correr y moverle de un lado a otro de la pista, para lo que necesitaba dominar el ritmo de la bola y, sobre todo, luchar contra su impulsividad y mantener los juegos lo más largos posible. Y el plan empezó a funcionar a la perfección en una segunda manga que tuvo otro color.

Alcaraz movía a Nole de un lado a otro, que trataba de agarrarse a la pista, pero al que Alcaraz desarmaba continuamente con golpes brillantes. A pesar de que pudo salvar un par de bolas de break, el serbio poco más pudo hacer por frenar el poderío del español, que había tomado la medida al partido y ya había entendido de qué manera podía hacer daño a su rival. Con 7 a 5 en la segunda manga del choque, Alcaraz igualaba el partido..., pero todo iba a cambiar.

La inesperada lesión de Alcaraz

Acababa de comenzar el tercer parcial, con 1 a 1, cuando el encuentro se acabó. Alcaraz trataba de devolver una bola con potencia cuando, en el golpeo, notó un calambre en su gemelo derecho. Rápidamente, su cara lo dijo todo: "No puedo", decía a su equipo. Acababa de sufrir una rampa que sabía que era definitiva y que, en un partido con un rival como Djokovic, le condenaba directamente a perder el partido. El mundo al revés: el partido se le había hecho largo a Alcaraz.

A pesar de que los servicios médicos trataron de masajear y recuperarle la zona, el dolorido gemelo se convirtió en su cruz. Primero, tuvo que regalar el juego entero para poder ser atendido y, a continuación, tratar de arrastrarse por la pista intentando ser competitivo. Djokovic no tuvo ninguna piedad y le mandó al español un mensaje en forma de paliza: 1 a 6 en el tercer parcial para dominar el choque y prácticamente acariciar la final de Roland Garros.

Alcaraz acudió a los vestuarios tratando de buscar ayuda médica que le permitiera seguir compitiendo, pero nada más lejos de la realidad, pues una lesión así necesita tiempo para restañarse. El español trató de dar su mejor versión en el cuarto parcial, pero poco pudo hacer tan mermado como estaba ante un Djokovic que empezó a moverse como pez en el agua, sin dar concesiones al número uno del mundo y tratando de cerrar el partido lo antes posible.

Tirando de orgullo, evitó el rosco de Djokovic (1-6), pero no que su rival se metiera en la gran final ante un Alcaraz cariacontecido e impotente por lo que había sucedido. La marcha extra que Alcaraz tuvo que meter para tratar de igualar el poder en pista de Djokovic terminó por pasarle factura. Como ya le pasó ante Cameron Norrie en la final de Río, una nueva lesión le ha impedido pelear por todo de tú a tú. Una lástima para un jugador que se merecía más por el gran torneo que ha hecho.

Carlos Alcaraz no podrá ser campeón de Roland Garros este año. El tenista español, que estaba volando en París y jugando a un nivel altísimo, cayó lesionado en las semifinales ante Novak Djokovic, lo que le hizo entregar la cuchara en el tramo final de partido y verse resignado a ver cómo el serbio se llevaba un encuentro que el número uno había conseguido ponerse de cara. Una nueva lesión que, otra vez, le impide pelear por cotas más altas cuando luchaba por ello.

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