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"Así es imposible seguir". ¿Y ahora qué va a hacer Nadal? El rey de Roland Garros no aguanta más
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"Seguiré intentándolo"

"Así es imposible seguir". ¿Y ahora qué va a hacer Nadal? El rey de Roland Garros no aguanta más

El tenista balear desmintió que se fuera a retirar en un futuro próximo nada más vencer en Roland Garros. Ha ganado los dos Grand Slams de la temporada y tiene Wimbledon a tiro

Foto: El tenista balear posa con su trofeo. (Reuters/Benoit Tessier)
El tenista balear posa con su trofeo. (Reuters/Benoit Tessier)

Rafa Nadal escribió sobre el polvo de arcilla de Roland Garros una de las aventuras más bellas en la historia del deporte a base de determinación, exhibiciones y una mentalidad de hierro. La ciudad elegida no podía ser otra que París, la ciudad del amor y lugar que teje la relación deportiva más íntima del balear con una pista de tenis. El español, gran dominador del trofeo de tierra batida por antonomasia, acudió a la cita prácticamente a ciegas. No porque no supiese quién iba a ser su acompañante, la siempre tenaz lesión de Müller-Weiss que radica en su pie izquierdo y le acosa desde los inicios de su carrera, pero que se ha intensificado en los últimos años, sino porque no conocía hasta qué punto esa maltrecha extremidad le iba a permitir mostrar su mejor tenis en la que iba a ser, quizá, su última oportunidad de alcanzar la gloria en la Philippe Chatrier.

Hace tan solo 25 días, la imagen de un Rafa Nadal cojo, abatido y en serios problemas dio la vuelta al mundo. El balear, con Roland Garros en el horizonte, no podía ni caminar por la pista del Foro Itálico en el Masters 1.000 de Roma y se tuvo que retirar del torneo que debía prepararle para el desafío parisino. De hecho, incluso dudó de la posibilidad de poder jugar en Roland Garros: "No estoy lesionado, es que vivo con una lesión". Para colmo del tenista de Manacor, las malas noticias se acumulaban. A su dedicado estado físico había que sumar que su mayor rival, Novak Djokovic, llegaba en trance a París tras ganar en Roma. El serbio era el gran favorito, aunque suene extraño tras ver cómo Rafa Nadal devoró al número uno del mundo en un duelo de cuartos de final que ya está entre los mejores de su particular rivalidad.

placeholder Nadal se emociona tras el punto final. (EFE/Mohammed Badra)
Nadal se emociona tras el punto final. (EFE/Mohammed Badra)

Los problemas empezaron pronto para el astro español, concretamente en la segunda ronda. Lo confirmaba el propio Rafa Nadal en la rueda de prensa posterior a alcanzar la gloria en París, donde jugó infiltrado la gran final contra Casper Ruud (6-3, 6-3 y 6-0) en dos horas y 18 minutos. Preguntado por su peor momento, Nadal fue claro: "En el partido contra Corentin Moutet, no podía andar. Por suerte, mi doctor estaba aquí y eso me ha permitido jugar infiltrado". Siempre acompañado por el doctor Ángel Ruiz-Cotorro, Nadal encontró ayuda exterior para seguir por su particular 'tourmalet' en uno de los torneos más duros en el apartado físico.

Sin embargo, una tirita no puede cortar una hemorragia. Por ello, el propio Rafa Nadal dejó abierta la puerta a una posible retirada durante el torneo tras sufrir de lo lindo para derrotar a Félix Auger-Aliassime en cinco sets. "Sé cuál es mi situación y la acepto, pero también sé que cada partido puede ser mi último en Roland Garros. De hecho, ante Djokovic, puede ser mi último encuentro aquí. He pasado un proceso complicado con mi pie y no sé qué pasará con mi carrera. Por eso, lo que intento es disfrutar y seguir viviendo el sueño de jugar a tenis y llegar a las últimas rondas de Roland Garros", explicaba.

placeholder El balear acabó con el número uno. (Reuters/Yves Herman)
El balear acabó con el número uno. (Reuters/Yves Herman)

Por delante le quedaba el partido más despiadado del torneo y, con diferencia, uno de los grandes encuentros de su carrera, pero Nadal supo cómo doblegar al número uno del mundo durante las cuatro horas y 12 minutos que duró el partido. Pasó por encima cuando encontró una rendija del serbio, resistió en el alambre cuando el serbio sacó a relucir sus martillazos y acabó con sus aspiraciones. "Sin duda, no hay ningún lugar como este para mí, es el más especial de mi carrera. ¿Vernos en el futuro? Nos vemos en dos días, es lo único que puedo decir ahora". Nadal no quiso mojarse porque sabe que su pie está en un estado muy preocupante.

La semifinal no sería un alto en el camino. Alexander Zverev, verdugo de Carlos Alcaraz en los cuartos de final, pondría contra las cuerdas a Nadal... antes de que la lesión volase por los aires un partido que apuntaba a épico. Nadal sería directo en rueda de prensa: "Prefiero perder la final y tener un pie nuevo que me permita ser más feliz en la vida". Curiosamente, la final fue el partido menos duro para el balear, dominador total del encuentro y con remontada incluida. Ahora, la preocupación de Nadal es máxima porque ve que su carrera se acaba a pesar de estar mentalmente preparado y ganar los dos Grand Slams de la presente temporada. Nadal quiere seguir ganando, pero está cansado de sufrir.

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Rey de París. (EFE/Mohammed Badra)

Algo que confirmaría en la rueda de prensa posterior a la final tras subrayar que no se retirará de manera inminente. "No puedo seguir compitiendo con el pie dormido, hay que encontrar una solución. No sé qué pasará en el futuro, pero voy a seguir intentándolo. Me encantaría seguir compitiendo, así que la próxima semana voy a hablar con varios médicos y contemplar diversas opciones. Recibiré un tratamiento y espero que me ayude", dijo el español... que no descartó una operación.

"Es el momento de estudiar las posibilidades, así es imposible seguir compitiendo. Hace unas semanas ni podía jugar ni quería seguir intentándolo. Estamos buscando una solución para el pie, aquí la solución ha sido anestesiar el pie para no sentir dolor. Este tratamiento me ha ayudado a salvar este torneo, pero podría tener un impacto muy grave de cara al futuro. Debo preguntarme si estoy preparado para una operación", apuntó el campeón.

Preguntado por su futuro, Nadal remarcó su intención de estar en Londres... si el físico aguanta. "Jugaré en Wimbledon si mi cuerpo está listo para jugar en Wimbledon. Wimbledon no es un torneo que me quiera perder. Me encanta Wimbledon y he vivido muchas experiencias allí. No puedo dar una clara respuesta sobre si estaré, pero quiero ir. Si puedo jugar sin antiinflamatorios jugaré, no volveré a infiltrarme con anestesia". Por último, el tenista español también habló de las diversas opciones quirúrgicas que tiene sobre la mesa. ¿La más agresiva? Una operación que le tendría medio año parado, pero que no le aseguraría nada. "Es una decisión de vida, tengo que valorar si a estas alturas merece la pena".

En 'France 2' Rafa Nadal quiso explicar, en declaraciones que recoge 'Punto de Break', más detalles sobre el tratamiento al que se someterá en el pie: "Las inyecciones en los nervios me han ido bien, ahora vamos a hacer un tratamiento que consiste en una intervención en los dos nervios. Esto es algo que me ha ido bien ya y que me quitaron el dolor en el pasado. Consiste en Inyecciones con radiofrecuencia pulsátil que me podrían ayudar a disminuir la sensación que tengo en el pie. Si me ayuda a tener la sensación parecida que tengo ahora jugando, no parecida a la de ahora, porque tengo el pie totalmente dormido, tan exagerado, pero, al menos, desinhibir el nervio y quitar la sensación de dolor tan permanente que tengo, a ver si con este tratamiento podemos dejar el nervio medio dormido y tener esa sensación que sea más permanente, aunque me deje con el pie sin tanta sensibilidad". El indestructible Nadal selló una aventura de superación extraordinaria y no quiere parar de ganar.

Rafa Nadal escribió sobre el polvo de arcilla de Roland Garros una de las aventuras más bellas en la historia del deporte a base de determinación, exhibiciones y una mentalidad de hierro. La ciudad elegida no podía ser otra que París, la ciudad del amor y lugar que teje la relación deportiva más íntima del balear con una pista de tenis. El español, gran dominador del trofeo de tierra batida por antonomasia, acudió a la cita prácticamente a ciegas. No porque no supiese quién iba a ser su acompañante, la siempre tenaz lesión de Müller-Weiss que radica en su pie izquierdo y le acosa desde los inicios de su carrera, pero que se ha intensificado en los últimos años, sino porque no conocía hasta qué punto esa maltrecha extremidad le iba a permitir mostrar su mejor tenis en la que iba a ser, quizá, su última oportunidad de alcanzar la gloria en la Philippe Chatrier.

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