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La cura de humildad del Dakar a Al-Attiyah: incumple su palabra para derrotar a Carlos Sainz
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El desastre del qatarí

La cura de humildad del Dakar a Al-Attiyah: incumple su palabra para derrotar a Carlos Sainz

El ganador de las dos últimas ediciones llegaba confiado con su nuevo proyecto, pero las averías se cebaron en su máquina y dejó solo a Loeb contra Carlos Sainz

Foto: El Dakar no salió como esperaba Al Attiyah en su debut con Prodrive. (DPPI/AFP7/Marcin Kin)
El Dakar no salió como esperaba Al Attiyah en su debut con Prodrive. (DPPI/AFP7/Marcin Kin)

Nasser Al-Attiyah ha recibido una lección del último Dakar que no olvidará. Entre otras razones, porque así lo reconocía el qatarí. En una decisión inusual, se marchó para casa al término de la novena jornada. Dejaba solo a su compañero, Sebastian Loeb, en lucha con Carlos Sainz por la victoria final. Aunque quizás testimonial a la postre, hubiera sido un gesto acompañar al francés en las dos etapas finales.

Ekstrom, por ejemplo, cedió sus ruedas a Sainz tras los críticos pinchazos en la etapa del miércoles. El qatarí ha bebido el jugo amargo de la competición después de años de gloria, más si cabe cuando uno se autoproclama rey de la especialidad. El ganador de los dos últimos dakares de forma dominante. Pocas veces se ha visto al Al-Attiyah de este Dakar.

"Estoy realmente decepcionado. Todos los días tengo un problema, es muy duro para mi corazón", declaraba ante las cámaras tras anunciar su despedida prematura. "Si no soy Nasser Al-Attiyah lo aceptaré, pero soy uno de los mejores pilotos del Dakar, y esto es lo que me espera en este Dakar. Ya veremos. Decidí venir a darle las gracias (al equipo) y me iré a casa esta noche. Tomaré mi decisión ahora sobre lo que sigue en mi vida", añadió.

"He aprendido una lección que no olvidaré", también reconocía bajo los efectos de esa octava etapa cuando rompió el motor. A pesar de una decisión comprensible por el desastre mecánico de su BRX. Sin embargo, su actitud no deja de ser cuestionable ante el crítico desarrollo de estas etapas decisivas del Dakar y las opciones de su compañero, Loeb.

"Todos, menos mi coche"

Al-Attiyah debutaba en el Dakar 2024 con la estructura británica de Prodrive, responsable del proyecto de Dacia que se iniciará durante este año. El qatarí llegó muy ufano a esta edición, exhibiendo su autopercibida superioridad para una carrera tan compleja. El pasado año se paseó en solitario hacia la victoria.

"Si miras el historial de Toyota, todos los coches han tenido un problema, menos el mío. Porque el Dakar tiene sus trucos, todos los coches son iguales" presumía el qatarí antes de arrancar en esta edición. "Tuvimos [Toyota] más de quince coches en cada edición y todos tuvieron contratiempos, excepto el mío. Ese es mi secreto, no te lo puedo decir, necesito conservarlo porque es muy importante", declaraba con una omnipresente sonrisa que se eclipsaba según avanzaba la prueba.

También cuestionó el incremento de potencia que recibían los Audi, con su personal pronóstico: "No importa, porque a los tres días estarán en casa", aludiendo a la falta de fiabilidad del coche alemán en las dos ediciones previas y el pasado Rally de Marruecos.

"Donde dije digo..."

Sin embargo, los BRX de Loeb y Al-Attiyah empezaron con problemas desde la primera jornada, aunque la falta de fiabilidad se cebó en el coche del qatarí. "Desde el principio del rally hemos tenido problemas, cada día. Voy a reunirme con el equipo, porque no entiendo lo que está pasando", declaraba el lunes tras romper el motor, como quien se sentía un rey ninguneado.

"¿El problema? Desde que empezamos la primera etapa siempre tenemos un problema. Creo que es el motor, no sé por qué. Lo siento mucho y me siento decepcionado. No es la forma de empezar con el equipo", afirmó a pie de pista, justo a su coche. No eran las palabras, sino el gesto de decepción y velado enfado de quien siempre se mueve en el Dakar como quien se pasea por su jardin particular.

En la sexta etapa de 48 Horas había quedado definitivamente descolgado. El motor le dejó tirado en la octava. Al kilómetro de salir a la novena etapa, otra nueva avería mecánica. "Soy piloto oficial, el campeón de las dos últimas ediciones y me pasan cosas que no sé por qué suceden, todos los problemas los tengo yo, y no el otro coche". El de Loeb, claro.

"En cualquier caso seguiremos y veremos qué podemos hacer. La idea es ayudar a Seb [Loeb] a ganar el Dakar. Haré todo lo posible para que suceda", detallaba tras perder casi tres horas en la etapa de 48 Horas. Comprensiblemente, para un piloto de su posición, el qatarí dijo basta. Incomprensiblemente, para Prodrive y, sobre todo, Sebastian Loeb, Al-Attiyah se desdijo de sus palabras días atrás.

Al terminar la décima etapa, Loeb puso en palabras la realidad: "Nasser no estaba corriendo para ayudarme, solo ha corrido para él". El francés también denunció veladamente que en la etapa previa a la de 48 Horas, Al-Attiyah no quiso hablar de estrategía de equipo y se fue a por la victoria. Lo pagó al día siguiente.

Sainz, acompañado y Loeb, solo

Al-Attiyah pudo quedarse para las dos etapas finales, totalmente decisivas. Al margen de la navegación -que Lucas Cruz estaba clavando para Sainz en las últimas jornadas- los pinchazos planeaban como gran amenaza en ambas. Así ocurrió en la décima etapa del miércoles. Pero Audi se había organizado en consecuencia. Desde que Eriksson y Peterhansel perdieron sus opciones, han cumplido las órdenes de Audi al servicio del único piloto con posibilidades de victoria: Carlos Sainz.

El domingo, Eriksson sufría una avería inesperada en la etapa. Peterhansel paró a ayudar al sueco. Por teléfono satélite el equipo le pidió que siguiera en ruta para escoltar a Sainz por si fuera necesaria su asistencia. El martes, Peterhansel paró en la salida para dejar pasar al español y repetir la maniobra. Eriksson también rodaba cerca.

Efectivamente, la etapa del miércoles fue crítica fue en este sentido, y en la que Sainz pudo perder el Dakar. Los pinchazos eran inevitables y Sainz sufrió tres por dos de Loeb. Con dos ruedas de repuesto, un tercer pinchazo supone perder el Dakar. La pareja española recibió una rueda de Eriksson y pudo seguir para recuperar parte de los 16 minutos que perdía frente a Loeb. Peterhansel ya no tenía más ruedas de repuesto.

Por el contrario, el francés no tenía a nadie de su equipo para ayudarle. Al-Attiyah decidió irse a casa en vez de seguir para apoyar a su compañero, que todavía no ha logrado la victoria en el Dakar. "He venido a decir gracias, e irme", declaraba el qatarí con cierta elegancia al volver a su asistencia tras la última avería. El veterano David Richards (viejo conocido de Carlos Sainz en los tiempos de Subaru) abrazaba sonriendo a su piloto para suavizar la situación, pero era consciente de la que se avecinaba en las próximas fechas.

¿Seguirá su flamante y gran fichaje, Nasser Al-Attiyah, con Dacia en el futuro? "Si mañana hubiera tenido un coche detrás de mí, hubiera sido mejor", se lamentaba el piloto francés. Sebastian Loeb sigue solo contra Audi en el Dakar donde, como en la vida, es mejor no escupir hacia arriba. Nasser Al-Attiyah lo ha vuelto a experimentar.

Nasser Al-Attiyah ha recibido una lección del último Dakar que no olvidará. Entre otras razones, porque así lo reconocía el qatarí. En una decisión inusual, se marchó para casa al término de la novena jornada. Dejaba solo a su compañero, Sebastian Loeb, en lucha con Carlos Sainz por la victoria final. Aunque quizás testimonial a la postre, hubiera sido un gesto acompañar al francés en las dos etapas finales.

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