Es noticia
Por qué el Dakar le da la espalda a Sebastian Loeb, uno de los más grandes de la historia
  1. Deportes
  2. Otros deportes
SIN VICTORIA UN AÑO MÁS

Por qué el Dakar le da la espalda a Sebastian Loeb, uno de los más grandes de la historia

A pesar de su talento, polivalencia y un palmarés único, la prueba más dura del mundo se le escapa a Sebastian Loeb, y 2023 tampoco será la excepción desde la segunda jornada

Foto: Año tras año, el Dakar se le resiste a uno de los mejores de todos los tiempos (Bahrein BRX)
Año tras año, el Dakar se le resiste a uno de los mejores de todos los tiempos (Bahrein BRX)

Justo al finalizar el Dakar de 2022, Sebastian Loeb cogió un avión para Ginebra. En la misma tarde de su llegada, cambió de maleta, se dio una ducha y marchó hacia Gap, la localidad de los Alpes franceses que ejercía como epicentro del Rally de Montecarlo. En cuestión de horas, cambio su Hunter por el Ford Puma Rally1 Hybrid.

Sin prácticamente kilómetros de entrenamientos, Loeb y Sebastian Ogier, (ocho títulos en el Mundial de Rallies por nueve de aquel), se enzarzaron en uno de los duelos más espectaculares de los últimos tiempos, abierto hasta el último tramo. Loeb se convertía en el ganador más veterano del Montecarlo con su victoria número ochenta en el Mundial. Este año no puede repetir el salto a Montecarlo por solo un día ante la mayor duración del presente Dakar.

Loeb es un caso singular en el mundo de la competición. Cuenta con un palmarés único en la historia del automovilismo deportivo y una polivalencia inusual para todo tipo de coches de carreras. Cerca ya de los cincuenta años, su pasión incombustible no deja de abrasarle. Si alguien pensó que después de su retirada del Mundial de Rallies en 2012 bajaría el ritmo, todo lo contrario.

Pero el Dakar se le resiste de manera cruel. En su séptima participación, Loeb ha vuelto a perder sus opciones demasiado pronto. En la segunda etapa, hora y media. Media hora más en la tercera. De las seis participaciones hasta 2022, ha subido al podio en todas las que ha llegado a meta. ¿Por qué la victoria se le resiste año tras año? Quizás el estoico Epicteto, tan de moda en estos tiempos, ayude con la respuesta.

"Quizás, lo único que hago bien"

Loeb forma parte de esa singular estirpe de “quemados” hasta la médula, capaces de competir en cualquier disciplina gracias a un talento polivalente y a esa pasión que parece incrementarse a pesar de los años. De alguna manera, se asemeja a Fernando Alonso o Carlos Sainz, por ejemplo. “Mi amor por la competición y el mundo del motor será para siempre. Siempre lo disfruto. Quizás, es la única cosa que hago bien en mi vida. Un campeón como Carlos Sainz, aún compite y gana Dakares. Yo hago lo mismo, es mi pasión”.

placeholder Loeb, gimnasia en su juventud, celebró con un mortal su sensacional victoria en el Montecarlo del 2022 (EFE)
Loeb, gimnasia en su juventud, celebró con un mortal su sensacional victoria en el Montecarlo del 2022 (EFE)

Pero el Dakar parece no corresponderle en la misma medida. El martes, Loeb era la viva imagen de la frustración. “Es ridículo competir aquí. Sinceramente, no había ningún placer en pilotar. Iba al diez por ciento de lo que podía, y aun así, pinchaba”. Inexplicablemente, todos los Hunter del equipo Prodrive pinchaban repetidamente, uno tras otro, hasta quedarse sin neumáticos de repuesto. Misterior del Dakar: cuanto más lento, peor en el caso de los BRX de Prodrive, en su tercer año de vida y toda una temporada de puesta a punto.

Para Epicteto y los estoicos, el automovilismo deportivo representaría un perfecto ejemplo de su filosofía: el número de factores sobre los que no se puede ejercer control alguno supera infinitamente a aquellos que sí se pueden controlar. De aquí la naturaleza obsesivo-compulsiva de los pilotos de élite. En este sentido, el Dakar es el máximo exponente en la competición automovilística de elementos imponderables y sin control que arruina un año de trabajo ya en una segunda etapa y rodando al ‘diez por ciento’. Loeb está siendo vapuleado por la naturaleza aleatoria de la prueba, en mayor medida que lo han sido Sainz, Al Attiyah, Peterhansel y otros rivales que han logrado al menos alguna victoria con el número de participaciones del francés.

Loeb ha ganado o brillado en cualquier disciplina. Es el piloto con más títulos en la historia del Mundial de Rallies. Ha quedado segundo en las 24 Horas de Le Mans. Batió en Pikes Pike el récord de la famosa subida americana en 2013. Ha competido y ganado carreras con Citroen en el Mundial de Turismos. Ha ganado en cuatro ocasiones hasta 2022 la Carrera de Campeones.

Después de probar varios monoplazas de Fórmula 1, intentó competir en la temporada 2010 con Toro Rosso, pero la FIA le denegó la Superlicencia. Ha corrido con un McLaren en el FIA GT. En 2022 compitió en cuatro rallies del Mundial y lideró tres de ellos. Subcampeón del Mundo de Raids y ganador del Extreme E en 2022. En la última Carrera de Campeones logró su cuarta victoria batiendo a Sebastian Vettel. En invierno compite en el Andros francés sobre hielo. Sin embargo, el Dakar le ha dado la espalda otra vez.

Romper con su copiloto de toda la vida

Su mejor resultado en el Dakar fue el segundo puesto de 2017 con Peugeot, a cinco minutos de Stéphane Perterhansel. Repitió posición en 2022, aunque a casi media hora de Nasser Al Attiyah. Hasta 2021 siempre había competido con Daniel Elena como copiloto, su amigo de toda la vida, con el que logró 79 victorias en el Mundial y todos sus títulos. Pero en el Dakar 2021 todo saltó por los aires.

Loeb y Elena mostraban frecuentemente su frustración ante la naturaleza aleatoria e incluso injusta del Dakar, parados durante horas, arreglando pinchazos, golpes contra las piedras, o hundidos en la poza de una duna, como en 2018. Pero con BRX y Prodrive, el rendimiento de Elena saltó por los aires. Una penalización de 5 minutos por exceso de velocidad y numerosos errores de navegación provocaron la pérdida de mutua confianza. Discutían constantemente dentro del coche. Según Loeb, Elena no supo adaptarse a la nueva filosofía de navegación del Dakar. Prodrive intervino. Loeb cedió.

El francés pensó que sin Elena se pulirían aristas para lograr la ansiada victoria. Acompañado ahora de Fabien Lurquin, los errores de navegación se han reducido. Pero el Dakar ha recordado de nuevo a Sebastian Loeb que, a pesar del talento descomunal que atesora y la pasión que le alimenta, el Dakar es la carrera con la mayor cantidad de factores fuera del control, incluso para uno de los pilotos más grandes de todos los tiempos.

Justo al finalizar el Dakar de 2022, Sebastian Loeb cogió un avión para Ginebra. En la misma tarde de su llegada, cambió de maleta, se dio una ducha y marchó hacia Gap, la localidad de los Alpes franceses que ejercía como epicentro del Rally de Montecarlo. En cuestión de horas, cambio su Hunter por el Ford Puma Rally1 Hybrid.

Rally Dakar Carlos Sainz
El redactor recomienda