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El minuto frenético que puede valer un Mundial: la suerte del campeón hay que buscarla
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El minuto frenético que puede valer un Mundial: la suerte del campeón hay que buscarla

De la versión más apagada de Alexia Putellas a una Salma Paralluelo como revulsiva. El corazón del equipo en los momentos más duros se ejemplifica en el latigazo de Carmona

Foto: Olga Carmona celebra el tanto de la victoria. (EFE/Pablo García)
Olga Carmona celebra el tanto de la victoria. (EFE/Pablo García)

Al Mundial de Australia y Nueva Zelanda 2023, la Selección española acudía como uno de los equipos a tener en cuenta para el título, pero por debajo de las grandes favoritas. Los tropiezos de los gigantes del fútbol femenino como Estados Unidos, Brasil o Alemania hacían presagiar que el torneo se podía poner de cara para el conjunto dirigido por Jorge Vilda. Una vez fueron sucediéndose las rondas, y sin tener en cuenta el grave tropezón anímico que supuso la goleada sufrida contra Japón en el último partido de la fase de grupos, lo cierto es que la Selección ha crecido a galope, cogiendo anchuras de aspirante y, sobre todo, surfeando en esa aura de campeona tan necesaria para bordar su primera estrella en el pecho.

Las semifinales ante Suecia fueron el penúltimo capítulo de este amor de verano que, cada vez, encandila a más público generalista al fútbol femenino. Desde el comienzo del encuentro, España dominó y se vio superior a su rival con la pelota en los pies, pero la contundencia no llegaba al área de las suecas. En los momentos más delicados, justo cuando tocaba reponerse de un empate a ultimísima hora que podía hundir a cualquiera, el equipo tiró de corazón, se sacudió los nervios y tardó un minuto, un frenético minuto, en llevar el balón a la portería contraria. La pegó con el alma Olga Carmona y el resto es historia. La suerte de las campeonas es para quien se la busca.

Foto: Las jugadoras españolas se dirigen a un entrenamiento de preparación para su debut mundialista. (EFE/RFEF/Pablo García)

Lo mejor | El carácter de las futbolistas

Parecía recordar poco Olga Carmona cuando fue preguntada por el éxtasis que sintió tras marcar, sin duda, el gol más importante de su carrera. "Se han tirado todas mis compañeras encima, casi me quedo sin respiración al celebrar el gol. Nunca había vivido algo así hasta el momento en el fútbol", explicó. La defensa madridista había intentado en un par de ocasiones su poderoso golpeo desde fuera del área. A punto de cumplirse el minuto 89, instantes después del tanto sueco, recibió algo escorado en la línea. No fue un misil, fue más bien una caricia al balón con el empeine. Lo suficientemente fuerte como para no dar tiempo a Musovic para reaccionar, lo suficientemente colocada como para sortear a la guardameta por arriba e impactar con el larguero por la parte de abajo. Un golazo con mayúsculas. Una demostración de carácter por parte de Carmona, que se echó al suelo entre simultáneos "vamos" de sus compañeras. Tocaba dar un paso adelante, y así hicieron.

Lo bueno | Salma Paralluelo, una estrella

No se puede negar que a Jorge Vilda le está saliendo bien la gestión de Salma Paralluelo. La futbolista blaugrana es determinante sobre el césped gracias a su condición física, explosividad y calidad con la pelota en los pies. Quizá, la jugadora más en forma de toda la convocatoria. Pero el seleccionador prefiere apostar por ella como revulsiva para reventar a los equipos rivales cuando la gasolina empieza a aflojar. El resultado habla por sí solo. Esta vez, Salma salió por Alexia Putellas y ocupó las funciones de referencia ofensiva. Prácticamente, todas sus acciones fueron positivas, quitando una jugada similar a la de su gol frente a Países Bajos en la que se durmió más de la cuenta. Con la diestra, esta vez, logró el primer tanto del encuentro. Pero su importancia fue más allá de la cuenta goleadora. Cambió el partido por completo. Aunque su faceta de revulsiva esté dando frutos, apetece verla durante 90 minutos en la gran final del domingo.

Foto: Salma Paralluelo mira al cielo tras anotar el 1-0. (Reuters/Amanda Perobelli)

Lo normal | Sobra dominio, faltó pegada

Dejando a un lado la euforia colectiva que supone llegar a la final de un Mundial por primera vez en la historia, la Selección femenina todavía tiene detalles que mejorar y en los que tanto jugadoras como equipo técnico trabajaran durante los próximos días. El dominio de la pelota, marca de la casa, está fuera de toda duda. Pero, como pasó ante Países Bajos, faltó contundencia a la hora de llevar la bola a la portería contraria. Es ahí donde más se echa de menos a Salma en la primera mitad del encuentro, mientras que otra referencia ofensiva como Jenni Hermoso se desgasta ante las físicas defensas de las selecciones rivales con el objetivo de encontrar huecos para sus compañeras.

Lo malo | Alexia Putellas sigue lastrada

Vilda otorgó la titularidad a Alexia Putellas ante Suecia para hacer dupla en la medular con Aitana Bonmatí. El objetivo de tener a las dos jugadoras de mayor calidad de la Selección, juntas como en los mejores momentos del Barça, buscaba que la varita de ambas futbolistas encontrasen los espacios ante la rocosa defensa sueca. Pero, todavía renqueante tras su grave lesión, Putellas no está pudiendo rendir a su mejor nivel en este Mundial. Tiene destellos propios de la dos veces Balón de Oro que es, pero está lejos de esa todocampista brutal y desequilibrante. El buen hacer coral del equipo está consiguiendo que no se la haya echado de menos para llegar a una final. Ahí es nada.

placeholder Putellas da indicaciones. (Reuters/Hannah Mckay)
Putellas da indicaciones. (Reuters/Hannah Mckay)

Lo peor | El despiste defensivo

Una segunda jugada de un balón colgado al área. Muy poco necesitó Suecia para conseguir el tanto del empate que heló el corazón de la afición española. Aunque los números hablan bien de las facetas defensivas españolas (el único pero fue la goleada sufrida ante Japón), son varias las veces que con centros que deberían ser sencillos de repeler las centrales de Vilda acaban poniendo en serio aprieto a Cata Coll.

Al Mundial de Australia y Nueva Zelanda 2023, la Selección española acudía como uno de los equipos a tener en cuenta para el título, pero por debajo de las grandes favoritas. Los tropiezos de los gigantes del fútbol femenino como Estados Unidos, Brasil o Alemania hacían presagiar que el torneo se podía poner de cara para el conjunto dirigido por Jorge Vilda. Una vez fueron sucediéndose las rondas, y sin tener en cuenta el grave tropezón anímico que supuso la goleada sufrida contra Japón en el último partido de la fase de grupos, lo cierto es que la Selección ha crecido a galope, cogiendo anchuras de aspirante y, sobre todo, surfeando en esa aura de campeona tan necesaria para bordar su primera estrella en el pecho.

Las semifinales ante Suecia fueron el penúltimo capítulo de este amor de verano que, cada vez, encandila a más público generalista al fútbol femenino. Desde el comienzo del encuentro, España dominó y se vio superior a su rival con la pelota en los pies, pero la contundencia no llegaba al área de las suecas. En los momentos más delicados, justo cuando tocaba reponerse de un empate a ultimísima hora que podía hundir a cualquiera, el equipo tiró de corazón, se sacudió los nervios y tardó un minuto, un frenético minuto, en llevar el balón a la portería contraria. La pegó con el alma Olga Carmona y el resto es historia. La suerte de las campeonas es para quien se la busca.

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