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Cinco razones por las que Luis Enrique ya debería haber dimitido (y Rubiales con él)
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SOLO LO HIZO COMO 'STREAMER'

Cinco razones por las que Luis Enrique ya debería haber dimitido (y Rubiales con él)

Antes de jugar contra Marruecos, el asturiano anunció que tras el Mundial dejaría su canal de Twitch. Sin embargo, no hizo lo mismo como seleccionador pese a la derrota de España

Foto: Molina, Rubiales y Luis Enrique antes del Marruecos-España. (EFE/F. Vogel)
Molina, Rubiales y Luis Enrique antes del Marruecos-España. (EFE/F. Vogel)

En previsión de que ante Marruecos pasara lo que acabó pasando, Luis Enrique adelantó a los 841.435 seguidores de su canal de Twitch que "ya os garantizo que no sigo después del Mundial". El asturiano dimitió como streamer, pero no lo hizo de su cargo de seleccionador. A pesar de reconocer que "si hay un responsable soy yo", dejó pasar la oportunidad de anunciar que se iba, sobre todo porque su contrato está a punto de vencer y el anuncio hubiera puesto en un brete a un Rubiales cuya gestión ha tocado fondo y el batacazo del Qatar, una réplica del de Rusia, compromete aún más a quien o quienes le sostienen desde la Moncloa.

"Este no es el momento, ya lo sabes. Tengo más salidas que el metro", dijo con su chulería habitual Luis Enrique en los micrófonos de RTVE al ser preguntado sobre su incierto futuro. "Supongo que a partir de la próxima semana, tranquilamente, cuando el presi estime oportuno, hablaremos de lo que realmente pueda importar del futuro, que ahora mismo me importa cero", añadió el asturiano. "¿Si queremos que siga? No es el momento. Ha hecho un buen trabajo y veremos", fue la significativa respuesta de José Francisco Molina, director deportivo de la Federación Española de Fútbol (RFEF), mientras que de Rubiales no hubo noticias...

Foto: El presidente de la RFEF, Luis Rubiales, en el Mundial de Qatar. (EFE/Ali Haider)

Tras el ridículo hecho ante Marruecos, un partido que duró más de dos horas y en el que España no fue capaz de batir al palangana Bono ni en los tres primeros lanzamientos de penalti, la continuidad de Luis Enrique al frente de la Selección de todos, aunque él se empeñó en que pareciera solo suya, se antoja insostenible. Motivos para que el asturiano hubiera dimitido nada más confirmarse la eliminación había de sobra, y aquí recogemos algunos.

1. Se pasó de lista... o de listo

"Me ha quedado una lista macanuda. Estoy convencido de que es la mejor. Hemos creado un equipo. Esta es la Selección de Luis Enrique". Así de seguro se mostró el asturiano cuando desveló los nombres de los 26 jugadores que se llevaba a Qatar. Como cualquier seleccionador, pero en su caso acompañado de un empeño en querer dejar claro que era su Selección, Lucho quizá se pasó de lista... o de listo. Es cierto que España ya no dispone de jugadores consagrados como los que ganaron un Mundial y dos Eurocopas, aunque sí de otros que al menos no son suplentes, sino indiscutibles, en sus equipos y tienen oficio, aunque esto sea un tópico para Luis Enrique. De ahí que pueda llegarse a la conclusión de que se le fue la mano llevándose a futbolistas demasiado jóvenes, alguno sin ni siquiera experiencia internacional en su club. "Por ser un Mundial no voy a dejar de traer a los jugadores que he traído, aunque sean debutantes", reconoció el seleccionador. Después de visto, todo el mundo es listo, pero ahí están los resultados y las evidentes carencias de una selección más efectista que efectiva, que amagó pero no dio.

placeholder Luis Enrique tras la derrota de España ante Marruecos. (Reuters/Dylan Martínez)
Luis Enrique tras la derrota de España ante Marruecos. (Reuters/Dylan Martínez)

2. Un discurso muy poco coherente

"Lo que menos me preocupa es el resultado, aunque parezca una utopía", dijo Luis Enrique la víspera de enfrentarse a Marruecos. La frase, de por sí incomprensible, posiblemente porque, donde dijo utopía, quiso decir paradoja, fue una bonita declaración de intenciones, pero nada más. Efectivamente, "si haces más méritos que el rival, lo normal es ganar", aunque, en el fútbol, para ganar hay que marcar más goles que el rival, tanda de penalti incluida. Además, dejar la coletilla de "si no ganamos, no pasa nada, se felicita al rival y a casa", no parece un mensaje que transmita precisamente valentía y ambición. Aún menos para una campeona del mundo que, eso sí, empezó la casa por el tejado, con el Rey visitando el vestuario para celebrar el 7-0 a Costa Rica y una euforia desmedida, transformada en dudas tras caer ante Japón. Quizás a Luis Enrique le faltó lo que Sergio Scariolo llama "ser incapaz de encontrar los puntos de mejora, lo que se ha hecho mal dentro de lo que ha salido bien".

3. Cero autocrítica, transmitida a sus jugadores

Los jugadores han creído tanto en Luis Enrique que se han visto acosados por sus ansias de protagonismo o demostrar liderazgo. De ahí que tampoco ellos fueran capaces de hacer un mínimo de autocrítica. Algunos han acabado creyéndose sus propias mentiras, parapetados en excusas como la mala suerte, lo difícil que se lo ponen los rivales o lo injusto que es caer en la tanda de penaltis, precisamente lo que, con su habitual soberbia, el propio seleccionador dijo que no era una lotería. Por si esto fuera poco, reconocer tras el partido contra Marruecos que “me ha sorprendido gratamente el número 8", en referencia a Azzedine Ounahi, y confesar que "no me acuerdo cuál es el nombre. Lo siento... ¡Madre mía! ¿De dónde sale ese muchacho? Juega muy bien y no ha parado de correr”, no solo le deja en muy mal lugar a él, sino a todo su staff técnico. Nadie diría que toda la exigencia que Luis Enrique tiene con los demás no la emplea consigo mismo.

placeholder Luis Enrique en una rueda de prensa del Mundial Qatar 2022. (EFE/Juanjo Martín)
Luis Enrique en una rueda de prensa del Mundial Qatar 2022. (EFE/Juanjo Martín)

4. Su irreconducible relación con la prensa

A diferencia del mencionado Sergio Scariolo, quien ve a los medios como lo que realmente son, "un trámite y no un interlocutor definitivo. Un puente con los aficionados, que tienen el derecho a tener más datos a través de los protagonistas, sobre todo si, como es mi caso, entrenas a una selección, al equipo de todo un país", Luis Enrique no solo tiene alergia a los periodistas, sino que también desprecia una labor que en muchos casos claramente podría ser mejorable, aunque ahí es donde entra la faceta pedagógica de los entrenadores. Claro que para eso hay que esforzarse y no limitarse a calificar de "surrealistas" o "topicazos" las preguntas, además de mostrarse permanentemente a la defensiva o al ataque, según se mire. Aunque él pensará que su personalidad no le permite comportarse de otra forma, es evidente que la relación de Luis Enrique con la prensa es irreconciliable. De ahí su decisión de convertirse durante este Mundial en streamer y, paradójicamente, demostrar que a él es al primero al que le gusta más hablar del fútbol que de fútbol, ese ejercicio que también se ha perdido por parte de quienes preguntan.

placeholder Luis Rubiales durante un partido de España en Qatar. (EFE/Ali Haider)
Luis Rubiales durante un partido de España en Qatar. (EFE/Ali Haider)

5. Su condición de asambleísta

Por último, el hecho de que Luis Enrique sea, además de seleccionador, asambleísta de la RFEF e incondicional votante de Rubiales, también debería haberle llevado a tomar la decisión de anunciar su marcha nada más acabar el partido contra Marruecos. No es descartable que lo haga en breve, aunque ya no tendrá el mismo efecto. Además, como reconocido defensor de la gestión de su presi, cada minuto que pase en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas podrá ser interpretado como que él también quiere aferrarse al cargo. Y es que, en el supuesto caso de querer hacerlo, lo tiene fácil. Puede argumentarle a Rubiales que a su homólogo de la Selección femenina no le han echado los resultados, ni tampoco tener a 15 futbolistas amotinadas como tiene Jorge Vilda. En este sentido, nadie puede negar que Luis Enrique ha tenido a los jugadores de su parte. Al menos a los que se llevó a Qatar y tan agradecidos le están por ello. Es lo que se dice caerse con todo el equipo, con la diferencia de que no es el suyo, sino el de todos...

En previsión de que ante Marruecos pasara lo que acabó pasando, Luis Enrique adelantó a los 841.435 seguidores de su canal de Twitch que "ya os garantizo que no sigo después del Mundial". El asturiano dimitió como streamer, pero no lo hizo de su cargo de seleccionador. A pesar de reconocer que "si hay un responsable soy yo", dejó pasar la oportunidad de anunciar que se iba, sobre todo porque su contrato está a punto de vencer y el anuncio hubiera puesto en un brete a un Rubiales cuya gestión ha tocado fondo y el batacazo del Qatar, una réplica del de Rusia, compromete aún más a quien o quienes le sostienen desde la Moncloa.

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