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Luis Enrique, Rajoy y la superioridad moral del centro reformista
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AGRESIÓN SIN BALÓN

Luis Enrique, Rajoy y la superioridad moral del centro reformista

Hay un hilo secreto que une los chistes de tangas de Luis Enrique, el minimalismo gallego de Rajoy, los desbarres patrioteros de Camacho y las inversiones del emir de Qatar en España

Foto: Mariano Rajoy, el '9' de España. (EFE)
Mariano Rajoy, el '9' de España. (EFE)

Hace menos de seis meses pasó esto en Madrid: el emir de Qatar anunció inversiones en España de 4.720 millones de euros durante una cena de gala ofrecida por Felipe VI en el Palacio Real, a la que asistieron el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y los presidentes de Iberdrola, Ferrovial, Acciona, Santander y El Corte Inglés. El emir visitó antes el Senado, donde recibió las medallas de honor del Congreso y del Senado. A su vez, José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, entregó al emir la medalla de oro de la ciudad con estas, ejem, emotivas palabras: "España y Qatar son los argumentos definitivos contra los que creen que las monarquías son cosas del pasado". El 11% del gas español procede de Qatar.

Dicho lo cual, podemos empezar a hablar ya de la vergüenza de que se celebre un Mundial en un país que no respeta tropecientos derechos humanos. O mejor lo dejamos para otro día...

Foto: Luis Enrique, en el Mundial. (Reuters)

Queremos la pasta de Qatar y queremos tener la superioridad moral y la conciencia tranquila, pero todo no se puede... O quizá sí.

Merienda de belgas

En la selección belga ha habido una escalada de declaraciones de jugadores contra jugadores: los centrocampistas (De Bruyne) se quejaron de los delanteros por ser demasiado viejos y lentos; los delanteros (Hazard) criticaron a los defensas por lo mismo. Y los defensas (Vertonghen) rajaron contra los centrocampistas y los delanteros. Tras perder con Marruecos, según la prensa francesa, hubo que separar a Hazard y De Bruyne para que no se abrieran la crisma en el vestuario.

Mientras los belgas se meriendan entre ellos, en España, la máxima preocupación es ver si Luis Enrique logrará superar sus bromas sobre tangas en su próxima alocución online. Si de esto se infiere algo sobre la campechanía española, lo dejo al criterio de ustedes, pero una cosa está clara: Luis Enrique está dando una exhibición de cómo-quitar-presión-a-los-jugadores-y-atraerla-hacia-sí-mismo-con-paridas-como-pianos..., que debería estudiarse en las universidades más prestigiosas.

Rajoy y Camacho, separados al nacer

Luis Enrique no está solo en esta labor de hacer ruido para dejar tranquilos a los jugadores.

Si durante la Eurocopa la figura española con más impacto tuitero fue José Antonio Camacho, en el Mundial está siendo Mariano Rajoy. Camacho y Rajoy revientan los guasómetros, cada uno en su estilo: si Camacho convirtió las retransmisiones de Telecinco en el grado cero del lenguaje carpetovetónico, Rajoy está parodiando a Rajoy en sus columnas en el Debate.

Foto: Luis Enrique, en el Mundial 1994, tras el codazo de Tasotti. (EFE/Archivo/Kote Rodrigo)

Hay un hilo secreto que une al Rajoy que escribe "Alemania es Alemania y Costa Rica es Costa Rica" con el Camacho que brama "marcar puede marcar cualquiera menos el portero". Sí, amigos, aunque Camacho y Rajoy tengan estilos antagónicos, del taimado minimalismo gallego al murcianismo de pelo en pecho, les unen más cosas de las que los separan; en concreto, el fútbol, esa actividad humana tan flexible que no importa la chorrada disparatada que le salga a uno por la boca, que siempre le valdrá para analizar un partido.

Parafraseando al alcalde Almeida, podríamos decir: "Rajoy y Camacho son los argumentos definitivos contra los que creen que el fútbol agreste es cosa del pasado".

En efecto, no se dejen engañar por la creciente sofisticación técnica y sesuda del fútbol: todo sigue siendo el mismo partido de patio de colegio de toda la vida; es decir, pérdidas de papeles, patadas a la espinilla y desbarres. Por eso, Camacho y Rajoy siguen siendo los reyes, Luis Enrique está ganando la batalla a la prensa (en su propio terreno) y Qatar puede celebrar un Mundial con una agresión sin balón: tiene la suficiente pasta como para untar a la FIFA y tener a todo el establishment español haciendo reverencias a su emir. Circulen.

Hace menos de seis meses pasó esto en Madrid: el emir de Qatar anunció inversiones en España de 4.720 millones de euros durante una cena de gala ofrecida por Felipe VI en el Palacio Real, a la que asistieron el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y los presidentes de Iberdrola, Ferrovial, Acciona, Santander y El Corte Inglés. El emir visitó antes el Senado, donde recibió las medallas de honor del Congreso y del Senado. A su vez, José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, entregó al emir la medalla de oro de la ciudad con estas, ejem, emotivas palabras: "España y Qatar son los argumentos definitivos contra los que creen que las monarquías son cosas del pasado". El 11% del gas español procede de Qatar.

Mundial de Qatar 2022
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