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"No superará jamás lo de Luis Enrique". Cómo el 'desleal' Robert Moreno hundió al Granada
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Culpable directo del descenso

"No superará jamás lo de Luis Enrique". Cómo el 'desleal' Robert Moreno hundió al Granada

El técnico catalán fracasó en su segunda aventura en la élite tras poner a la afición en su contra, tener enganchones en rueda de prensa y no saber adaptarse al club ni al equipo

Foto: Robert Moreno, junto a Luis Enrique, durante un entrenamiento de la Selección. (EFE)
Robert Moreno, junto a Luis Enrique, durante un entrenamiento de la Selección. (EFE)

La debacle del Granada en la última jornada de LaLiga confirmó el descenso a Segunda División y dejó de piedra al fútbol español. Un penalti rozando el palo de Jorge Molina y el gol del Cádiz en Mendizorroza simultáneamente, junto a la victoria del Mallorca en Pamplona, acabaron desatando un mar de lágrimas en el estadio Nuevo Los Cármenes. El equipo andaluz, que la temporada pasada había jugado competiciones europeas de la mano de Diego Martínez y se había ganado el adjetivo de 'matagigantes', bajó de la mano de Aitor Karanka. El técnico vasco, contratado para las últimas seis jornadas, donde su equipo solo perdió un encuentro, sumó 9/18 puntos, pero se quedó sin tiempo para reconducir el barco a la deriva que había sido el Granada durante 32 jornadas. ¿Uno de los grandes motivos? La destitución tardía de Robert Moreno.

Antes de su llegada, el Granada era un equipo sólido en las dos áreas, vertical, rocoso y capaz de superar desde el trabajo colectivo el talento individual de otros conjuntos que le superaban en presupuesto, experiencia o recursos. Diego Martínez, técnico humilde por naturaleza, logró llevar al Granada de Segunda División a Primera en su primer curso al mando del equipo, en la segunda lo clasificó para unas semifinales de Copa tras 51 años sin hacerlo y ganó al campeón de Copa (Valencia) y de LaLiga (Barça) además de conseguir la primera clasificación europea de la historia del club. En su tercera y última temporada, el Granada llegó hasta cuartos de final de la Europa League (cayó contra el Manchester United, finalista a la postre) y se mantuvo noveno en LaLiga. Fue, con total seguridad, el mejor entrenador de la historia del club.

placeholder El catalán protesta durante un encuentro. (EFE/Juan Carlos Cárdenas)
El catalán protesta durante un encuentro. (EFE/Juan Carlos Cárdenas)

El técnico vigués, Diego Martínez, cerraría su ciclo en Granada con una frase que aún colea: "el Granada será lo que su propiedad quiera que sea". En verano, la revolución en la directiva nazarí acabó con Pep Boada como director deportivo y Patrícia Rodríguez como directora general y la contratación de Robert Moreno como nuevo entrenador. El catalán, que ya había salido rebotado de la Selección Española con Luis Enrique acusándolo de "desleal" y de cargar con "una ambición desmedida", tenía ante sí mismo la oportunidad de redimirse de su fracaso en el Mónaco, donde tan solo duró 13 partidos. 'L'Équipe' publicó que estuvo "impreciso en su gestión del vestuario y demostró poca experiencia en los banquillos".

"Una ambición desmedida"

Su aterrizaje en Los Cármenes estuvo lleno de turbulencias, una situación que le acompañaría hasta el final. Aunque el mismo Robert Moreno tratase de amortiguar su visión en su presentación, "no creo que un entrenador deba imponer un modelo sin tener en cuenta a sus jugadores. No voy a ser yo quien cambie cosas que se han hecho bien. Quiero un equipo dominador del juego y que no se sienta inferior a ningún equipo", el choque cultural de modelo de juego, en las antípodas del implantado por Diego Martínez, fue una losa demasiado pesada para sus futbolistas. Preguntado por los objetivos del Granada a corto plazo, el preparador catalán no titubeó: "la normalidad será ver al Granada en Primera y, de forma continuada o alterna, en Europa, que tener éxito no sea la excepción... sino la norma".

Sin embargo, la ambición del catalán se toparía de bruces con la tozuda realidad. Los aires de grandeza en rueda de prensa, el pulso con los medios de comunicación y sus habituales enganchones, la dificultad para convencer a la plantilla de su apuesta futbolística y la relación tóxica con la afición granadina hicieron el resto. Moreno, que anunció en una entrevista concedida a 'Catalunya Ràdio' que "estamos en un proceso de cambio de modelo, intentamos imponer algo que se ha visto en el Camp Nou". No lo conseguiría. Los cánticos pidiendo su dimisión se convirtieron en rutina y ni los siete partidos seguidos sin perder ni el gran desembolso en el mercado de invierno, donde llegaron Arezo, Uzuni, Petrovic, Raba y Álex Collado por un montante total de 10 millones de euros, pudieron solucionarlo.

Los errores en salida de balón se sucedían y aunque Robert Moreno simplificó tareas en diciembre de 2021, el inicio de 2022 fue un esperpento con seis derrotas y tres empates. El técnico, muy señalado por sus escabrosas ruedas de prensa y con la afición encima, recurrió a los medios de comunicación. "Robert Moreno reunió a la prensa que seguía al club y pidió una tregua", cuentan fuentes cercanas al club que trataban con Robert Moreno en el día a día. "En las ruedas de prensa se transforma en un personaje distinto con muchos complejos derivados de la etapa con Luis Enrique", añaden.

"Él quería saber qué podía mejorar a nivel comunicativo y ganarse a la gente, por eso varios periodistas le visitaron para hablar de la situación del equipo, la afición y el entorno. Pedía consejos y escuchaba, lejos de esa imagen altiva que proyectaba frente a los micrófonos... porque sabía que, de fracasar aquí, le costaría mucho volver a trabajar", apuntan desde Granada. "Robert Moreno tenía una presión muy grande y unos demonios en la cabeza que aún le persiguen desde su desencuentro con Luis Enrique en la Selección. Sufre un bloqueo mental muy importante desde aquello y no lo va a superar jamás. Por eso sigue intentando convencer a la gente de que él tenía la razón", explican quienes conocen la rutina del club. La semana siguiente, el técnico pediría perdón en rueda de prensa.

Al final, los nueve encuentros consecutivos sin conocer la victoria hicieron saltar por la borda al técnico, ya con el agua al cuello y a tres puntos del descenso. El club sacó un comunicado esclarecedor: "Es necesaria una reacción basada en nuestra identidad. Por ello, Rubén Torrecilla, actual entrenador del Recreativo Granada, ha asumido interinamente la dirección técnica del primer equipo. Es momento de unidad, ilusión y trabajo. Cuando la afición, los jugadores y los estamentos del club se unen, es cuando estamos a la altura de nuestro lema y de nuestra historia". El entrenador del filial no pudo cambiar la dinámica y Karanka, que rozó la salvación en las últimas seis, pero se quedó sin tiempo, dirigió al Granada en las últimas jornadas hasta toparse con un cruel destino: el descenso a Segunda División. "Ahora hay miedo, porque el Granada, propiedad del chino Rentao Yi, está lleno de directivos que no son personas con conocimientos futbolísticos", zanjan desde la ciudad de la Alhambra.

La debacle del Granada en la última jornada de LaLiga confirmó el descenso a Segunda División y dejó de piedra al fútbol español. Un penalti rozando el palo de Jorge Molina y el gol del Cádiz en Mendizorroza simultáneamente, junto a la victoria del Mallorca en Pamplona, acabaron desatando un mar de lágrimas en el estadio Nuevo Los Cármenes. El equipo andaluz, que la temporada pasada había jugado competiciones europeas de la mano de Diego Martínez y se había ganado el adjetivo de 'matagigantes', bajó de la mano de Aitor Karanka. El técnico vasco, contratado para las últimas seis jornadas, donde su equipo solo perdió un encuentro, sumó 9/18 puntos, pero se quedó sin tiempo para reconducir el barco a la deriva que había sido el Granada durante 32 jornadas. ¿Uno de los grandes motivos? La destitución tardía de Robert Moreno.

Luis Enrique Mónaco