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Sergio Ramos saca al Real Madrid de la espesura en el Di Stéfano
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el capitán mantiene el pulso por la liga

Sergio Ramos saca al Real Madrid de la espesura en el Di Stéfano

Una estampida de Sergio Ramos rompió el partido en una fase de apuros del Real Madrid. El capitán hizo el segundo gol y le dio seguridad al equipo. Sigue el pulso por la Liga a falta de diez jornadas

Foto: Sergio Ramos y Eden Hazard celebran el gol del capitán del Real Madrid al Eibar. (Efe)
Sergio Ramos y Eden Hazard celebran el gol del capitán del Real Madrid al Eibar. (Efe)

Llevamos muchas semanas escuchando a los entrenadores y los futbolistas decir, que para competir con garantías en la reanudación de esta Liga paralizada por el coronavirus, era clave la adaptación. El Real Madrid desequilibró al Eibar a raíz del segundo gol, el marcado por Sergio Ramos. El camero es un camaleón competitivo. Si le metes en un ambiente de presión marca un gol histórico en el minuto 93. Cuando tiene que fajarse en un ambiente hostil, se crece y pide la pelota con más insistencia. Y si lleva tres meses inactivo y le cambias el Bernabéu por el estadio Alfredo Di Stéfano, sin público, también se motiva y juega con más ganas. Ramos conserva la ilusión del debutante. Es lo que hace especial a este veterano de 34 años. Juega como un juvenil. En su cabeza está su verdadero valor. Va con todo. Le pone valor, alma y esfuerzo, a pesar de que en ocasiones se meta en líos innecesarios.

Estaba el Real Madrid espeso y dominado por el Eibar. Jugando un mal partido, pese a que se había puesto por delante con un gol madrugador de Kroos. El alemán cazó un balón suelto en una jugada individual de Benzema y, con esa precisión que le caracteriza en su golpeo, lo puso en la escuadra de Dmitrovic. Hay quien busca polémica en la jugada por una posición muy justa de Benzema. Lo revisó el VAR y la fotografía refleja que el francés está en línea. El gol de Kroos hacía pensar que el Madrid sería un rodillo. Nada de nada. Los de Zidane se echaron atrás, retrocedieron y los de Mendilibar se sintieron más cómodos.

placeholder Marcelo celebra el tercer gol al Eibar. (Efe)
Marcelo celebra el tercer gol al Eibar. (Efe)

La sensación que transmitía el Real Madrid era de inseguridad. Las señales eran malas. Las de un equipo espeso y previsible. Sufría para sacar el balón jugado desde atrás, le costaba superar la línea del centro del campo, estaba desconectado de Hazard y Rodrygo (la sorpresa de ZZ en el once). Era un Madrid poco fluido e inofensivo. Hasta que apareció el que siempre se motiva. Sergio Ramos, a la media hora del partido, robó una pelota en su campo y montó un contraataque. Se fugó de la defensa. Le salió el espíritu de la épica. El balón corrió en dirección a Benzema, Ramos se fue arriba con ese alma de delantero que le caracteriza y Hazard acompañó la acción. El francés combinó con el belga y éste vio la estampida de Sergio Ramos. Balón para el capitán, que estaba solo y para eso se dio la paliza. Hizo el gol de la tranquilidad. Dio la puntilla a un Eibar que se había adaptado mejor que el Madrid al Di Stéfano.

El susto de Hazard

Lo que pasó de aquí en adelante resulta intrascendente. El partido lo rompió el coraje de Sergio Ramos y el equipo recuperó la memoria. Empezó a jugar mejor y dejó de ir andando. Lógicamente, el Eibar se llevó un golpe fuerte a su confianza. Era cuestión de que el Real Madrid volviera a poner el pie en el acelerador para que cayera otro ante la fragilidad del rival. Y llegó el tercero con una subida de Marcelo que, seis minutos después del tanto de Sergio Ramos, le pegó con el empeine a una pelota rechazada por el portero en una jugada individual de Hazard. El belga participó en el segundo gol, con una asistencia, y el tercero. Se fue el Real Madrid al descanso con más goles que buen juego y recuperó algo que persigue toda la temporada: la pegada. Tres goles y ninguno de sus delanteros. El Eibar, en la segunda parte, tuvo el premio del gol. Lo mereció. No fue inferior al Madrid. Fue incapaz de controlar ese estilo heróico que le acompaña a Sergio Ramos.

El Real Madrid responde al triunfo del Barcelona en Mallorca con un triunfo holgado ante el Eibar. El espectáculo del juego queda, de momento, en un segundo plano. Los partidos sin son públicos raros. De una u otra manera condiciona el juego en partidos que pasan por fases de aburrimiento y baja el ritmo y la concentración de los jugadores. El pulso Barça-Real Madrid está vivo a falta de diez jornadas. Será esencial para los equipos competir con más ganas y determinación que desplegar un fútbol vistoso y brillante. En Mallorca abrió el marcador el coraje de Arturo Vidal y ante el Eibar sobresalió Sergio Ramos. Almas gemelas.

placeholder Luka Modric conduce un balón ante la presencia de Sergio Álvarez. (Efe)
Luka Modric conduce un balón ante la presencia de Sergio Álvarez. (Efe)

Las primeras conclusiones de la vuelta del Real Madrid es que recupera a Eden Hazard y Zidane lo pone de inicio para dejar las cosas claras. La sociedad Hazard-Benzema es innegociable. El belga dio un el susto en el primer tramo del partido. Estuvo un rato cojeando tras un golpe y se encendieron las alarmas de una recaída de la lesión que le hizo pasar por el quirófano el 5 de marzo en Dallas. Se rehizo. Buen síntoma para conocer que ese tobillo derecho está más fuerte y resistente después de sufrir una fisura en el peroné distal. A medida que vaya cogiendo ritmo y forma, el factor Hazard sumará mucha peligrosidad al juego ofensivo.

La noticia sorprendente fue la titularidad de Rodrygo. Zidane tiene predilección por este chico que, está en formación, pero tiene más gol que Vinicius. Lo puso por delante de Gareth Bale. Incluso de Vinicius y Marco Asensio, en el banquillo. El galés vuelve a comprobar que no está entre los favoritos del entrenador. Salió por Rodrygo con el partido resuelto y estuvo desaparecido. Hubo tiempo para más cambios. Hasta Zidane (agotó los cinco cambios) se guardó a Ramos, con sobrecarga, y metió en el campo a Militao. Fede Valverde dio un respiro a Modric. Ganó el Real Madrid sin brillar en el regreso a la Liga más deseada por Zidane y con Sergio Ramos pugnando por ser el defensa más goleador de la historia de la Liga en Primera división. Con el gol al Eibar iguala en la primera posición a Ronald Koeman (67 tantos).

Llevamos muchas semanas escuchando a los entrenadores y los futbolistas decir, que para competir con garantías en la reanudación de esta Liga paralizada por el coronavirus, era clave la adaptación. El Real Madrid desequilibró al Eibar a raíz del segundo gol, el marcado por Sergio Ramos. El camero es un camaleón competitivo. Si le metes en un ambiente de presión marca un gol histórico en el minuto 93. Cuando tiene que fajarse en un ambiente hostil, se crece y pide la pelota con más insistencia. Y si lleva tres meses inactivo y le cambias el Bernabéu por el estadio Alfredo Di Stéfano, sin público, también se motiva y juega con más ganas. Ramos conserva la ilusión del debutante. Es lo que hace especial a este veterano de 34 años. Juega como un juvenil. En su cabeza está su verdadero valor. Va con todo. Le pone valor, alma y esfuerzo, a pesar de que en ocasiones se meta en líos innecesarios.

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