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Los cortocircuitos del Real Madrid de Solari o por qué juega tan mal al fútbol
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victoria poco convicente ante el rayo

Los cortocircuitos del Real Madrid de Solari o por qué juega tan mal al fútbol

El Real Madrid cierra el año en el Bernabéu con más pitos que aplausos. Gana al Rayo, penúltimo de la tabla, con un gol de Benzema. Courtois evitó el empate en el descuento

Foto: Benzema marcó el gol del Real Madrid. (Reuters)
Benzema marcó el gol del Real Madrid. (Reuters)

En Huesca, la excusa fue el viento. Contra el CSKA de Moscú que el equipo ya estaba clasificado para los octavos de la Champions y jugaron muchos de los no habituales. Contra el Rayo Vallecano (1-0), el penúltimo de la tabla, el Bernabéu no se llenó porque la gente estaría de compras navideñas y hacía frío. El caso es que el Real Madrid de Solari ha jugado en la última semana contra el colista, los rusos que fueron los últimos del grupo y el penúltimo de la Liga y el síntoma es el mismo. El fútbol aburre y las sensaciones son preocupantes. No es un equipo que arrolle ni los jugadores van como aviones. Es un aeroplano sin motor. Un equipo con cortocircuitos.

Contra el Rayo Vallecano sucedió lo mismo que contra el Huesca. Marcó Benzema —minuto 13— en el comienzo del partido y el prometedor inicio que podía aventurar una goleada o una tarde de entretenimiento derivó al aburrimiento. En Huesca fue Bale el que marcó en el minuto 7 y el equipo se desconectó y acabó pidiendo la hora. Pero Solari dice que lo importante son los tres puntos, aunque sea sufriendo, porque con este carácter se puede ganar la Liga. Lo de los "cojones" y el "carácter", que tanto le gusta al entrenador argentino, está muy bien para los resultadistas y optimistas. Pero la realidad es que este Real Madrid es un equipo apañado que, desde que ha cogido el equipo Solari, ha sacado los partidos adelante con más maña que solvencia. Y cuando ha perdido, como en Éibar o contra el CSKA de Moscú, ha sufrido descargas eléctricas.

Foto: Keylor Navas durante el entrenamiento con el Real Madrid antes del partido contra el CSKA de Moscú. (Efe)

Le falta alegría, ritmo, inspiración, pegada y otros intangibles —entusiasmo, por ejemplo— al Real Madrid de Solari. Es un equipo que ni se divierte ni tiene fantasía. Estos cortocircuitos futbolísiticos no son achacables a una falta de actitud porque hay jugadores que le ponen ganas y toda la energía que les caracteriza. Como Carvajal y Lucas Vázquez y Benzema. Los más enchufados. El fallo generalizado es que al Real Madrid le falta continuidad en el juego y contundencia atrás y delante. Para jugar con la pausa que se vio contra el Rayo podría haber entrado Isco en el once. Las luces o la claridad que tiene el malagueño eran necesarias en un día gris. Es un Madrid intermitente. Fallón. Marco Asensio tuvo dos ocasiones claras que desperdició y recibió pitos. Solari lo cambió por Ceballos. Es un Madrid con imprecisiones en el que Courtois recibe demasiado peligro. El Rayo tuvo sus opciones de empatar.

Salvador Courtois

La agonía llegó en el minuto 91 con una doble parada de Courtois y Carvajal sacando un balón bajo los palos. Un susto que provocó los pitos en el momento que Solari quitó a Modric y metió a Fede Valverde para... perder tiempo. Al Madrid hay que exigirle que juegue mejor y gane con más solvencia para pronosticar que será un equipo fiable cuando llegue el mes de febrero y los octavos de la Champions. Pero, cuidado, porque antes está enero con el enfrentamiento en la Copa del Rey contra el Leganés —equipo que la temporada pasada eliminó al Madrid de Zidane—. Y todavía antes, a la vuelta de la esquina, para cerrar el año, el Mundial de clubes. Los de Solari juegan el miércoles contra los japoneses del Kashima Antlers. Deben ganar para acceder a la final del próximo sábado. Mucho tiene que cambiar y mejorar este Madrid para tener más certezas de que es un equipo aspirante a títulos.

Una victoria sufrida que enciende las alarmas, a pesar del zarpazo de Benzema, que se fue del campo con problemas en el tobillo, y solucionó una tarde tristona. Preocupa la baja forma de Marcelo. Uno de los causantes de la fragilidad atrás y la falta de chispa arriba. Mosquea el bajón de Modric en un día que ofreció el Balón de Oro al Bernabéu antes del partido. El Madrid juega mal y sufre. No ha estado cómodo ante los dos últimos de la Liga: Huesca y Rayo Vallecano. No da seguridad y viaja al Mundial de clubes con Benzema y Bale lesionados. El Real Madrid cerró el año en el Bernabéu con más pitos que aplausos.

En Huesca, la excusa fue el viento. Contra el CSKA de Moscú que el equipo ya estaba clasificado para los octavos de la Champions y jugaron muchos de los no habituales. Contra el Rayo Vallecano (1-0), el penúltimo de la tabla, el Bernabéu no se llenó porque la gente estaría de compras navideñas y hacía frío. El caso es que el Real Madrid de Solari ha jugado en la última semana contra el colista, los rusos que fueron los últimos del grupo y el penúltimo de la Liga y el síntoma es el mismo. El fútbol aburre y las sensaciones son preocupantes. No es un equipo que arrolle ni los jugadores van como aviones. Es un aeroplano sin motor. Un equipo con cortocircuitos.

Karim Benzema Rayo Vallecano Santiago Bernabéu
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