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El guantazo al Real Madrid en Eibar desnuda las carencias de Solari
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El guantazo al Real Madrid en Eibar desnuda las carencias de Solari

El Real Madrid sucumbió en Ipurua contra un Eibar que hizo de una buena presión su mejor arma. Solari no hizo un buen once. Un bloque desequilibrado. Y no encontró soluciones

Foto: Los jugadores del Eibar celebran el 3-0 mientras los del Real Madrid se lamentan. (EFE)
Los jugadores del Eibar celebran el 3-0 mientras los del Real Madrid se lamentan. (EFE)

El primer partido de Solari con contrato fijo del primer equipo resultó una auténtica calamidad. El Real Madrid se llevó un guantazo de los que duelen en Eibar (3-0) y vuelven a dejar en entredicho la capacidad que tiene este equipo para ser competitivo. Mendilibar le dio un repaso táctico a Solari y en el césped los futbolistas azulgranas sacaron los colores a los blancos. La actitud, por esfuerzo y trabajo, de los madridistas fue mediocre. El empeño, vigor y ardor con el que jugó el Eibar ridiculizó la falta de sangre o amor propio de un Real Madrid negado. El bloqueo generalizado en las filas blancas no se puede calificar de accidente. El Madrid no hizo nada bien. Un desastre defensivo por la fragilidad, falta de atención, anticipación y contundencia. Una ruina de medio campo hacia delante. Sin salida de la pelota ni control y construcción. A Solari le vino grande un partido en el que se presumía un guión claro. El Eibar es un equipo batallador, solidario, incómodo y trabajador. Solari no supo leer ni corregir los defectos. En su bloqueo se llevó un buen repaso de Mendilibar.

El Real Madrid perdió cualquier seña de identidad que había construido con el cambio de entrenador. En los primeros cuatros partidos de Solari –Melilla, Valladolid, Viktoria Plzen y Celta– la propuesta pasó por un fútbol vertical, directo y volcado por las bandas con las subidas de los laterales. La profundidad era la táctica. En Ipurua se ahogó el Madrid por ser un equipo desequilibrado, falto de energía y desordenado. Sufrió un sofoco importante con la altísima presión del rival. Los agobios de los futbolistas blancos no encontraron soluciones desde el banquillo donde la cara de Solari era la de un entrenador apurado.

Foto: Isco controla un balón durante un partido en el estadio Santiago Bernabéu. (Efe) Opinión

Solari no acertó con el once. Ceballos no puede jugar de mediocentro, en la posición de Casemiro –baja por lesión– y con un sistema tan frágil como el 4-3-3. Entre el once y el partido tan engorroso que planteó el Eibar se hundió el Real Madrid. La banda derecha que ocuparon Odriozola y Bale fue un coladero. La izquierda con Marcelo y Marco Asenio sucumbió. Kroos y Modric estuvieron perdidos en defensa y ataque. Superados y arrollados. Benzema fue el único que intentó acabar las jugadas. Un desastre. El primer gol –Escalante– lo recibió en un contraataque, el segundo en un fallo de Odriozola –Enrich– y el tercero –Kike García– en una acción en la que llega tarde Varane. El Eibar se llevó por delante la debilidad e inconsistencia del equipo de Solari. Era un partido para correr más que el adversario, trabajar, molestar e igualar la intensidad. Para echarle "cojones" –como dijo en su primera rueda de prensa antes de jugar en Melilla–. Con la calidad no sólo de gana y en el Madrid aparecieron los mismos vicios o defectos que en la peor etapa de Lopetegui. El Real Madrid entró desenchufado, sin energía, despistado y nula reacción. Solari no encontró el remedio.

placeholder Sergio Ramos se lamenta en Ipurua. (Efe)
Sergio Ramos se lamenta en Ipurua. (Efe)

Florentino, atónito en el palco

La goleada pudo ser más escandalosa. El partido empezó con un disparo al poste –minuto dos- del Eibar y acabó con Courtois como el mejor del conjunto madridista. El arreglo de Solari pasó por meter en el campo a Isco y Vinicius con el 3-0 en el marcador. No cambiaron nada. El Madrid ya era un equipo roto, desmoralizado y sin fe. Lo peor que le puede suceder al campeón de Europa es que pierda el carácter. Se puede tener un mal día, pero el gen competitivo y el orgullo siempre le ha sacado de este tipo de apuros. Varane, al final del partido, explicó la derrota: "No hemos estado bien colocados y hemos perdido los duelos".

Florentino Pérez estaba en el palco de Ipurua. Se llevó un gran palo el presidente. Tenía mala cara en el descanso y al final porque esta derrota duele y produce desilusión. La imagen del equipo resultó horrorosa por comprobar que todo lo avanzado, aunque fuera poco, ha sido efímero. Ganó y goleó el Eibar porque fue un equipo trabajador y batallador. El Real Madrid se mostró como un equipo vulgar en todas las líneas. Un tortazo que escuece y hace daño. Se puede perder cuando compites y plantas cara al rival. Pero el Madrid no peleó ni tuvo ganas. El primer desastre del Real Madrid de Solari pone en cuestión si el entrenador argentino –en su quinto partido– tiene nivel para hacerse cargo del equipo hasta el final de temporada.

El primer partido de Solari con contrato fijo del primer equipo resultó una auténtica calamidad. El Real Madrid se llevó un guantazo de los que duelen en Eibar (3-0) y vuelven a dejar en entredicho la capacidad que tiene este equipo para ser competitivo. Mendilibar le dio un repaso táctico a Solari y en el césped los futbolistas azulgranas sacaron los colores a los blancos. La actitud, por esfuerzo y trabajo, de los madridistas fue mediocre. El empeño, vigor y ardor con el que jugó el Eibar ridiculizó la falta de sangre o amor propio de un Real Madrid negado. El bloqueo generalizado en las filas blancas no se puede calificar de accidente. El Madrid no hizo nada bien. Un desastre defensivo por la fragilidad, falta de atención, anticipación y contundencia. Una ruina de medio campo hacia delante. Sin salida de la pelota ni control y construcción. A Solari le vino grande un partido en el que se presumía un guión claro. El Eibar es un equipo batallador, solidario, incómodo y trabajador. Solari no supo leer ni corregir los defectos. En su bloqueo se llevó un buen repaso de Mendilibar.

Florentino Pérez
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