Messi acusa a la prensa de ''echar mierda'' y niega que pidiera el despido de Luis Enrique

Leo Messi lleva sin dar una rueda de prensa desde finales de agosto del año pasado, cuando salió en Sant Joan Despí a contestar una única pregunta sobre sus problemas con Hacienda. No admitió que se le hiciera ninguna más. Desde entonces, silencio. La convulsa semana que ha vivido el barcelonismo ha sido suficiente para que el argentino saliera de su cueva y decidiera hablar. Lo hizo en Barça TV para desmentir todo lo que se ha publicado sobre su mala relación con Luis Enrique.

“Yo no he pedido que echen a Luis Enrique. Estoy cansado. Escuché decir de todo, que si tuve problemas con Eto'o, con Ibra, con Bojan. Yo no he pedido que echen a nadie y esta vez no viene de Madrid, sino de Barcelona”, soltó de carrerilla. El argentino, que había realizado un gran encuentro con gol incluido (lleva ya 25 goles esta temporada) se soltó la lengua: “No exigí nada para quedarme ni pedí que echen a nadie. Se dijo que mi papá habló con el Chelsea y con el City y todo es mentira. Tenemos que estar más unidos que nunca, que no nos tiren mierda desde fuera porque nos puede perjudicar”, concluyó.

Minutos antes de que Messi hablara ante las cámaras de la televisión del club, Javier Mascherano, uno de sus mejores amigos dentro de la plantilla, apareció por la zona mixta del Camp Nou regañando a los periodistas: “La realidad es que todo lo que ha salido es mentira. Hoy en día es muy fácil agarrar un lápiz y un papel y escribir cualquier cosa. Acatamos siempre las indicaciones del entrenador y molesta mucho que se inventen cosas. No es lindo que te ensucien. Las portadas son muy grandes, pero para rectificar es muy chiquito. Es muy fácil poner cosas que me dijeron sin citar a nadie. Es un invento y sé que todo lo que salió es mentira. La locura de decir que Leo se junta con el presidente y pide que echen al entrenador... ¿Y hoy caminó Leo por la cancha? No citan fuentes y dicen ‘alguien de la plantilla’ y nos ensucian a todos".

Un buen partido, por fin, del Barça ha sido suficiente para que los jugadores salgan a defenderse y pedir cuentas a los periodistas. En el caso de Messi es especialmente curioso, ya que ni siquiera quiso hablar cuando batió recientemente el récord de Zarra pese a la petición expresa del club de que lo hiciera. Ayer, en cambio, comenzó agradeciendo "la oportunidad" para dar su versión. No hay nada que una más que un enemigo común y en el vestuario azulgrana han encontrado en la prensa el acicate que hasta el momento les había faltado.

Comprometidos, intensos, rápidos, solidarios y con Messi haciendo diabluras pegado a la banda derecha. Un equipo desconocido hasta ahora. La incógnita de por qué no se había visto a este mismo Barça antes quedó despejada al final del encuentro cuando los dos argentinos hablaron: estaban enfadados y el cabreo suele ser un poderoso motivador. Ahora habrá que esperar para ver si el buen Barcelona de ayer tiene continuidad o si el sofoco les durará mucho tiempo. Luis Enrique, mientras, tan optimista como siempre, no se hace ilusiones: “La tensión volverá cuando fallemos”.