Un Atlético de Madrid espeso se olvida del balón… y del liderato

La sorpresa de los técnicos y jugadores atléticos, que anticipamos aquí, se ha vuelto en su principal problema. Los equipos le tienen tal respeto desde hace unas semanas que los planteamientos a los que hacen frente ahora han cogido sin ‘plan b’ al siempre previsor Diego Simeone. El bajón de la tercera opción en la Liga está viniendo por el balón, y no por las piernas de los jugadores, que era lo que a priori más intuían analistas y aficionados.

En otro espeso encuentro, el Sevilla araño un empate del Calderón pese a que los locales se adelantaron por medio de David Villa. Un tropiezo que evitó que los rojiblancos se pusieran líderes en solitario 18 años después, tras elempate del Barcelona en campo del Levante. El Real Madrid se coloca a un punto de ambos, aumentando la emoción de un campeonato donde los hombres del Cholo necesitan una nueva vuelta de tuerca en su juego para relanzar el optimismo.

Este domingo, la idea inicial de ambos entrenadores quedó clara en un primer momento. En la previa de la retransmisión televisiva, el segundo entrenador atlético, German ‘Mono’ Burgos, admitió que esperaban un Sevilla ordenado que trataría de salir con balones largos desde donde crecer en ataque. Y eso es lo que se encontró en la primera mitad el conjunto rojiblanco, equipo que por cierto es especialista en ese mismo estilo.

El problema vino cuando Emery propuso crecer desde la posesión, lo que le permitió empatar en la segunda parte, aunque tuviera que ser en un penalti transformado por Rakitic, tras un agarrón de Juanfran a Bacca en una ocasión sin peligro, y que fue muy protestado por los locales.

Ante los cerrojos, sólo está el balón parado

Ante el primero de los panoramas, el de un equipo encerrado, el Atlético tiene como principal y casi único recurso para abrir la lata, aparte de la paciencia a la espera de una individualidad, el balón parado. Le falta el fútbol de los más grandes, con los que ya compite de tú a tú, y en esta fase de la temporada está dando muestras de estar especialmente espeso. Esto es el problema capital que a día de hoy puede generar dudas a la hora de darle empaque a la candidatura de los colchoneros.

A base de percutir sobre el bloque rival y llevarse todos los balones divididos, el equipo de Simeone consigue siempre agobiar e incomodar a sus rivales. Y con el Sevilla no hubo excepción. El dominio en la presión, en la zona donde se juega y en el arte del rechace le permitió una vez más a los locales hacer del Sevilla en la primera parte un equipo sin recursos ofensivos más allá de la pelea de Bacca y la poca inspiración que pudo demostrar Rakitic, jugador con posible futuro rojiblanco, por cierto.

Tiago tuvo descanso para oxigenar sus piernas, lo que llevó a Koke a la media y a Raúl García a la titularidad, novedades que hicieron a los del Manzanares mucho más poderosos en el juego aéreo. Todas las jugadas a balón parado buscaron el segundo palo, balones largos para buscar una jugada de continuación, en lugar de cerrados para prolongar, que es el lanzamiento predilecto de los rojiblancos.

Y a la media docena de intentos llegó el gol de Villa cuando sólo se llevaban 18 minutos de partido. Córner desde la esquina del Calderón donde permanece desde el año del Doblete una entrañable costumbre de poner un ramo de flores rojas y bancas. Desde ahí sirvió más de un gol Milinko Pantic, héroe de la última Liga del club, y alguno de esos históricos remates los protagonizó el actual entrenador colchonero.

Villa vuelve a marcar en Liga dos meses después

La versión 2.0 fue representada esta vez por Koke al golpeo, que fue conectado en el segundo palo por Godín poniendo en problemas a un Beto que falló al bloquear y Villa se aprovechó del error para seguir con el guion previsto. El Guaje, peleón como siempre, fue resolutivo esta vez tras estar sin marcar en Liga desde el 23 de noviembre, despejando un poco el foco de la crítica. Su undécimo tanto de la temporada le mantienencomo tercer goleador de la plantilla, tras los 23 de Diego Costa y los 12 de Raúl García.

Precisamente, Costa no ha marcado todavía en este 2014. Este hecho no preocupaba mientras se conseguía dejar la puerta a cero a la espera de una reacción del equipos en lo que al juego con balón se refiere. Esta dificultad se vio en Málaga y ante el Barcelona, y también contra el Valencia en Copa, donde Courtois fue el salvador.

La desesperación que levanta en los rivales el Atlético, la de no ver la manera de meterle mano, se le ha vuelto en contra de los todavía colíderes. Es lo que experimentó el Sevilla de Emery al principio, pero tras el descanso demostró tener suficientes ideas como para poner en aprietos a los locales, de los que no encontró la réplica esperada, la que ha venido demostrandoen forma de determinantes contrataques en la primera parte de la temporada.

Conseguido el empate de penalti, y sin haber creado más peligro a los atléticos que esa media hora de agobio posicional, los de Emery se replegaron y volvieron a comprobar que al ‘Atleti’ le faltan ideas y claridad en los metros finales.

Ese es el nuevo reto de Simeone, diseñar la manera de hacer frente a equipos resabiados que le ceden el balón, sabedores de la espesura creativa por la que atraviesan sus hombres. No saltan las alarmas, por supuesto, pero ya se intuye por dónde pueden acabar saltando en el equipo del Manzanares.

- Ficha técnica:

1 - Atlético de Madrid: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe; Raúl García, Gabi, Koke (Sosa, m. 87), Arda Turan; Diego Costa y Villa (Cristian Rodríguez, m. 80).

1 - Sevilla: Beto; Coke, Nico Pareja (Gameiro, m. 46), Fazio, Fernando Navarro; Iborra, Carriço; Vitolo (M. Marin, m. 64), Rakitic, Alberto Moreno; y Bacca (Reyes, m. 83).

Goles: 1-0, m. 17: Villa, tras un rechace en el área. 1-1, m. 72: Rakitic, de penalti.

Árbitro: Hernández Hernández (C. Las Palmas). Expulsó con roja directa a Alberto Moreno, del Sevilla (m. 89). Amonestó al local Juanfran (m. 71) y al visitante Pareja (m. 13).

Incidencias: partido correspondiente a la vigésima jornada de la Liga BBVA disputado en el estadio Vicente Calderón ante unos 45.000 espectadores.