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Llorente vuelve a su casa... y a su infierno: "Me pitarán mucho, pero tampoco todos"
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el delantero del sevilla regresa a san mamés

Llorente vuelve a su casa... y a su infierno: "Me pitarán mucho, pero tampoco todos"

El 9, que apenas cuenta en un Sevilla que le busca comprador, regresa por primera vez a San Mamés en los cuartos de la Europa League, tras su polémica marcha del Athletic

Foto: Llorente abandonó el Athletic en el verano de 2013 (Vincent West/Reuters)
Llorente abandonó el Athletic en el verano de 2013 (Vincent West/Reuters)

1.047 días después, Fernando Llorente vuelve a su casa. Y a su infierno. El delantero ocupa el foco de la eliminatoria de cuartos de final de la Europa League entre el Athletic y el Sevilla, que este jueves (21.05 horas) arroja su primer acto en San Mamés. El estadio que fue de los sueños de Llorente (aunque no llegó a jugar en el nuevo recinto), y que ahora se antoja un inmenso cadalso para el riojano. No corren buenos tiempos para el delantero internacional, convertido en un creciente problema para el Sevilla y dispuesto a sufrir el escarnio de su antigua afición en su reencuentro con San Mamés, donde no hay olvido ni perdón por la airada salida que protagonizó hace tres años.

"Me van a pitar mucho, pero no creo que me vayan a pitar todos", dice Llorente, que en los últimos días se ha esforzado por atemperar la situación con declaraciones diplomáticas. Nada que ver con sus antiguas quejas hacia el Athletic, donde se consideró un "rehén" ante la negativa del cuadro vasco a mercadear con su marcha. Eso pasó en 2012, el año en que abruptamente se rompió el amor que se profesaban el Athletic y su ‘rey León’, el chaval al que habían acogido con 11 años, al que habían curtido hasta hacerlo el buque insignia del club y uno de los delanteros más valiosos del país. Ocurrió que entre las locuras de Marcelo Bielsa, entonces entrenador del Athletic, estuvo la de sentar a Llorente, señalado por su presunta pereza en los entrenamientos y la insurrección de negarse a jugar un partidillo con el filial. Aquella fue la llama de un incendio que no dejó de crecer y que acabó en una ruptura que la afición tachó de infamante. El Athletic se negó a negociar y Llorente se negó a renovar. Al año siguiente, tras una campaña en la que estuvo semiapartado, el delantero se marchó a la Juventus sin dejar un solo euro en el club donde pasó 17 años.

[Lea aquí: "Fue una liberación salir del Athletic"]

"Hay cosas que no se olvidan", subraya Josu Urrutia. En cierta medida, Llorente supuso un daño colateral del plan de negocio implantado por el presidente del Athletic. Sencillamente, el equipo vasco no negocia por sus estrellas. Y eso lo saben todos los que desean llevarse a los mejores jugadores que surcan San Mamés. Lo supo el Manchester United para firmar a Ander Herrera y el Bayern de Múnich para hacerlo con Javi Martínez. Ambos depositaron sus respectivas cláusulas de rescisión (36 y 40 millones), como lo habrá de hacer el Manchester City si, como parece, se decide a comprar a Aymeric Laporte (50 millones). No fue el caso de Llorente, que decidió esperar un año a la Juventus después de que el equipo turinés rehusara abonar los 36 millones que lo liberaban antes. "Todo aquello es pasado. No salí como nos hubiera gustado. Pero el reencuentro será emocionante. Pasé 17 años maravillosos aquí. Me siento muy orgulloso de haber crecido en un club tan grande como el Athletic. Será extraño y bonito enfrentarme a uno de los equipos de mi vida".

También será agrio, según todas las previsiones. Llorente tiene una legión de detractores en Bilbao que estos días ha velado armas en la red. El ambiente está caldeado con un jugador al que los medios oficiales de la región llegaron a retirar la ‘categoría’ de vasco. "No parece que vaya a tener un recibimiento amable", concedió el defensa Coke, uno de sus mejores amigos en el vestuario sevillista. Cada balón que toque amenaza con convertirse en un escándalo en San Mamés. Y ni que decir tiene lo que supondría un gol del riojano, que con la camiseta del Athletic firmó nada menos que 118. Claro que, para eso, Llorente tiene que jugar. Y esa cuestión no está nada clara.

Porque el delantero, campeón de Europa y del mundo, a quien el Sevilla reclutó entre clamores después de que Florentino Pérez rehusara la petición de Rafa Benítez para llevarlo al Madrid, ha ido difuminándose durante la temporada hasta, prácticamente, desaparecer de los planes de Unai Emery. Llorente sólo ha participado en uno de los últimos ocho partidos de su equipo. En varios, el entrenador le colocó por delante en la rotación al delantero juvenil Juan Muñoz. No ofrece ningún tipo de competencia para Kevin Gameiro ni ha aprovechado la salida en el mercado de invierno de Ciro Immobile. En el último partido, con la Real Sociedad, Emery no recurrió a Llorente pese a que el equipo iba perdiendo por 0-2. Prefirió meter en el área al centrocampista Iborra.

El desencuentro entre el entrenador y el delantero es evidente, doloroso y carísimo para el club. No en vano, fue la insistencia de Emery la que decidió al Sevilla, en el último momento del mercado de verano, a echar el resto por Llorente, a pesar de que entonces ya tenían las plazas de delanteros cubiertas con Gameiro e Immobile, por quien habían pagado 12 millones al Borussia Dortmund. La operación para reclutar a Llorente, de 31 años, le salió al club andaluz por 20 millones, contando los 9 netos por las tres temporadas que se embolsa el jugador y la suculenta prima de fichaje que sumó por romper su contrato con la Juventus. Apenas sin entrenar, Emery le entregó la titularidad de inmediato. No le duraría mucho. El rendimiento de Llorente ha sido descorazonador. En 30 partidos, apenas ha anotado 7 goles.

El más importante, de largo, fue el que supuso, precisamente, el triunfo sobre la Juventus en la última jornada de la fase de grupos de la Champions, que remitió al Sevilla a su competición fetiche, la Europa League, de la que es tetracampeón y donde aspira a convertirse en el primer equipo que la alza tres veces consecutivas. "Sería increíble. Es difícil, pero si algo caracteriza al Sevilla es el deseo que tiene por ganar", dice Llorente. Poco ha aportado a ello el delantero, que espera su gran oportunidad en San Mamés. "¿Qué haré si marco? Ahora mismo le diría que no celebraría el gol. Pero luego, en el momento, no sé lo que puede suceder".

El Sevilla estará atento al plebiscito de San Mamés con su antiguo ídolo, su reciente demonio. Porque, de hecho, en el club andaluz no tachan al Athletic entre los posibles candidatos a acoger al delantero el próximo año. Salvo que la situación pegue un drástico giro en estos últimos partidos de la temporada, el desencuentro entre Llorente y el Sevilla parece definitivo. Emery está absolutamente defraudado con el futbolista, y viceversa. El hermano y representante del riojano, Chus Llorente, no ha dejado de filtrar durante la temporada a varios periodistas su desencanto con los métodos y desconfianza del entrenador. "El sistema de juego del Sevilla no me favorece", ha admitido el propio delantero como excusa. Las bases para una ruptura cordial están fijadas y solo quedará encontrar un comprador que haga cuadrar las cuentas. El preferido de Llorente, que ha rechazado grandes ofertas de China y Estados Unidos, es su exequipo. ¿El Athletic? No exactamente. "Sería un sueño volver a la Juventus".

1.047 días después, Fernando Llorente vuelve a su casa. Y a su infierno. El delantero ocupa el foco de la eliminatoria de cuartos de final de la Europa League entre el Athletic y el Sevilla, que este jueves (21.05 horas) arroja su primer acto en San Mamés. El estadio que fue de los sueños de Llorente (aunque no llegó a jugar en el nuevo recinto), y que ahora se antoja un inmenso cadalso para el riojano. No corren buenos tiempos para el delantero internacional, convertido en un creciente problema para el Sevilla y dispuesto a sufrir el escarnio de su antigua afición en su reencuentro con San Mamés, donde no hay olvido ni perdón por la airada salida que protagonizó hace tres años.

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