La máquina infernal de Klopp: así quiere destruir el Liverpool al Real Madrid en la Champions

El Real Madrid se enfrenta a uno de los mejores equipos de la década en la Premier League. Un conjunto de autor, perfectamente engrasado, con una capacidad goleadora demoledora y tantos recursos individuales y colectivos como el equipo de Carlo Ancelotti... o incluso mayores. Con una ligera diferencia, la animadversión que siente el Liverpool por el Real Madrid. Hay muchas ganas de venganza en Inglaterra. En Inglaterra nadie olvida la final de Champions League perdida en 2018, con la estelar aparición de Loris Karius para el empate de Karim Benzema y un golazo para la posteridad de Gareth Bale que hundiría al Liverpool. Pero todavía hay más, porque en el último enfrentamiento en Champions, con explosión goleadora de Vinícius Júnior incluida, el Madrid tumbó al conjunto de Jürgen Klopp en los cuartos de final de la Champions 2020/21. La revancha está servida.

En este sentido, no hay nadie que se haya manifestado tan obstinadamente como Mohamed Salah. La estrella egipcia del Liverpool pidió al Real Madrid en la final porque siente que debe "saldar una cuenta pendiente", así lo transmitió cuando el equipo 'red' salió vivo de Villarreal y consiguió el pase a la finalísima de 'La Orejona'. El delantero no ha borrado de su mente aquel desgraciado momento donde la desafortunada llave de Sergio Ramos le provocó una luxación en el hombro izquierdo y su posterior salida del campo. Una acción que cambió el partido y mermó las opciones de su equipo.

Pero esta vez Salah, con molestias y sustituido en la final de la FA Cup contra el Chelsea que venció el equipo 'red', estará en la final. ¿Al 100%? Eso espera Klopp y la hinchada inglesa, aunque habrá que ver cómo está el egipcio, suplente en el último encuentro de la Premier League y cuyo gol no sirvió para arrebatarle el título al Manchester City de Pep Guardiola. No obstante, el egipcio no es el único frente abierto del Liverpool.

Van Dijk y Fabinho también han sufrido lesiones o molestias en las últimas semanas. El central neerlandés, un pilar crucial en la estructura defensiva 'red', no pudo acabar tampoco la final de la FA Cup y fue suplente en el último encuentro de Premier, mientras que el centrocampista brasileño ni entró en la convocatoria. Pero todavía hay más, porque el español Thiago Alcántara, uno de los dos cerebros organizativos del Liverpool junto a Trent Alenxander-Arnold, se lesionó en el último encuentro y casi todos descartan su presencia en la final. El Liverpool llega muy tocado a París.

El equipo de las 1.000 caras

Sin embargo, hay un aluvión de motivos para temer al Liverpool. El primero es obvio, es un equipazo. Un club capaz de detectar el talento joven antes que el resto y de contratar perfiles antes que nombres. El conjunto de Jürgen Klopp, cuyo entrenador afirma que "la presión es el mejor mediapunta del mundo", realiza una de las mejores defensas altas que se hayan visto jamás. El Liverpool muerde tobillos, asfixia a los centrocampistas rivales sin dejarlos girar, defiende con ambos centrales en la línea de mediocampo (Van Dijk y Konaté) y, cuando recupera la pelota, llega al área rival en no más de cinco pases. La característica verticalidad 'red', junto a la determinación de sus delanteros, es una bomba de relojería. Un abanico de atacantes que les permite tanto llevar el peso del encuentro como esperar atrás y machacarte al contragolpe.

A los habituales monstruos ofensivos (Mohamed Salah, Sadio Mané y Roberto Firmino), se les han unido en los últimos tiempos Diogo Jota y Luis Díaz. O dicho de otro modo, el Liverpool tiene una cantidad enorme de delanteros fiables que no posee el Real Madrid, aunque tampoco tiene a un genio del calibre de Karim Benzema entre sus filas. Lo que sí posee son futbolistas que taladran la espalda entre lateral y central y tiran diagonales sin descanso. Animales físicos, con la habilidad de ocupar las tres posiciones de ataque y aportar una multitud de variantes al esquema táctico de su entrenador.

Aquí cobra especial dimensión la figura de Luis Díaz. El colombiano se ha ganado el corazón de la hinchada 'red' a base de concatenar actuaciones de élite en la Champions League, la Premier League y la copa inglesa. Es un ciclón como extremo que busca constantemente situaciones de uno contra uno y que, tanto si emerge desde el banquillo como desde el 11 titular, puede dinamitar el partido en cualquier momento. Fue clave en la remontada del Liverpool en Vila-real y también en la final de la FA Cup. Podría causarle muchos problemas a Dani Carvajal si Fede Valverde no le respalda.

Otro punto fuerte es que, a diferencia de 2018, Loris Karius no ocupará la portería 'red', sino que lo hará uno de los mejores porteros del planeta como es Alisson Becker. La seguridad del brasileño, su juego de pies, las paradas imposibles y la confianza que transmite a su equipo es radicalmente distinta de la que insuflaba levemente Karius. Por otra parte, sus laterales, Andrew Robertson y Trent Alenxader-Arnold, son básicos para superar presiones altas, pero en el caso del inglés también representa un arma de doble filo.

La paleta de golpeos del lateral derecho 'red' le hace convertirse más en un centrocampista que en un simple defensor. Es el encargado de ejecutar las jugadas a balón parado del Liverpool, quien suele ser decisivo en la salida de pelota y uno de las mentes pensantes del equipo. Si finalmente no llega Thiago Alcántara, el porcentaje de creatividad del hispanobrasileño le corresponderá a él. Alexander-Arnold asiste sin llegar a línea de fondo y sus cambios de orientación son milimétricos. Sin embargo, y esto lo saben tanto Klopp como sus rivales, la espalda del inglés puede convertirse en una autopista si sus rivales lo aprovechan. Aquí es donde Vinícius Júnior podría decantar el encuentro.

Por último, hay que remarcar la fortaleza mental del Liverpool. Después de ganar al Villarreal por un contundente 2-0 en Anfield en la ida de las semifinales de la Champions League, la vuelta en el Estadio de la Cerámica se antojaba cómoda. Sin embargo, el equipo de Unai Emery llevó al límite a los ingleses y al filo del descanso ya había igualado la eliminatoria. En esos momentos, el Liverpool podría haberse venido abajo como ha hecho el Barça en los últimos años en Champions. Nada más lejos de la realidad, su entrenador reaccionó con la entrada de Luis Díaz, el Liverpool se reenganchó al encuentro y terminó remontando el partido para estar en la final de París.