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El bofetón al Real Madrid estaba cantado y por qué Zidane pierde el control
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El plan de Guardiola supera al francés

El bofetón al Real Madrid estaba cantado y por qué Zidane pierde el control

Durísima derrota del Real Madrid, que se adelantó con un gol de Isco y perdió el control del partido ante el Manchester City. Sergio Ramos fue expulsado y Vinícius falló un gol clarísimo

Foto: Zidane consuela a Sergio Ramos, expulsado en el partido contra el Manchester City. (EFE)
Zidane consuela a Sergio Ramos, expulsado en el partido contra el Manchester City. (EFE)

El Real Madrid recibe un bofetón grave en el Bernabéu y en su competición favorita. La victoria del Manchester City (1-2) confirma que el equipo de Zidane es vulnerable y le obliga a una remontada en el partido de vuelta. Las heridas son importantes en un Madrid frágil en lo futbolístico y lo anímico. Es una derrota más que se suma a la del Levante, los cuatro empates en la Liga en su estadio y la eliminación de la Copa del Rey contra la Real Sociedad. Los síntomas son los de un equipo enfermo por la falta de continuidad. Este Real Madrid va empeorando sus prestaciones a nivel colectivo e individual. Sufre de fragilidad en todas las líneas (un día falla Courtois, otro se despista Sergio Ramos, Carvajal es irreconocible, Marcelo ya no es fiable, no ve portería Benzema y ya se pierde con Casemiro y Fede Valverde en el centro del campo). Zidane no tiene el control de los partidos, ni de las alineaciones, ni tampoco encuentra soluciones a los problemas. Es un equipo vistoso, por fases, pero inofensivo. Ha dejado de ofrecer argumentos para hablar de un conjunto fiable.

Los rivales aguantan el ritmo, la velocidad de la pelota (demasiado horizontal) no sirve para romper líneas y acaban detectando los puntos débiles. Aprovechan, en definitiva, el coladero defensivo. Lo hizo en el último partido de Liga el Levante y se pudo dar un mayor festín el Manchester City en el Bernabéu. Perdió la ventaja del gol de Isco, se partió como bloque y fue arrollado por la energía del equipo de Pep Guardiola. Empató Gabriel Jesús, en una acción dudosa. Tocó con los brazos por la espalda a Sergio Ramos y pareció desplazarle. Para el árbitro fue un simple contacto. Entró el Madrid en pánico. Apareció la ansiedad. El miedo al derrumbe. Picó Carvajal en una entrada a Sterling y le hizo penalti. Marcó De Bruyne y la imagen del Real Madrid fue la de un equipo deprimido. El castigo se incrementó con la roja a Sergio Ramos por trabar a Gabriel Jesús.

La derrota es un mazazo para un equipo que pierde fuelle en el inicio del tramo decisivo de la temporada. Se está desinflando la versión del Real Madrid sólido. La que le llevó a construir un equipo al que le hacían pocas ocasiones y conseguía dejar la portería a cero. Se derrumba el Madrid de Zidane en las fechas clave y se aleja de la versión compacta que le llevó a ganar la Supercopa de España. Entra en barrena tanto en la Liga como en la Champions, y el domingo visita el Bernabéu el Barcelona, que no es que vaya sobrado, pero tiene algo más de confianza y la amenaza de Messi. El principal problema futbolístico del equipo de Zidane es su falta de contundencia en las dos áreas. Mucha de la culpa se le puede atribuir a Vinícius, la apuesta de Zidane en el once. Dejó a Bale en el banquillo. También prescindió de Kroos. Pensó en el Clásico el entrenador francés. Mal día para darle vida al City.

La posesión estéril

Entró bien al partido y acabó desquiciado. Con agonía para no evitar un resultado más abultado. De nada valió la propuesta de Zidane en el primer tiempo. Quiso la pelota. Guardiola se la dio y esperó atrás en bloque. Ordenados y pacientes. Un Madrid con mucha posesión estéril y abusando del toque y poca profundidad. Con un Vinícius acelerado y sin puntería. Con Benzema en otra de sus noches aciagas. El '9' solo tuvo un remate franco. Era un Madrid que quiso el control y adoleció de agresividad e intimidación. Enfrente, un Manchester City transformado en un equipo contragolpeador. Pep Guardiola da una vuelta de tuerca a su manual y entiende que se puede hacer daño robando y saliendo. En esta primera parte dominante del Madrid, hicieron más daño las llegadas del City.

En Vinícius estuvo el partido. Está en el primer equipo y no en el Castilla. No puede fallar lo fácil. Es muy difícil catalogar a este jugador. Su eficacia pasa de cero a cien como las revoluciones con las que juega al fútbol. En un mismo encuentro es capaz de cometer un error clamoroso en la definición y después dar una asistencia para que marque Isco. Llegó el gol del malagueño cuando empezaba a estar con el agua al cuello y Courtois despejaba balones en el asedio del Manchester City. El tanto ponía en ventaja a los de Zidane, pero dejaba varios avisos que anunciaban el descalabro. El Madrid daba señales de inconsistencia y tenía serios problemas para finalizar las jugadas. Fallaba lo imperdonable. La ansiedad y los nervios desnudan las carencias de un Real Madrid frágil en las áreas.

No debe dejar caer en saco roto el clamoroso fallo de Vinícius en el primer periodo cuando el Real Madrid atravesaba su mejor momento. Está en la élite y hay que exigirle que deje de ser un revulsivo. Más si Zidane le da la oportunidad de empezar desde el inicio. El brasileño se resbaló o se pegó un culetazo extraño. Le cayó un balón en un rechace del portero Ederson tras un remate de cabeza de Benzema. Solo, con ventaja y bien posicionado, no consiguió ni pegarle a la pelota. Un error que pone de manifiesto la deficiencia que tiene este chico con el remate. No se puede permitir fallar este tipo de acciones en un día señalado. Todo lo que toca Vinícius es extraño. Estamos ante un chico que es una incógnita. Juega a la ruleta. Tanto puede salir estupendo en sus arrancadas como ser una fatalidad.

A Zidane se le descontrola un equipo que coge direcciones y toma decisiones equivocadas. Había conseguido regularidad y una racha de 21 partidos sin perder hasta que se produjo el petardazo contra la Real Sociedad por esa obsesión que tiene con las rotaciones. Desde entonces, va en picado. El juego abusa del toque y pierde verticalidad y, lo peor, se resienten la confianza y la seguridad que transmitía como bloque. Se conocía que podía haber problemas para hacer goles, pero se compensaba con una estructura de hierro y un rigor táctico. Con el control de la pelota y las posesiones largas, no le llega para ganar a los grandes que le hacen correr y tienen jugadores desequilibrantes (partidazo de De Bruyne). Al Real Madrid le tocará arriesgar en la casa de Pep.

El Real Madrid recibe un bofetón grave en el Bernabéu y en su competición favorita. La victoria del Manchester City (1-2) confirma que el equipo de Zidane es vulnerable y le obliga a una remontada en el partido de vuelta. Las heridas son importantes en un Madrid frágil en lo futbolístico y lo anímico. Es una derrota más que se suma a la del Levante, los cuatro empates en la Liga en su estadio y la eliminación de la Copa del Rey contra la Real Sociedad. Los síntomas son los de un equipo enfermo por la falta de continuidad. Este Real Madrid va empeorando sus prestaciones a nivel colectivo e individual. Sufre de fragilidad en todas las líneas (un día falla Courtois, otro se despista Sergio Ramos, Carvajal es irreconocible, Marcelo ya no es fiable, no ve portería Benzema y ya se pierde con Casemiro y Fede Valverde en el centro del campo). Zidane no tiene el control de los partidos, ni de las alineaciones, ni tampoco encuentra soluciones a los problemas. Es un equipo vistoso, por fases, pero inofensivo. Ha dejado de ofrecer argumentos para hablar de un conjunto fiable.

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