El plan B de Fernando Alonso o por qué este McLaren no es el del trastazo en Indianápolis

¿Pero no resultó un desastre total la participación en las 500 Millas de Indianápolis de Fernando Alonso con McLaren en 2019? ¿Qué ha cambiado para que repita con el equipo americano de Zak Brown el próximo mayo?

Como apuntaba El Confidencial hace algunas semanas, Alonso tenía abiertas varias opciones negociadoras para las 500 Millas, pero la de Andretti Racing era la inicialmente favorita. Con todo sentido, por suficientes razones. Pero un obstáculo se interpuso en el camino: Honda. Hoy, el español se ha girado hacia un equipo que, bajo su nueva estructura, afronta su primera temporada en el IndyCar, con dos pilotos sin experiencia en la carrera, y en una estructura con resultados modestos en las 500 Millas. ¿Tendrá entonces opciones de victoria para lograr la Triple Corona con la nueva filial de McLaren en el IndyCar?

¿No ha sido Honda?

“No ha sido Honda, ha sido una falta de acuerdo con Fernando”, vino a resumir Michael Andretti el día que anunciaba su sexto piloto para las 500 Millas. No era Fernando Alonso. La realidad apunta a otros derroteros. El martes, Alonso y el Arrow McLaren SP anunciaban su asociación para las 500 Millas con la filial de McLaren en Estados Unidos, creada tras el acuerdo con el veterano equipo americano Schmidt Peterson Motorsports. Por tanto, no se trata ni por asomo de la estructura del pasado año. Pero el acuerdo apunta a un plan B, vía secundaria sobre a la autopista principal inicialmente tomada. Y semejante desviación presenta lógicas dudas sobre las garantías de victoria que busca el español. Porque no olvidemos que las 500 Millas son su gran objetivo en 2020. Como para repetir escenas del pasado.

Las apariencias —puede que la realidad sea otra— apuntan a un ‘pase bola’ de Andretti Racing hacia Arrow McLaren. Michael Andretti había cerrado el patrocinador para el monoplaza de Alonso, ya antes vinculado al equipo americano —ganó las 500 Millas en el monoplaza de Takuma Sato, compañero de Alonso en 2017—. El acuerdo estaba a punto de caramelo cuando saltaba el veto nunca explicitado de Honda. Hoy, Ruoff —empresa financiera en el sector de las hipotecas— patrocina a Alonso y McLaren. Aunque importante, la faceta económica del proyecto es solo uno de los pilares para salir a la pista con opciones ganadoras.

“Fernando es una persona metódica y reflexiva cuando toma una decisión sobre dónde quiere correr”, explicaba Zak Brown tras conocerse la asociación con el español. El americano se amparaba para defender la validez de su acuerdo en la brutalmente obsesiva atención al detalle de Alonso. No le falta razón, como podrá atestiguar cualquiera que le vea actuar en corto. Brown ponía como ejemplo el intenso e implacable programa emprendido para el Dakar. ¿Encuentra entonces Alonso en el Arrow McLaren SP una opción ganadora en un equipo a priori de modesto pedigrí?

¿Será suficiente?

Andretti Racing, por ejemplo. Seis pilotos, que acumulan simultáneamente una enorme capacidad de información en pista, compartiendo datos entre sí, como Alonso pudo comprobar en 2017. Algunos de ellos, ganadores de la carrera y con gran experiencia previa. La extraordinaria complejidad técnica de las 500 Millas exige un equipo técnico de alto calibre, gran experiencia, y capacidad de reacción. En el caso de Andretti, se trata de la escuadra privilegiada por Honda para conseguir la victoria. Dígase lo mismo de Penske al otro lado del cuadrilátero. El equipo del Gran Capitán, el propietario del circuito, la carrera, y el Indycar. Abanderado de Chevrolet, el gran rival motorista de Honda. Chip Ganassi, Ed Carpenter… Si no en la misma dimensión, también escuadras ganadores de potentes medios, experiencia y recursos. ¿Y Arrow McLaren SP, con dos novatos en las 500 Millas, y dos quintos puestos con su predecesor como mejor resultado en casi tres docenas de monoplazas presentados en la carrera durante la última década? ¿Qué ha podido convencer a Fernando Alonso?

El McLaren americano actual no es aquella estructura que el año pasado protagonizaba momentos grotescos y embarazosos, una humillación para la capacidad gestora y de liderazgo de Zak Brown. El Arrow McLaren SP es la respuesta a aquellos errores. Brown envió a Estados Unidos a Gil de Ferran, su mano derecha, ganador del IndyCar y de las 500 Millas. En la actualidad, un gestor de gran experiencia, y de magnífica relación personal con Alonso. Solo hay que recordar la rueda de prensa del pasado año tras el desastre donde le pedía disculpas con humildad y dignidad a partes iguales. Pero ¿será suficiente?

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Javier Rubio

En primer lugar, solo el propio piloto puede calibrar lo que ha visto. Al margen de evitar la humillación de no competir en Indianápolis por el veto de Honda. Pero sin duda, Alonso confía en la integridad, experiencia y capacidad de trabajo de ese Gil de Ferran que reconocía cómo Alonso —literalmente— se había jugado la vida en momentos clave de los entrenamientos de 2019. Le prometía entonces que quería la oportunidad de la revancha. "Particularmente estos últimos tres días han sido increíblemente tensos", le reconocía Gil de Ferran al español públicamente, “no podíamos haber pedido nada más de ti. Así que, lo siento mucho, amigo. Eres un piloto increíble. En mis 35 años de experiencia en las carreras, incluso más, esta es la experiencia más dolorosa que he vivido”. Imaginen la segunda oportunidad que significa para el brasileño poder volver con Alonso a las 500 Millas. De Ferran no dormirá más de dos horas en los próximos meses para sacarse aquella dolorosa y durísima espina.

David frente a Goliat

Pero voluntarismo y experiencia requieren un equipo humano efectivo, con ingenieros que conozca este intrincado y complejo mundo de millones de pequeños detalles para aspirar a la victoria en las 500 Millas. Según ha explicado el propio Brown, la contratación en diciembre de Craig Hampson ha sido un factor crucial para Alonso, Acarrea un cuarto de siglo de experiencia que se remonta al Newman Haas, uno de los grandes equipos en la historia del Indycar. Alonso debe confiar así en el triángulo de Hampson y De Ferran con él mismo en la cúspide.

Pero a su lado cuenta con dos ‘rookies’ Patricio O’Ward y Oliver Askew, promesas de futuro pero cachorros sin experiencia en las 500 Millas. De modo que, sobre el papel, el Arrow McLaren SP sigue presentándose como un David frente al Goliat de Andretti Racing, Penske, Ganassi y Ed Carpenter. Hablamos de quince monoplazas en las mejores estructuras con varios colosos de los óvalos y ganadores de las 500 Millas.

Es entonces cuando se intuye que en ese ‘pase bola’ de Andretti Racing a McLaren pueda existir algo más que un patrocinador que salta de un equipo a otro. Aún se recuerda cómo el patético McLaren de 2020 buscaba ayuda de otros equipos el día antes de la última clasificación. La recibió en forma de material y datos, con talonario por delante, según contaba la leyenda urbana. El propio Zak Brown reconocía al anunciarse el acuerdo con Alonso su gran amistad —también empresarial— con Michael Andretti.... Y si Honda le ha golpeado en sus intereses, si una empresa de hipotecas aparece a bordo del McLaren en las 500 Millas ¿Por qué no considerar que a Fernando Alonso también se la ha convencido con una posible colaboración técnica en forma de flujo de información desde su equipo —Andretti Racing— hasta que Honda levantó el dedo para decir no? Las perspectivas de una victoria en las próximas 500 Millas harían así más dulce la revancha del fracaso del pasado año, y de la bofetada desde un despacho en Tokio.