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La asfixia de Eden Hazard en el Real Madrid y la soga de Zidane
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La asfixia de Eden Hazard en el Real Madrid y la soga de Zidane

El Real Madrid endereza el rumbo en Estambul. Los jugadores se dieron una paliza para no sufrir un accidente que pusiera contra las cuerdas a su entrenador. Hazard sigue lejos de su mejor forma

Foto: Zidane saluda a Hazard en el cambio del partido contra el Galatasaray. (EFE)
Zidane saluda a Hazard en el cambio del partido contra el Galatasaray. (EFE)

La vieja guardia no quiere que echen a Zidane. Lo dejó bien claro Sergio Ramos saliendo a hacer de escudo antes del partido. A ellos se une el fichaje estrella. Eden Hazard se dejó el alma en Estambul para ayudar a que le quiten la soga que parece tener el entrenador francés. Ganar al Galatasaray (0-1) es el primer gran triunfo de un vestuario que desconfía de las intenciones de Florentino Pérez. No se dan nombres, pero los jugadores y el entrenador están molestos por cómo se filtran ciertas noticias que no ayudan a generar estabilidad y unión. Las palabras del capitán son contundentes cuando dice que no se utiliza la misma vara de medir y, sobre todo, cuando pide que se respalde a Zidane hasta el final de la temporada. Esto es imposible. Florentino y los dirigentes quieren sufrir menos y tener más garantías.

Se enfría el despido de Zinédine Zidane. Gana tiempo el técnico francés para recuperar el crédito que le niegan desde dentro del club. En cualquier momento, se puede calentar el debate de la sustitución en el banquillo si el Real Madrid no ofrece una versión más fiable que la vista en Estambul. La victoria en Turquía costó. Hasta 27 disparos (13 de ellos a portería) necesitó para hacer un gol. Lo marcó Toni Kroos, en el primer cuarto de hora, tras una asistencia de Eden Hazard. Era una fase de partido confusa. El Real Madrid entró bien al encuentro. Enchufado. Activo. Aprovechó las facilidades que daba el equipo turco. Un rival con poco rigor táctico. La amenaza duró 10 minutos. El tiempo en el que Courtois (señalado por sus fallos) sacó dos buenas manos para meter al equipo en el partido. Esto es lo que se espera del guardameta. Paradas salvadoras.

placeholder Kroos celebra el gol marcado al Galatasaray. (EFE)
Kroos celebra el gol marcado al Galatasaray. (EFE)


El propósito de los jugadores es dejarse todo y vaciarse por Zidane. Desactivar los rumores de un posible despido que no les convence. Están a muerte con Zidane. Con esta actitud de sacrificio, trabajo y más esfuerzo, se pretende ayudar al entrenador. Uno de los más interesados es Eden Hazard, que se metió una paliza y no acabó el partido. Fue el primer cambio (entró en su lugar Vinícius) y abandonó el césped resoplando. El belga sigue sin estar en la mejor forma. Le falta un cambio de ritmo, precisión y desborde. Aun así, se comprometió con el espíritu de un grupo que necesita ver a su entrenador con más calma que los nervios que ha transmitido en el viaje a Estambul.

Agradecido a los jugadores

Hazard se fue asfixiado y el desgaste le mereció la pena. Dio una asistencia y tuvo una clara ocasión de gol. Un disparo, después de regatear el portero, acabó en el larguero. Era el gol de la tranquilidad y lo lamentó. Podía haber definido por abajo, pero salió forzado del uno contra uno. Síntoma de que le faltan esa frescura y un ritmo más continuado. Lo importante era ganar y salir vivos, como fuera, de la 'final' de Estambul. Al Madrid le falló la pegada y lo solventó con mucho esfuerzo y las buenas intervenciones de Courtois. Ganó por coraje y porque, para qué vamos a negarlo, con el plan A, por muy bajo que esté, le da para ganar a un Galatasaray inconsistente y deficiente en todas sus líneas. Brilló por encima de todos el alemán. Kroos generó fútbol, realizó un derroche físico y marcó las diferencias con la precisión de sus pases y sus llegadas a posiciones de remates. Le hicieron un penalti que no fue señalado.

El Real Madrid merece un triunfo muy deseado. Es una victoria balsámica y sirve para arreglar el lío en el que se metió con el empate en el Bernabéu contra el Brujas. Ganar en Turquía endereza el rumbo en la Champions. Es un paso importante después de la mala imagen que se vio en la derrota contra el Mallorca. Vuelve a salir reforzado el joven Fede Valverde. Se hace imprescindible su brega y verticalidad en el centro del campo. Empieza a tirar la puerta del once. Zidane tiene a un jugador que le da lo que le pide. Ida y vuelta, sacrificio, coberturas, llegadas desde atrás, agresividad y resistencia. Zidane señaló a Isco, James y Vinícius. Todos titulares en Mallorca y suplentes en Estambul. Tampoco jugó de inicio Jovic. Eligió, por sorpresa, al joven Rodrygo. Con solo 43 minutos en la Liga y dos partidos en el Castilla, en el día en que se jugaba el puesto el entrenador quiso al brasileño en la banda derecha. Se dio una buena zurra y acabó con la lengua fuera. Como Hazard. "Me alegro por los jugadores. Hay que felicitarlos. La gente tiene que estar orgullosa de ellos. Nunca hay semanas tranquilas. Ni cuando ganas el partido", comentó Zidane tras el partido con tono bajo.

La vieja guardia no quiere que echen a Zidane. Lo dejó bien claro Sergio Ramos saliendo a hacer de escudo antes del partido. A ellos se une el fichaje estrella. Eden Hazard se dejó el alma en Estambul para ayudar a que le quiten la soga que parece tener el entrenador francés. Ganar al Galatasaray (0-1) es el primer gran triunfo de un vestuario que desconfía de las intenciones de Florentino Pérez. No se dan nombres, pero los jugadores y el entrenador están molestos por cómo se filtran ciertas noticias que no ayudan a generar estabilidad y unión. Las palabras del capitán son contundentes cuando dice que no se utiliza la misma vara de medir y, sobre todo, cuando pide que se respalde a Zidane hasta el final de la temporada. Esto es imposible. Florentino y los dirigentes quieren sufrir menos y tener más garantías.

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