Es noticia
Julen Lopetegui y su no a la boda de Rafa Nadal por una vida en Sevilla de espartano
  1. Deportes
  2. Fútbol
Escribió hace unos años un libro de poemas

Julen Lopetegui y su no a la boda de Rafa Nadal por una vida en Sevilla de espartano

Así es el día a día de Julen Lopetegui, quien nos confiesa que no tiene tiempo de ir a un restaurante con su familia, pasear por alguna calle céntrica o degustar una buena tapa en un bar céntrico

Foto: Julen Lopetegui dando instrucciones en el Sánchez Pizjuán. (EFE)
Julen Lopetegui dando instrucciones en el Sánchez Pizjuán. (EFE)

De niño, Julen Lopetegui (Asteasu, 1966) quería ser pelotari como su padre, pero las manos grandes del guipuzcoano y una agilidad gatuna para trepar por hayas y encinares lo llevaron a defender una portería de fútbol. Como entrenador, Julen ha vivido caras y cruces. Apagados los rescoldos de sus incendiarias experiencias (salida de la Selección y despido en el Real Madrid), Julen está encontrando en el Sevilla la paz que necesitaba para impulsar su carrera. No resultó fácil, porque lo recibieron con el entrecejo fruncido. Pero en la novena jornada de Liga, el equipo de Nervión camina sexto y a tres puntos del líder. La fórmula, dice, tiene mucho que ver con el trabajo.

Julen es de los que madrugan. Su despertador suena a las siete menos cuarto de la mañana; tras tomar un ligero café, el técnico sale de la urbanización El Zaudín (término municipal de Bormujos), a menos de nueve kilómetros de la Ciudad Deportiva del Sevilla. Va con tiempo, asegura, para no comerse el atasco que a esas horas se produce durante el paso del puente del Centenario. Al lugar de trabajo suele llegar alrededor de las ocho menos cuarto. Cuando todavía no ha clareado la mañana, Julen desayuna con el cuerpo técnico. Entre frutas, tostadas y cereales, el técnico repasa con sus ayudantes el plan del día en la preparación de la plantilla, las incidencias y las mil circunstancias que acontecen dentro de un grupo de treinta personas. Todo está programado al milímetro.

El entrenamiento suele terminar al filo del mediodía. Mientras que los jugadores, tras la comida, se marchan, Lopetegui y su cuerpo técnico solo han consumido media parte de la jornada. Queda el estudio pormenorizado del rendimiento de cada jugador del Sevilla, dónde tiene que reforzarse, dónde rebajar la intensidad, cuándo incrementarla. Los analistas (tres tiene el primer equipo) son una parte importante del trabajo, tanto a nivel de equipo como en el seguimiento y análisis de los rivales. Nunca sale Lopetegui de la Ciudad Deportiva antes de las ocho de la tarde. De allí, al Zaudín de nuevo, a echar las horas que faltan para terminar el día con su esposa, Rosa, y su hija María, de quince años, que estudia en un conocido colegio bilingüe de la capital hispalense.

placeholder Ernesto Valverde saluda a Julen Lopetegui. (EFE)
Ernesto Valverde saluda a Julen Lopetegui. (EFE)

Entre Monchi (director general deportivo) y Lopetegui, la sincronía es total. El entrenador dice que el contacto con el director deportivo es fluido y frecuente. “¿Cuántas veces Monchi y yo hablamos al cabo del día? Las que sean necesarias”. Y no hay que dudarlo, solo basta escuchar al ejecutivo sevillista para llegar a una conclusión lógica: “Julen y yo somos dos enfermos del fútbol y no contamos las horas que gastamos en nuestro trabajo. Nos gusta”.

Su mujer e hija sí disfrutan de Sevilla

Confiesa a El Confidencial, con cierto pesar, que apenas ha tenido tiempo de visitar la ciudad, “cosa que sí han hecho mi mujer y mi hija; ellas sí que se están empapando de las maravillas que guarda Sevilla, y están encantadas. Yo no puedo: tengo dedicación intensiva con el Sevilla. Pero no me quejo porque me gusta mi trabajo y así soy feliz”.

Julen Lopetegui tiene poco tiempo para ir a un restaurante con su familia, pasear por alguna calle céntrica o degustar una buena tapa en la barra de algún bar de los cientos que hay en Sevilla y provincia, “solo he ido de restaurantes cuando Jesús Gómez (el director de comunicación del club) me lleva a alguna de las tertulias de las distintas emisoras. No tengo tiempo para más”. En este sentido, Lopetegui (buen restaurador) ha tomado nota y asegura que ha quedado “prendado de Los Baltasares, en Dos Hermanas, y La Rosa del Azafrán, en La Pañoleta”.

Pelotari, tenista y poeta

Fanático de la pelota vasca, del tenis y también del pádel, Julen colgó hace tiempo las raquetas y ahora solo hace bicicleta, y sin realizar grandes esfuerzos debido a que hace unos años le operaron de la cadera y le insertaron una prótesis. Cuando está de vacaciones, después de una buena comida, le gusta reunirse con su cuadrilla de amigos y echar una buena partida de mus. Le gusta la lectura, pero no tiene tiempo para un buen libro, solo leer lo que concierne a su equipo y a sus jugadores. Ya llegarán las vacaciones, asegura, y la relajación, incluso los momentos de risas y placer, de libros diferentes; ya llegarán momentos para reflexionar o, incluso, para la lírica. “Yo, hace unos años, escribí un libro de poemas, cuartillas que deben de andar por casa, algo muy íntimo y personal”, confiesa el entrenador sevillista, persona que gusta de cultivar la amistad y la lealtad con su gente.

placeholder José Castro, Monchi y Lopetegui durante la presentación de éste. (EFE)
José Castro, Monchi y Lopetegui durante la presentación de éste. (EFE)

Aunque invitado a la boda de su amigo Rafa Nadal, Lopetegui tuvo que declinar asistir al evento, porque el Sevilla disputaba un partido importante ante el Levante, que terminó ganando el club blanco por la mínima. Al final del mismo, el vasco se refirió en términos elogiosos a los sevillistas: “Ha habido ocasiones donde no hemos tenido acierto y el público ha animado al equipo y eso da una energía tremenda. Los sevillistas tienen parte de responsabilidad en la victoria y desde aquí hago ese reconocimiento”.

Lopetegui, un tipo activo y buen conversador, mantiene al plantel a su cargo en niveles de ánimo muy altos. Ríe con las ocurrencias de Nolito o las chingadas del Chicharito. En la tierra del buen humor, él con su trabajo no quiere frivolidades: “Solo me cuenta chistes Pablito (Pablo Sanz, su amigo y segundo entrenador), porque no tengo tiempo para nada. Llevo una vida de espartano”.

De niño, Julen Lopetegui (Asteasu, 1966) quería ser pelotari como su padre, pero las manos grandes del guipuzcoano y una agilidad gatuna para trepar por hayas y encinares lo llevaron a defender una portería de fútbol. Como entrenador, Julen ha vivido caras y cruces. Apagados los rescoldos de sus incendiarias experiencias (salida de la Selección y despido en el Real Madrid), Julen está encontrando en el Sevilla la paz que necesitaba para impulsar su carrera. No resultó fácil, porque lo recibieron con el entrecejo fruncido. Pero en la novena jornada de Liga, el equipo de Nervión camina sexto y a tres puntos del líder. La fórmula, dice, tiene mucho que ver con el trabajo.

Julen Lopetegui
El redactor recomienda