Cien goles de Cristiano que le indican el camino para convertirse en Ronaldo
Sus dos goles al Bayern son de puro ‘9’. Colocación en el área, superar al contrario por anticipación y remate de primeras. El Madrid no tenía un ‘9’ tan puro y tan efectivo desde Ronaldo Nazário
No había nada del partido del Allianz que estuviera sorprendiendo a nadie. Cualquiera que hubiera visto alguna vez en su vida un Bayern-Real Madrid comprendía lo que estaba sucediendo en el césped; más si conocía aun con levedad la idiosincrasia de cada club representado. Los alemanes ejerciendo de alemanes y el Madrid ejerciendo de Madrid, que para eso cada uno es lo que es. Mientras unos tiraban de testosterona goda para encerrar con vehemencia al enemigo en su campo, los otros aportaban aguante y juego con la ausencia destacada y asumida en la elaboración de un trío de ataque limitado para funciones específicas, tales como la definición y la aparición en titulares deportivos, que es para lo que son famosos en el mundo entero y rivalizan con otros gigantes por el trono mundial.
Esa forma de actuar, como decimos, ya forma parte del madridismo actual y en ciertas ocasiones se acentúa, convirtiendo al Madrid en dos equipos distintos dentro de uno mismo. Uno que acaba en Modric y Kroos y otro que empieza y termina por Benzema, Cristiano y Bale. Las funciones de cada uno, difusas en consonancia con su participación en el juego, a veces se pierden entre la nada sin posibilidad de salvación. No ocurre, al menos no esta campaña, de tal manera cuando enfrente hay un contrario de los que rivalizan por la supremacía histórica con el Madrid. Entonces son bravíos y solidarios y muestran su lado más competitivo, el mejor, por otra parte. Múnich, territorio hostil por excelencia, resultó al final lugar propicio para que sigan naciendo las semillas plantadas en 2014 por ese trío maravilloso, aunque por enésima vez, el que sobresaliera miles de cabezas por encima de los otros dos fuera ese que es ahora mismo campeón de Europa vigente con club y selección.
"Quince, quince, quince"
Cuando Cristiano marcó el 0-3 aquel 29 de abril, hizo un gesto con las manos: una la mantenía fija con la palma hacia fuera, la otra la giraba y en sus labios se podía leer repetidamente “quince, quince, quince”. Era su decimoquinto gol en aquella Champions League, en la que acabaría como máximo goleador histórico con 17 tantos en total. Si el doblete de Ramos era prácticamente la sentencia del pase a la final de Lisboa, el primer gol de Cristiano era un bofetón con esa misma palma abierta a la ‘bestia negra’, esa de la que tanto alardeaban los que ocupan el palco muniqués. El cuarto fue ya reírse del pasado con malicia y mirar al futuro con el optimismo que siempre ha impregnado la Casa Blanca y que tantas veces se había visto comprometido en el mismo escenario.
Esta vez, Cristiano marcó otros dos goles. Dos goles que confirmaron que no fue un sueño aquel 5-0 de global al Bayern de Guardiola, sino que Múnich ya no es territorio comanche, sino una plaza más tomada por las tropas merengues. Estos goles, en cambio, tienen un valor diferente a los otros dos, los de hace tres años. Cristiano marcó en el Allianz este miércoles el mismo número de tantos que había realizado hasta ahora en la competición en la que es el mejor realizador de siempre con una cifra preciosa, 100 goles. No marcaba en la Champions desde que lo hiciera ante el Dortmund el 27 de septiembre. Estamos hablando del tío que ha pulverizado los récords goleadores del Real Madrid. Casi siete meses sin marcar en su torneo más querido era muchísimo tiempo.
A Cristiano se le pueden decir miles de cosas, muchas negativas y algunas de ellas, no todas, serán más que ciertas y se comprobarán día sí y día también en sus partidos. Pero nadie podrá decir jamás que no ha estado presente en la Copa de Europa cuando el Madrid lo ha necesitado, que no ha participado determinantemente para sumar dos títulos en tres años y estar con un pie en la penúltima ronda una vez más. Se le está acabando su repertorio de cualidades y nadie será capaz de frenar ese deterioro natural de un futbolista que ha dependido sobremanera de su plenitud física para ser de los mejores de siempre. Pero a Cristiano nunca se le van a acabar los goles, hasta que un día, que según él está lejano, diga que no va a jugar más al alto nivel.
El reciclaje es el futuro
Su periplo hacia la retirada será complicado. Muchos futbolistas dirán lo mismo, que todos sufren lo indecible para asumir que lo bueno, la vida tan maravillosa que han tenido como futbolistas, se acaba, pero sobran dedos de una mano para contar a quienes puedan compararse con Cristiano y la importancia histórica que ha tenido en este deporte y, por tanto, nunca habrán sentido lo difícil que es alejarse de lo que uno ha sido como lo sentirá él, como lo está sintiendo hoy en día, aunque no lo exteriorice, pues hacerlo sería el reconocimiento de su fracaso, pues eso es lo que él cree que es hacerse mayor.
Poco a poco, con el paso de los años, Cristiano se ha adentrado en ese camino sin retorno y ha entendido que la forma más llevadera de recorrerlo es con una reconversión sobre la hierba. Le ha costado, pero por fin, después de que Ancelotti pusiera la primera piedra, Cristiano cada vez es más Ronaldo. Ser delantero centro es lo que hará al de Madeira seguir ampliando su leyenda dentro del Madrid, lo único que le permitirá cumplir su contrato o quedarse cerca de ello sin que el público se le eche encima y pida, con su memoria de pez, que echen a ese tío.
Sus dos goles al Bayern son de puro ‘9’. Colocación en el área, superar al contrario por anticipación y remate de primeras. Incluso sus otras acciones que acabaron en paradas sensacionales del mejor jugador del partido, Manuel Neuer, son propias de un ariete de toda la vida. El Madrid no tenía un ‘9’ tan puro y tan efectivo desde que Ronaldo Nazário fichó por el Milan en el invierno de 2006. Zidane lo está utilizando cada vez más lejos de la banda y más cerca de los centrales. Cristiano nunca quiso ser marcado, fijar a los defensas, sino que prefería la libertad del costado y el espacio que le brindaba para correr, pero ya no está para esos galopes. El reciclaje es el futuro, también para Cristiano. Lo sabe él, lo sabe Zidane y el madridismo lo gozará.
No había nada del partido del Allianz que estuviera sorprendiendo a nadie. Cualquiera que hubiera visto alguna vez en su vida un Bayern-Real Madrid comprendía lo que estaba sucediendo en el césped; más si conocía aun con levedad la idiosincrasia de cada club representado. Los alemanes ejerciendo de alemanes y el Madrid ejerciendo de Madrid, que para eso cada uno es lo que es. Mientras unos tiraban de testosterona goda para encerrar con vehemencia al enemigo en su campo, los otros aportaban aguante y juego con la ausencia destacada y asumida en la elaboración de un trío de ataque limitado para funciones específicas, tales como la definición y la aparición en titulares deportivos, que es para lo que son famosos en el mundo entero y rivalizan con otros gigantes por el trono mundial.