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Cura de humildad en el PSG: el bochorno de Luis Enrique supera el naufragio de Mbappé
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víctima de su arrogancia

Cura de humildad en el PSG: el bochorno de Luis Enrique supera el naufragio de Mbappé

El fiasco del PSG contra el Barcelona es una cura de humildad para Luis Enrique, que no supo gestionar tácticamente el partido ni sacar lo mejor de un atascado Mbappé

Foto: Luis Enrique, pensativo, en el banquillo del PSG. (EFE/EPA/Yoan Valat)
Luis Enrique, pensativo, en el banquillo del PSG. (EFE/EPA/Yoan Valat)

Luis Enrique es el máximo responsable del fiasco del Paris Saint-Germain en el partido de ida de los cuartos de final y tiene un alto porcentaje de culpa del desastroso rendimiento de Mbappé contra el Barcelona. Falló en todo. En la prepotencia con la que habló de la figura de Xavi como entrenador del Barcelona, en una alineación con Marco Asensio y sin Zaïre-Emery y en no dar la cara por Mbappé en la rueda de prensa después de una dolorosa derrota.

Esto es lo que tiene ser un egocéntrico. Tienes que estar para las buenas y las malas, y lo que le pasó a Luis Enrique es que se agrandó antes de que la pelota echara a rodar. Infravaloró al Barcelona, se imaginó que podía sorprender con Asensio de falso nueve y quedó en evidencia con los cambios. Lo que hizo Xavi tuvo el efecto deseado para desarmar al raquítico sistema defensivo del equipo parisino.

La asistencia de Pedri, a los 50 segundos de estar en el campo, a Raphinha en el empate a dos es el bochorno de un entrenador que afrontó la eliminatoria con prepotencia y egocentrismo. Muy propio en la personalidad de Luis Enrique, pero poco aconsejable cuando te manifiestas con la arrogancia y la chulería con la que se ha comportado tanto con sus declaraciones como con sus decisiones. Mal en la sala de prensa y peor en la gestión del partido ante un Barcelona que resurge a costa del peor Luis Enrique.

Es una cura de humildad para un entrenador que vuelve a pecar de arrogancia y una chulería que se le vuelve en su contra en escenarios claves. Lo que le ha pasado a Luis Enrique no es nuevo. Es lo mismo que sucedió en el Mundial de Qatar, con ese talante bravucón, insolente y desafiante. Llegaron Japón y Marruecos, y nos mandaron para casa.

placeholder Mbappé, con gesto de frustración, en la derrota con el Barcelona. (Reuters/Sarah Meyssonnier)
Mbappé, con gesto de frustración, en la derrota con el Barcelona. (Reuters/Sarah Meyssonnier)

De los cuatro entrenadores españoles que han disputado los cuartos de final de la Champions, el único que ha perdido el primer partido es Luis Enrique. Un paso atrás para el asturiano, que llegó al PSG prometiendo que haría un equipo por encima de las individualidades y se ha cargado al mejor Mbappé con la gestión de los cambios de la estrella francesa.

Un galimatías

Los equipos dirigidos por Xavi, Guardiola y Mikel Arteta han pasado por momentos de dificultad y no han perdido. El único que ha ganado es Xavi. El perdedor es Luis Enrique por una gestión ineficaz y desconcertante. Lo que más daño le hace y por lo que se tiene que tragar sus palabras es que un novato, como menospreció a Xavi, le haya levantado un 2-1 en el Parque de los Príncipes.

Es peor la preparación y el trabajo que hizo Luis Enrique que el naufragio de Mbappé contra el Barcelona. La estrella del Paris Saint-Germain quedó minimizada con el excelente nivel defensivo que dieron Koundé y Ronald Araújo. Dos colosos que se emplearon a fondo para no dejar espacios, con ayudas, anticipación y mucha concentración y contundencia. Mbappé solo pudo disparar en tres ocasiones y ninguno de los balones fue entre los tres palos de Ter Stegen.

Foto: Nacho en el partido contra el Leipzig en el Bernabéu. (AFP7)

El marcaje a Mbappé resultó decisivo. La impotencia del jugador se vio en su enfado por no entender por qué no fluía el juego y la falta de una referencia arriba. A Mbappé le gusta jugar con un delantero. Lo hizo desde la banda izquierda y Luis Enrique, entre el lío de Asensio, la salida de Barcola y la entrada tardía de Zaïre-Emery, generó que los diferentes sistemas fueran un galimatías.

Queda la vuelta en Montjuïc, mucha tela por cortar, pero la derrota del PSG contra el Barcelona no se esperaba. Es un golpe duro, que tiene remedio. Se une a otros que ha tenido en la fase de grupos contra el Milan, el Newcastle y el Borussia Dortmund. Luis Enrique pierde crédito en la gestión con Mbappé, que ganó la eliminatoria contra la Real Sociedad, y su apuesta por inventar algo diferente en el PSG.

Luis Enrique es el máximo responsable del fiasco del Paris Saint-Germain en el partido de ida de los cuartos de final y tiene un alto porcentaje de culpa del desastroso rendimiento de Mbappé contra el Barcelona. Falló en todo. En la prepotencia con la que habló de la figura de Xavi como entrenador del Barcelona, en una alineación con Marco Asensio y sin Zaïre-Emery y en no dar la cara por Mbappé en la rueda de prensa después de una dolorosa derrota.

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