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Gijón como ejemplo del jugador 'one club man'. ¿Por qué esta figura ha ido desapareciendo progresivamente?
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El fútbol ya no es lo que era

Gijón como ejemplo del jugador 'one club man'. ¿Por qué esta figura ha ido desapareciendo progresivamente?

Los intereses que rodean al fútbol —económicos, sociales y políticos—, la amenaza del fútbol árabe y un producto cada vez más comercial, algunos de los factores principales

Foto: Joaquín Alonso, un centrocampista de los de antes. (Real Sporting de Gijón)
Joaquín Alonso, un centrocampista de los de antes. (Real Sporting de Gijón)

El fútbol avanza a pasos agigantados. Cada día. El verano pasado, lo más hablado giraba en torno al Mundial de Qatar que se iba a celebrar en invierno. Exactamente, un año después, ha surgido el boom del fútbol árabe, con decenas de jugadores de élite —muchos de ellos en su mejor momento deportivo— exiliando a una liga de pobre nivel y sin ningún tipo de historia.

Quizá quien haya visto el balompié de los setenta, ochenta o noventa se abrume ante tanta revolución. Incluso puede que no reconozca el fútbol que ve. O que directamente ya no le guste tanto. Y es que hace años, antes de que este deporte evolucionase a un producto tan extremadamente comercializado y capitalizado, había un tipo de jugador, conocido como one club man, que reunía todos los valores deportivos y personales que identificaban, en cierta medida, el fútbol de la época. En la actualidad, pocos son los casos que, hasta ahora, estén desarrollando toda su carrera en un mismo club. Koke, Muniaín, Nacho y Gayá son, quizás, los mejores ejemplos en el fútbol español.

Foto: Nacho celebra un gol con el Real Madrid. (EFE/Román Ríos)

Para recordar esta figura, el Real Sporting de Gijón abre sus puertas a El Confidencial para charlar con Joaquín Alonso —responsable de Relaciones Institucionales— y Juan Carlos Ablanedo —vicepresidente de la Asociación de Veteranos—. Dos históricos que jugaron únicamente en Gijón y que, además, fueron internacionales absolutos con España.

Joaquín es el jugador con más partidos en la historia del club. Disputó un total de 652 partidos oficiales (514 en Liga) durante las 16 temporadas que defendió la elástica rojiblanca. De hecho, en su día, se convirtió en el jugador con más partidos en la historia de Primera División, con 479 encuentros. Un hecho histórico. Ablanedo, por su parte, defendió la portería de El Molinón durante 17 temporadas, con un total de 460 partidos oficiales y con la consecución de tres Trofeos Zamora en las temporadas 1985, 1986 y 1990.

placeholder Ablanedo (arriba, segundo por la derecha) y Joaquín (arriba, tercero por la derecha), antes de un Sporting-Sevilla en 1988. (Real Sporting de Gijón)
Ablanedo (arriba, segundo por la derecha) y Joaquín (arriba, tercero por la derecha), antes de un Sporting-Sevilla en 1988. (Real Sporting de Gijón)

Para Joaquín, "es un orgullo y una satisfacción enorme haber jugado durante toda mi carrera en un club como el Real Sporting de Gijón". Reconoce que "antes no era fácil que esto ocurriera, y que ahora es muy difícil". Ablanedo comparte el discurso de Alonso, y añade que "jugar en el Sporting era su sueño de niño".

Ambos coinciden en que las circunstancias actuales del fútbol, en especial por la evolución del deporte, hacen difícil poner en perspectiva lo que significaba antes y lo que significa ahora ser un jugador one club man. Así lo defiende Ablanedo, quien reconoce que en su época "los jugadores de mi generación considerábamos que podíamos desarrollarnos plenamente como profesionales en nuestro club".

Asimismo, reconoce que "todos teníamos un sentimiento de pertenencia y, para nosotros, formar parte de esa tradición histórica era algo fundamental" y admite la importancia de "los referentes dentro del club, jugadores que solo habían jugado en el Sporting y que querías imitarlos"

placeholder Ablanedo, un tres veces Trofeo Zamora en El Molinón. (Real Sporting de Gijón)
Ablanedo, un tres veces Trofeo Zamora en El Molinón. (Real Sporting de Gijón)

Joaquín, por su parte, hace un ejercicio de memoria y recuerda la Ley Bosman y los derechos de retención, dos cuestiones que hacían que las salidas de los jugadores fuesen mucho más difíciles. Reconoce —sin citar los clubes— que hubo varios equipos interesados en incorporarle a sus filas a lo largo de su carrera, en especial "cuando tenía 28 o 29 años y estaba volviendo a la Selección", pero admite que "en Gijón estaba muy a gusto, identificado con la afición y con el club y en una cómoda situación personal y familiar", lo que hacía que "siempre que acaba un contrato, el club y yo llegábamos a un acuerdo para la renovación".

Ablanedo también reconoce haber recibido ofertas en su época, aunque, en la misma línea de Joaquín, asegura que "me sentaba con el club, valorábamos las ofertas y qué intereses teníamos ambos, y al final decidíamos que lo mejor para ambas partes era que yo siguiese en el Sporting".

Foto: Un fan del Al-Nassr muestra un extraño cartel animando a Ronaldo. (EPA)

Preguntados por la revolución del fútbol árabe, poniendo de ejemplo el caso del fichaje de Gabri Veiga por el Al-Ahli, ambos empatizan y entienden a aquellos jugadores que abandonan el fútbol europeo rumbo a Arabia Saudí. Para Juan Carlos Ablanedo, se trata de "una decisión completamente respetable y comprensible. Las circunstancias de hace 20 o 30 años son muy distintas. Al final, eres profesional y hay que aprovechar el momento" y hace hincapié en el ejemplo de Veiga, donde dice que "cuando todavía tienes tiempo para volver al fútbol europeo, es completamente comprensible que aceptes".

Joaquín no se sale de la línea de Ablanedo, y habla de "las cantidades tan altas que se mueven en el mundo del fútbol, que ha cambiado en muchos parámetros y uno es este". Además, cree que es fundamental "ponerse en la situación personal de cada jugador, su momento y la época que esté viviendo".

Foto: Jorge Mendes, junto a Ansu Fati, tras renovar. (Reuters/Albert Gea)

Ninguno se atreve a asegurar si, en caso de estar desarrollando la carrera que hicieron en su época en la actualidad, aceptaría una oferta de Arabia. "Es muy difícil contestar esa pregunta. Hay que saber en qué equipo estás, en qué categoría estás y contra quién compites. Son muchos parámetros a analizar de cara a tomar la decisión", afirma Joaquín.

Está claro que el fútbol vive un momento distinto, movido por intereses económicos, políticos y sociales. Un deporte poco a poco arrebatado de sus verdaderos dueños —los aficionados— y que evoluciona cada vez más al producto en el que se ha convertido, por ejemplo, la NBA en Estados Unidos. Los románticos del balompié seguirán al pie del cañón, por mucho que traten de arrebatarles lo que les pertenece. Y una de las cuerdas a la que se podrán aferrar, hasta que acabe por desaparecer por completo, es la figura del jugador one club man. Cada vez menos, pero cada vez más importantes.

El fútbol avanza a pasos agigantados. Cada día. El verano pasado, lo más hablado giraba en torno al Mundial de Qatar que se iba a celebrar en invierno. Exactamente, un año después, ha surgido el boom del fútbol árabe, con decenas de jugadores de élite —muchos de ellos en su mejor momento deportivo— exiliando a una liga de pobre nivel y sin ningún tipo de historia.

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