El veloz ultimátum de la FIFA a Rubiales provoca la dimisión que no consiguió el Gobierno

La dimisión de Luis Rubiales está provocada por la rapidez y la determinación con la que ha actuado la FIFA. El máximo organismo del fútbol mundial no se ha puesto de perfil en un episodio que calificó de muy grave y su presidente, Gianni Infantino, ha estado siguiendo con lupa todos los movimientos que se han producido en las últimas semanas en España en torno a la actuación del Gobierno, la Federación y la resistencia de Luis Rubiales. Ha sido la FIFA la que más presión ha ejercido para conseguir que Rubiales terminara de aceptar que no tenía otra opción. No podía volver al cargo. Estaba advertido de que, de hacerlo, ponía en peligro los avances de la candidatura ibérica que forman España y Portugal, junto con Marruecos, para la organización del Mundial 2030.

El ultimátum estaba sobre la mesa de Rubiales. Se lo hicieron llegar desde el Consejo Superior de Deportes (CSD) y el presidente en funciones, Pedro Rocha. El escándalo provocó un enorme daño reputacional a nuestro país, con daños colaterales para Portugal, como socio principal de la candidatura. Ha sido Infantino el que ha cogido el toro por los cuernos, con la severa advertencia de que una candidatura con Rubiales no tendría posibilidades de salir adelante.

El comunicado de dimisión de Luis Rubiales empieza reconociendo la fuerza que tiene el máximo organismo del fútbol mundial para tomar una decisión que provocó sorpresa en el Gobierno. Ni el presidente del CSD, Víctor Francos, conocía el paso que ha dado Rubiales. "Tras la veloz suspensión realizada por la FIFA, más el resto de procedimientos abiertos contra mi persona, es evidente que no podré volver a mi cargo", es el inicio de la carta de dimisión de Rubiales, en el que se refiere a poderes fácticos que impiden su regreso a la presidencia.

Calificó los hechos de muy graves

No hay mayor poder en el fútbol que la FIFA y la postura firme de su presidente para empujar a Rubiales a la dimisión. La FIFA ha conseguido lo que no ha podido ni el Gobierno ni la Federación, a la que se le pedía que activara los mecanismos de una moción de censura. La FIFA, a través de su Comité de Disciplina Deportiva, actuó con celeridad para abrir un expediente sancionador a Rubiales por unos hechos que, desde el primer momento, condenó y calificó de muy graves por el beso no consentido a Jenni Hermoso, las presiones a la futbolista y los gestos obscenos en el palco.

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El máximo organismo del fútbol mundial sancionó a Rubiales por un periodo de tres meses, pero Infantino avisó que esta medida no tenía que ser vista como provisional. Podría prolongarse o ser definitiva en el momento en el que se abriera un proceso judicial. Este se ha formalizado con la denuncia de Jenni Hermoso ante la Fiscalía General del Estado. Rubiales se enfrenta a los delitos de agresión sexual y coacciones. De lo segundo ya avisó la FIFA. De la importancia de proteger a Jenni Hermoso, no dejando dudas de que era la víctima. Ordenó a Rubiales y a la Federación que se abstuvieran de tener contacto o intentarlo con la futbolista o su entorno.

La FIFA estaba a la espera de la decisión del Tribunal Administrativo del Deporte (TAD). La resolución de calificar como "grave" los hechos y la imposibilidad de que el CSD pudiera inhabilitarle provocó malestar. La reacción de Gianni Infantino, mostrando su apoyo al duro discurso que hizo Aitana Bonmatí en la entrega del premio a la mejor jugadora de la UEFA de la temporada 2022/23, endureció la postura del presidente. Infantino confirmó que los procedimientos disciplinarios seguirían su curso legítimo. Cortó de raíz con las esperanzas de Rubiales y su regreso e hizo ver el daño que producía a la candidatura para organizar el Mundial 2030. Infantino comunicó a Rubiales que tenía que dimitir.