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La operación Salvar a Rubiales salpica a Vilda y a De la Fuente, sus más leales soldados
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¿Y si cae el presidente de la federación?

La operación Salvar a Rubiales salpica a Vilda y a De la Fuente, sus más leales soldados

En su momento más delicado, Rubiales cuenta con el máximo apoyo de Jorge Vilda y Luis de la Fuente. El seleccionador femenino, además, es asambleísta de la Federación de Fútbol

Foto: Rubiales y Vilda, en la celebración del Mundial. (EFE/RFEF/Pablo García)
Rubiales y Vilda, en la celebración del Mundial. (EFE/RFEF/Pablo García)

Luis Rubiales tiene hoja de ruta para tratar de sobrevivir a su máxima crisis de popularidad desde que asumiera el cargo de presidente de la Real Federación Española de Fútbol en 2018, sucediendo a Ángel Villar en el puesto. Muchos son los escándalos mediáticos a los que ha tenido que hacer frente el exfutbolista, como las maniobras para llevar la Supercopa de España a Arabia Saudí en colaboración con Kosmos, empresa del entonces futbolista en activo Gerard Piqué, destapadas por los Supercopa Files de El Confidencial. El de Motril está acostumbrado a lidiar con la presión, los que le conocen siempre destacan su bravura, pero esta vez es diferente. El beso a Jenni Hermoso durante la celebración del Mundial ganado por la Selección española le ha dejado, prácticamente, sin apoyos políticos.

El Gobierno, otrora aliado y experto en proteger su figura de puertas para adentro, pidió una mayor responsabilidad a Rubiales por boca del propio presidente en funciones, Pedro Sánchez: "Sus disculpas no son suficientes". El divorcio entre el dirigente de la RFEF y su presidente se escenificó con un frío saludo en el recibimiento oficial a la expedición campeona del mundo en la Moncloa. Otras voces, como la de Sumar, fueron aún más críticas, con Yolanda Díaz pidiendo su dimisión inmediata y denunciando al mandatario ante el Consejo Superior de Deportes por "infracción grave".

Foto: El presidente de la RFEF, Luis Rubiales, durante una visita a Pedro Sánchez. (EFE/Pool/Fernando Calvo)

Asediado por numerosos frentes —clubes de Primera División, como el Getafe, también se han mostrado críticos sobre su continuidad al frente de la Federación—, Rubiales se refugia con los suyos, la asamblea general extraordinaria de Las Rozas, donde este viernes tratará de exhibir músculo. Se esperan unas disculpas más sentidas y contundentes que el "ocurrió lo que ocurrió, de manera muy espontánea, sin mala fe por ninguna de las dos partes". Después, una defensa de los éxitos que el fútbol femenino ha tenido bajo su mandato, coronado con la consecución del primer Mundial de la historia de la Selección, así como los avances económicos y sociales que, según su versión, la Federación ha impulsado para el lugar de la mujer en el deporte. Y ahí llegará el aplauso de una asamblea que, pese a las voces críticas que puedan salir estos días, está blindada por Rubiales. Entre ellos se encuentra Jorge Vilda, que compagina su faceta como seleccionador femenino con su papel de asambleísta, como ya sucedió con Luis Enrique cuando este ocupaba el cargo masculino. Para la fotografía, también se espera a Luis de la Fuente, hombre de la máxima confianza del presidente y actual seleccionador masculino.

placeholder De la Fuente, junto a Rubiales, tras ganar la Nations League. (EFE/Pablo García)
De la Fuente, junto a Rubiales, tras ganar la Nations League. (EFE/Pablo García)

La oportunidad de De la Fuente

El caso salpica directamente a ambas figuras, pese a gozar de su mejor momento deportivo al cargo de sus respectivas Rojas. Vilda, tras un año señalado por la polémica de las amotinadas, acaba de ganar el Mundial; De la Fuente, que asumió el puesto al ser destituido Luis Enrique, logró la Liga de Naciones, que asentó su apuesta. Deberían ser horas tranquilas para ambos —Vilda, eso sí, ya se planteaba dar un paso a un lado como seleccionador y quedarse como director deportivo femenino—, pero su condición de soldados de Rubiales les pone en jaque. De producirse una salida del presidente —la única opción viable a día de hoy es un cese vía TAD si el CSD decide elevar una de las denuncias—, su posición es débil.

Para Jorge Vilda, irremediablemente, ni su victoria en el Mundial le aleja de ser uno de los focos de máxima polémica en el fútbol femenino español. Además, según informó Relevo, este intentó sin éxito convencer a Jenni Hermoso y a su familia de que apoyasen públicamente a Rubiales en el vídeo de las disculpas, lo cual habría supuesto un golpe de efecto para la defensa del presidente. La férrea defensa que el dirigente ha hecho de Vilda durante 12 meses les convierte en un binomio inseparable.

Diferentes matices hay con Luis de la Fuente. Hombre de la casa —una casa, la RFEF, controlada de arriba abajo por Rubiales— que se ganó en las categorías inferiores la oportunidad de dirigir la absoluta. Su inicio dubitativo (cayó derrotado por 2-0 ante Escocia en su segundo partido en el banquillo) creó revuelo, pero el título de la Liga de Naciones reforzó su figura. Ha estado presente en todos los momentos de exhibición de poder de Rubiales, que le tiene como uno de sus máximos exponentes. Pero no cuenta con un perfil de entrenador consumado y exitoso, con experiencia en clubes. A día de hoy, la crisis de la Federación no es deportiva, es reputacional. Y ambos seleccionadores son soldados leales a Rubiales, para lo bueno y para lo malo.

Luis Rubiales tiene hoja de ruta para tratar de sobrevivir a su máxima crisis de popularidad desde que asumiera el cargo de presidente de la Real Federación Española de Fútbol en 2018, sucediendo a Ángel Villar en el puesto. Muchos son los escándalos mediáticos a los que ha tenido que hacer frente el exfutbolista, como las maniobras para llevar la Supercopa de España a Arabia Saudí en colaboración con Kosmos, empresa del entonces futbolista en activo Gerard Piqué, destapadas por los Supercopa Files de El Confidencial. El de Motril está acostumbrado a lidiar con la presión, los que le conocen siempre destacan su bravura, pero esta vez es diferente. El beso a Jenni Hermoso durante la celebración del Mundial ganado por la Selección española le ha dejado, prácticamente, sin apoyos políticos.

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