El palco de la Copa de la Reina, sin la reina Letizia, pero con 'su majestad' Florentino y toda su corte

El sábado pasado se disputó la final de la Copa de la Reina de fútbol, en la que, como comentaba un aficionado del Real Madrid, las chicas del Atlético de Madrid vengaron en una sola noche las finales de la Champions masculina de Lisboa 2014 y Milán 2016. La primera, con el gol del empate, en este caso el 2-2, en el tiempo de prolongación, y la segunda, con la victoria de las rojiblancas por penaltis. De este modo, tres años después de fusionar por absorción el CD Tacón, el equipo femenino del Real Madrid sigue con su palmarés como el color de su camiseta: en blanco. Un duro golpe, pues en el minuto 87 las pupilas de Alberto Toril ganaban 2-0.

Este partido, que se disputó en una noche lluviosa en el Estadio Municipal de Butarque, de Leganés, no contó un año más con la presencia de la reina Letizia, aunque sí con la del 'rey' Florentino Pérez y toda su corte. Junto al presidente del Real Madrid se sentaron el de la Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, quien pactó con él tener equipo de mujeres y usarlo de aliado contra la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino (ACFF), y el secretario de Estado para el Deporte. José Manuel Franco llegó tarde, de ahí que mientras tanto su sitio lo ocupó el presidente de la Real Federación de Fútbol de Madrid (RFFM), el converso Paco Díez.

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Dado que, tal y como apuntábamos, se trataba de la primera oportunidad en la que el Real Madrid femenino podía ganar un título, su presidente no quiso perderse la final y acudió a Leganés parapetado en su única directiva, Catalina Miñarro, el director general, José Ángel Sánchez, de quien fuentes del club aseguran que es el primer partido de las chicas al que acudía, su adjunta y máxima responsable de la sección, Begoña Sanz, y el director de Proyectos Corporativos y Regulación, además de miembro del Comité Ejecutivo, Carlos Ocaña, conocido por haber sido mano derecha del exministro socialista de Industria Miguel Sebastián. Tampoco faltaron Santiago Solari, director de Valdebebas, Juni Calafat, de la dirección deportiva, el director de comunicación, Antonio Galeano, la jefa de prensa, Marta Santisteban, y la directora de fútbol femenino, Ana Rossell. Un batallón.

Catalina Miñarro, José Ángel Sánchez, Begoña Sanz, Carlos Ocaña, Santiago Solari, Antonio Galeano, Marta Santisteban, Ana Rossell...

Por contra, en representación del Atlético de Madrid no estuvo Enrique Cerezo, sino el vicepresidente del club colchonero, Antonio Alonso, sentado entre Rubiales y Alberto Tomé, viceconsejero de Deportes de la Comunidad de Madrid. Completaron la primera fila, con hasta ocho hombres en el centro, el alcalde de Leganés, Santiago Llorente, el vicepresidente de la RFEF y presidente del Comité Técnico del Fútbol Femenino, Rafael del Amo, y Alejandro Morales, presidente de la Federación Interinsular de Fútbol de Tenerife (FIFT). Es decir, el sucesor de Juan Padrón, a quien Rubiales nombró vocal de la RFEF el verano pasado. Dos mujeres, a saber Elvira Andrés, vicepresidenta de la RFEF, y Alicia Martín, directora general de Deporte del Ayuntamiento de Madrid, les flanquearon a izquierda y derecha, respectivamente. La que no estuvo fue la presidenta de la Liga F, Beatriz Álvarez Mesa, aunque quizás fuera porque no estaba invitada, una duda que no despejaron desde la patronal.

Yolanda Parga y su conflicto de intereses

También en primera fila, aunque esquinada, estaba la responsable del arbitraje femenino en el Comité Técnico de Árbitros (CTA), Yolanda Parga, esposa del delegado del Real Madrid, Carlos Megía Dávila. Un claro conflicto de intereses que ya fue denunciado por este diario, aunque es evidente que en la RFEF, donde recientemente han estrenado nuevo responsable de integridad en la figura de Miguel García Caba, siguen sin considerarlo así. En la segunda fila, junto a algunos de los numerosos representantes del Real Madrid, estaban Lola Romero, directora de la sección femenina del Atlético, y María Vargas, la directiva deportiva, así como el seleccionador nacional absoluto, Jorge Vilda, y su segunda, Montse Tomé.

Como curiosidad, en ausencia de la reina Letizia, fue Rubiales quien tuvo que entregar la copa de campeonas a la guardameta y capitana del Atlético de Madrid, Lola Gallardo, unas de las 15 jugadoras que se encuentran 'amotinadas' en la Selección y que, al menos a día de hoy, no estará en la lista de Jorge Vilda para disputar el Mundial de Australia y Nueva Zelanda que se celebra este verano. Así lo confirmó hace unos días la azulgrana Mapi León, quien llegó a asegurar que "no es una decisión que tomes a la ligera, pero es la que debo tomar y es clara. Tengo una manera de vivir, unos valores y yo no puedo volver, algún cambio debe haber".

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Muy comentada fue también la imagen de un compungido Rubiales cuando, al entregar el trofeo de subcampeonas a la capitana del Real Madrid, Ivana Andrés, se le pudo leer en los labios cómo le decía "la habéis tenido, una pena...". Y es que no tuvo que resultar sencillo para el presidente de la RFEF aguantar el tipo junto a un Florentino que, según cuentan testigos presenciales, alrededor de la una de la madrugada abandonó Butarque visiblemente enfadado y mascullando: "¿Pero cómo hemos podido perder? ¡No puede ser!".