La huida hacia adelante de Rubiales: "Me voy a presentar a la reelección, quedan cosas por hacer"

"Me voy a presentar a la reelección a la presidencia de la Federación Española de Fútbol, quedan cosas por hacer". Este fue, sin duda, el titular que Luis Rubiales dejó en los Desayunos Deportivos de Europa Press, un acto que empezó y acabó pareciendo un mitin electoral, aunque su mandato no concluya hasta 2024 y lo más lógico es que las elecciones se celebren después de los Juegos Olímpicos de París. Es decir, a finales de año y no a principios, como en una ocasión hizo Ángel María Villar, en otras circunstancias bien distintas, aunque en ambos casos con idénticas pretensiones: lograr la ansiada reelección.

Como era de esperar, tampoco faltó el habitual ataque al presidente de LaLiga. "El mayor embajador de la Superliga no es Florentino Pérez, ni Joan Laporta, sino Javier Tebas", señaló Rubi. Un comentario que, después de haber dicho que "pienso igual que Ceferin, tenemos la mejor competición, que es la UEFA Champions League", le sirvió para no enfadar demasiado al presidente del Real Madrid, a quien se sumó al asegurar que "LaLiga se está empobreciendo, el acuerdo con CVC fue una operación nefasta para el fútbol y favorable a un grupo de poder". "Es desastroso, calamitoso y, para nosotros, ilegal", concluyó el responsable del ya conocido como 'fútbol molesto' sin ofrecer ningún dato y con su competición estrella, ahora resulta que "experimental", en pie de guerra.

Opinión

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Rubiales aprovechó el acto para escenificar una clara huida hacia adelante y para ello contó con la presencia de quienes le sostienen en el cargo. Desde el presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco, convertido en una especie de druida deportivo de Pedro Sánchez por razones varias veces explicadas en este diario y que tienen que ver con su hijo y la tesis doctoral del presidente del Gobierno, al del Consejo Superior de Deportes (CSD), José Manuel Franco, o Emilio Butragueño, representante del "ser superior", como él calificó en su día a Florentino Pérez. Tampoco faltó Enrique Cerezo, el presidente del Atlético de Madrid, aunque los presidentes que realmente le importaban a Rubiales que estuvieran, además de los citados Blanco y Franco, eran los de las federaciones territoriales, que son quienes controlan los votos.

Así, se dieron cita, entre otros, los de Madrid, Paco Díez, la Comunidad Valenciana, Salvador Gomar, Cataluña, el recién reelegido, aunque no sin polémica, Joan Soteras, Extremadura, Pedro Rocha, Ceuta, Antonio García Gaona, Galicia, el condenado por prevaricación Rafael Louzán, Castilla La Mancha, Pablo Burillo, y La Rioja, Jacinto Alonso. También el nuevo seleccionador, Luis de la Fuente, y el presidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), Luis Medina Cantalejo. Y, por supuesto, todos los hombres fuertes de Rubi en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. De hecho, tuvo un gesto hacia ellos al decir que "no tienen horarios y se entregan en cuerpo y alma". "Deberíamos mirarnos más a nosotros mismos y dotar a sus magníficos directores de más recursos", añadió, aunque nunca está de más recordar que los votos no son solo los que van a la urna...

Presentado por un profesor y sin discurso

Saltándose el guion habitual, el encargado de presentar al presidente de la RFEF fue Blas López Ávila, un veterano profesor que Rubiales tuvo cuando era joven, quien se dedicó a destacar las bondades humanas de él. Aunque en realidad tampoco puede decirse que su papel fuera presentar a un ponente, pues este en realidad no expuso nada, sino que, a diferencia del resto de Desayunos Deportivos, incluidos los cuatro protagonizados anteriormente por el propio Rubi, el invitado no dio ni siquiera un discurso, sino que, después de ver un vídeo promocional de la RFEF, se pasó directamente a una conversación con el moderador.

Aunque cada medio hace las preguntas que considera oportunas, lo cierto es que se echaron en falta las referentes a las numerosas denuncias que tiene, ya sea ante el CSD, como ante la Fiscalía Anticorrupción y el Juzgado de Instrucción número 4 de Majadahonda. "Hay mucha confusión en este país porque ven a la RFEF como un ente público", dijo Rubiales en un momento dado de la entrevista, aunque precisamente comentarios como este son los que crean confusión.

El lapsus de llamar al seleccionador femenino

A falta de las mencionadas preguntas sobre la comisión de Piqué, su sueldo, el piso pagado por la RFEF, Salobreña o su ausencia en el Mundial de Clubes disputado en Marruecos, la atención la centraron temas como la Primera Federación y el conflicto de las 15 futbolistas 'amotinadas'. Sorprendentemente, Rubiales no se acordaba de que el seleccionador femenino había viajado junto a sus 23 elegidas a Australia y, como hizo con otros de sus colaboradores, reclamó a Jorge Vilda entre los asistentes. Por ello, es lógico que, tras asegurar que "el tema de las 15 se zanja con una sola frase: la RFEF quiere a futbolistas comprometidos con la Selección incondicionalmente, no que quieran ir a un Mundial", a quien se le acusara de falta de compromiso con el fútbol femenino fuera a él. Una más.

Lo cierto es que esta delicada exposición pública del presidente de la RFEF era una prueba de fuego para Luis Arroyo Martínez, a quien Rubiales fichó en octubre del año pasado para proteger su imagen de esa "campaña de desprestigio" de la que se considera víctima. "Consultor de comunicación, preparación en oratoria y retórica de alto nivel, especialista en comunicación de crisis y en reputación corporativa", así se autodefine Arroyo, con un currículum muy vinculado al PSOE, con puestos de gran relevancia en el Gobierno de Zapatero, junto a Carme Chacón, María Teresa Fernández de la Vega o Miguel Barroso.

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Según Onda Cero, este experto en comunicación política también asesoró a Iker Casillas, precisamente como potencial rival de Rubi en las elecciones a la RFEF de 2020, aunque sobra decir que sin ningún éxito. Como decía el difunto Juan Pablo Colmenarejo, a quien este lunes la Universidad Villanueva homenajeó y puso su nombre a sus estudios de radio, "un micrófono no es un megáfono". De ahí que no parece lógico utilizar un desayuno informativo para dar un mitin, en el que Rubiales no solo no hizo ninguna autocrítica, sino que anunció que quiere seguir.