Lo que le faltó a Pelé para ser algo más que uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos

Al mito de Pelé le faltó haber jugado en otro equipo de primer nivel internacional. No quiso jugar en Europa. No le atrajo la idea de ser el sucesor de Alfredo Di Stéfano en el Real Madrid y no fue porque Santiago Bernabéu no moviera los hilos para intentar convencerle. Pelé tuvo muchas ofertas de más equipos italianos, pero, de haberse decantado por un club europeo, su preferido era el Real Madrid. Lo confesó cuando Rodrygo fichó por el club blanco. "Hubiera sido increíble jugar en el Real Madrid", comentó O Rei. Esto no significa que se quedara con la espina clavada porque Pelé siempre matizó que no estaba arrepentido de haber hecho toda su carrera en el Santos y haberla acabado en el fútbol estadounidense, vistiendo la camiseta del Cosmos.

Pelé creó su propia historia, su leyenda, en el fútbol brasileño. El niño que nació en una familia humilde tenía un sueño. Estar cerca de su familia, cuidar de ella y cumplir la promesa que le hizo a su padre de vengar el Maracanazo. Lo consiguió con la consecución de la Copa del Mundo en 1958, con solo 17 años. Tocó el cielo. Nació el ídolo y ya no quiso saber nada de otros equipos. Sus retos, su vida, estaban en Brasil.

Fue el 17 de junio de 1959 cuando el Santos de Pelé jugó un partido amistoso en el Bernabéu contra el Real Madrid. Enfrentó a un Di Stéfano (32 años) en el final de su carrera contra el joven Pelé (18 años). Era el momento del presidente blanco para persuadir al maravilloso talento brasileño. No hubo manera. El partido, en un homenaje a Miguel Muñoz, lo ganó el Real Madrid (5-3), Di Stéfano se quedó sin marcar y Pelé hizo un gol. Se marchó a su país con las ideas claras. Pelé siempre quiso quedarse cerca de sus padres. Había presiones para convertirle en intocable. Cada oferta que llegaba al Santos era rechazada y uno de los motivos que se daba es que Pelé era patrimonio de Brasil.

Le pedían más contundencia

Era el sustento de una familia pobre en la que de muy joven tuvo que trabajar de limpiabotas para llevar dinero a casa. Con 16 años firmó su primer contrato profesional con el Santos y con ese talento precoz se convirtió en un héroe con la consecución del Mundial de Suecia en 1958. Su primera Copa del Mundo. Después vendrían dos más en 1962 y 1970. No le hizo falta jugar en Europa. Siempre dijo que no se arrepentía de no haber elegido alguna de las ofertas de los clubes del Viejo Continente.

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Su vida fue la de un chico que empieza de la nada y llega al éxito más absoluto hasta convertirse en uno de los mejores futbolistas de la historia. Años después de su retirada, en Brasil se produjo una división entre los que veneraban su figura y los que le pedían más compromiso para que ejerciera su influencia en asuntos sociales. Es por lo que la figura de Pelé no tiene el impacto que sí consiguió Maradona en la sociedad argentina.

A Pelé también se le criticó que fuera tibio con los problemas de racismo que sucedían en los estadios de fútbol y con los que sufrían los jugadores de raza negra. Ronaldo Nazario fue uno de sus críticos. Tras un episodio racista en el que el equipo de Gremio fue expulsado de la Copa de Brasil por insultos de la afición al portero del Santos, Aranha, Pelé manifestó lo siguiente: "Si yo hubiera tenido que parar cada partido en el que me gritaban 'mono', tendrían que haberse suspendido todos los juegos". Ronaldo calificó estas manifestaciones de "desastrosas".

Pelé sufrió el racismo en su época de futbolista, pero su postura era ignorarlo y mostrarse indiferente. Decía que no tenía la repercusión que existe ahora con los medios de comunicación y las redes sociales. Generó polémica su reacción a raíz del episodio que sufrió Dani Alves, entonces jugador del Barcelona, en un partido en el estadio del Villarreal. A Alves le lanzaron un plátano, lo cogió y le dio un bocado. "No solo hay racismo en el fútbol. Lo hay en otros sectores de la sociedad desde hace mucho tiempo. Una cosa tan banal, un tipo que lanzó un plátano, creó una tormenta en un vaso de agua. No estoy de acuerdo en que haya una ola de racismo, principalmente en el fútbol", comentó. Cuando se esperaba una reacción más contundente, estas palabras produjeron más revuelo.

El apoyo a Vinícius

"En mi época nos llamaban macacos. Si yo me hubiera peleado cada vez que llamaron 'negro' en Estados Unidos, Europa, en América Latina y en Brasil, estaría con juicios con todo el mundo", declaró en el medio brasileño UOL Esporte. Al ídolo se le pedía que fuera más firme en este tipo de situaciones y esta temporada mostró su apoyo a Vinícius. El brasileño del Real Madrid denunció ser víctima de racismo por un comentario de un colaborador en el programa El Chiringuito y también de los rivales que le criticaban por sus celebraciones en los goles.

Opinión

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El apoyo de Pelé consistió en poner un mensaje en las redes sociales para decir que "el fútbol es alegría. Un baile. Una verdadera fiesta. A pesar de que el racismo todavía existe, no permitiremos que eso nos impida continuar sonriendo. Continuaremos combatiendo el racismo de esta forma. Luchando por el derecho de ser felices". A la dimensión de Pelé para ser el mejor de todos los tiempos le falta un respaldo mayoritario en asuntos de contenido social. De él se sospechaba que estaba cerca del poder político y futbolístico.