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La nefasta gestión del Barça con Dembélé y el miedo a que el Camp Nou ruja contra todos
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Un proceso dantesco

La nefasta gestión del Barça con Dembélé y el miedo a que el Camp Nou ruja contra todos

El francés ha pasado de ser "un jugador no comprometido al que no queremos" a volver a entrar en la lista de convocados de Xavi Hernández. El aficionado azulgrana dictará sentencia

Foto: El extremo francés recibe las órdenes del cuerpo técnico durante un entrenamiento. (Reuters/Albert Gea)
El extremo francés recibe las órdenes del cuerpo técnico durante un entrenamiento. (Reuters/Albert Gea)

Algo podía intuirse cuando Ousmane Dembélé desembarcó en la Ciutat Esportiva del Barça entre insultos al grito de 'mercenario' y 'c*****'. No iba a ser una mañana fácil para todas las partes implicadas en el Barça, sabedoras de que un volantazo de 180º a estas alturas de la película solo serviría para caldear unos ánimos ya encendidos desde que los agentes del francés esquivaran todas las presiones del club para renovar y que la directiva decidiese sacar pecho en la negociación. Dembélé no iba a renovar y, como ya hiciera la entidad azulgrana hace unos cuantos meses con Ilaix Moriba, la respuesta al movimiento del francés era inapelable. El delantero tenía dos salidas: la grada o el aeropuerto de El Prat.

placeholder Dembélé podría volver a jugar tras casi un mes sin hacerlo. (EFE/Alejandro García)
Dembélé podría volver a jugar tras casi un mes sin hacerlo. (EFE/Alejandro García)

Sin embargo, y a diferencia del actual jugador del Valencia, directiva y entrenador se han tragado sus palabras en un giro de los acontecimientos que ha enfurecido a una gran parte de la masa social azulgrana. No es lo mismo llevar a cabo una estrategia autoritaria y lineal con un chaval de 18 años que llega desde la cantera que con el fichaje más caro de la historia de la entidad. Ha faltado valor y confianza en el resto de delanteros para mantener la postura inicial, aunque el Barça cuenta con Ferran Torres, Memphis Depay, Adama Traoré, Ez Abde, Ferran Jutglà, Luuk de Jong, Martin Braithwaite, Pierre-Emerick Aubameyang y Ansu Fati en plantilla.

Después de dos partidos consecutivos sin entrar en las convocatorias culés, el extremo galo vuelve a formar parte del grupo. Atrás quedan los desesperados intentos de venderle del club en este enero, así como la misteriosa 'indisposición gástrica' que le hizo ausentarse de un entrenamiento en plena cuenta atrás del mercado invernal. Dembélé vuelve a estar entre los disponibles para jugar contra el Atlético de Madrid y... al Camp Nou. Un estadio que podría volcar su ira contra el futbolista francés en caso de disputar minutos y también contra los autores de tal decisión.

placeholder El francés dispara en su último partido con el Barça, ante el Madrid en la Supercopa de España. (Reuters/Albert Gea)
El francés dispara en su último partido con el Barça, ante el Madrid en la Supercopa de España. (Reuters/Albert Gea)

La novedad podía entreverse cuando Dani Alves, voz autorizada del vestuario, apareció en 'Vamos' de Movistar+ el pasado viernes para analizar la situación de su compañero: "Hay que pensar con inteligencia y aprovechar que el jugador está con nosotros. Estamos intentando crear un ambiente saludable y positivo, sin malos rollos. Por eso mientras siga en el club hay que defender la camiseta y al compañero. Si se va a final de temporada, pues mira, quedan cinco meses, hay que aprovechar que está aquí. Llegan situaciones en las que hay que ser más inteligente que el ego", afirmó el brasileño para allanar el terreno.

Se cierra una guerra sin cuartel

Sería Xavi Hernández el encargado de dar las explicaciones pertinentes cuando la convocatoria fue publicada en las redes sociales del Barça. El entrenador catalán reconoció que volver a contar con Dembélé era "una decisión de club" y que "han cambiado las circunstancias". Además, el catalán añadió: "De la misma forma que hace un mes decidimos otra cosa, ahora hemos creído que es la mejor decisión para el club. Lo que no haremos es pegarnos un tiro en el pie. No es una decisión unilateral". En esta línea, el técnico remarcó que cree en Dembélé: "Es un buen profesional y su compromiso es intachable siempre, cuando ha jugado y cuando no ha jugado, ya fuera unos minutos o 120. Ahora vuelve a ser uno más de la plantilla y yo decidiré como técnico cuándo es conveniente contar con él".

Foto: El delantero francés se lamenta tras fallar una ocasión en la Champions League. (Reuters/Albert Gea)

Por último, Xavi también pidió unión al barcelonismo, algo que no está muy claro que suceda esta tarde en el Camp Nou: "Hicimos todo lo posible para que renovara o tomara otra decisión, pero no pudo ser. Entiendo la postura del club, del jugador y de parte de la afición, pero es el momento de cerrar filas y estar todos unidos. Hemos de ser egoístas y pensar en lo mejor para el Barça y aprovechar su talento porque nos puede dar muchas cosas. Entiendo que algunos culés estén dolidos, pero es el momento de pensar en el equipo y me gustaría que animen a Ousmane".

Unas palabras conciliadoras y radicalmente distintas a las materializadas el 19 de enero cuando afirmó: "Hay dos soluciones con Dembélé: o renueva o se busca una solución para que salga del club. Esa es la decisión que hemos tomado", afirmaba el catalán hace tan solo dos semanas. Las tornas cambian muy rápido en el fútbol y la falta de dinamita y desborde azulgrana (10 goles en los últimos 7 partidos) junto a la urgencia por sumar de tres en tres ha provocado un trompo deportivo e institucional.

La losa de Dembélé ha llevado al límite al club

La no renovación de Dembélé ha condicionado la planificación deportiva del Barça del presente y... del futuro. Una situación que provocó que Joan Laporta y Mateu Alemany tuviesen que tirar de plan B para conseguir un margen salarial con distintas jugadas. La renovación (y rebaja salarial) de Samuel Umtiti, las salidas de Philippe Coutinho (cedido al Aston Villa, los ingleses pagan el 65% de su ficha), Álex Collado (cedido al Granada) y Yusuf Demir (no se ejecutó la opción de compra) servirían para reforzar al equipo. Así se inscribió a Ferran Torres (55 millones de euros y dos semanas después de su anuncio oficial) y Dani Alves (agente libre), además de Adama Traoré (cedido con opción de compra de 30 millones de euros).

Foto: Joan Laporta, en septiembre en el Camp Nou. (Getty)

No ha importado la presión del máximo responsable en la parcela deportiva, Mateu Alemany, quien ya se mostró tajante con el jugador en pleno mercado. "Es evidente que el jugador no quiere continuar en el Barcelona y no está comprometido con el proyecto futuro del Barça. En este escenario, se les ha comunicado a él y a sus agentes que debe salir de forma inmediata, porque nosotros queremos jugadores comprometidos y esperamos que se produzca una transferencia antes del 31 de enero", declaró el directivo. A lo que Dembélé respondió acusando al club de hacerle chantaje: "Voy a contestar con sinceridad sin ceder a ningún tipo de chantaje. Tengo 24 años y como cada hombre, tengo defectos, imperfecciones. Prohíbo a cualquiera dar a pensar que no estoy implicado en el proyecto deportivo", compartió en un post de Instagram.

Así las cosas, el farol de la directiva queda al descubierto y el Barça masticará su propio orgullo por un futbolista del que, en plenas negociaciones, su presidente decía que "era mejor que Kylian Mbappé" y su entrenador que "podía ser el mejor del mundo en su posición"... pero que solo lleva un gol en toda la temporada (contra el Linares, en Copa del Rey). Resulta difícil entender cómo el Barça ha perdido la cabeza por un jugador que nunca ha sido diferencial ni ha mejorado los defectos tangibles en su juego desde que llegase del Borussia Dortmund (irregularidad, falta de determinación, problemas físicos, controles largos, pases imprecisos...). No estar en la próxima Champions League dinamitaría la recuperación económica del club.

Algo podía intuirse cuando Ousmane Dembélé desembarcó en la Ciutat Esportiva del Barça entre insultos al grito de 'mercenario' y 'c*****'. No iba a ser una mañana fácil para todas las partes implicadas en el Barça, sabedoras de que un volantazo de 180º a estas alturas de la película solo serviría para caldear unos ánimos ya encendidos desde que los agentes del francés esquivaran todas las presiones del club para renovar y que la directiva decidiese sacar pecho en la negociación. Dembélé no iba a renovar y, como ya hiciera la entidad azulgrana hace unos cuantos meses con Ilaix Moriba, la respuesta al movimiento del francés era inapelable. El delantero tenía dos salidas: la grada o el aeropuerto de El Prat.

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