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El gatillazo del Real Madrid con Mbappé que no tapa el fichaje de Camavinga
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el consuelo es incorporar a una promesa

El gatillazo del Real Madrid con Mbappé que no tapa el fichaje de Camavinga

Hay decepción e indignación en el Real Madrid por no conseguir el fichaje de Mbappé esta temporada. Ni con una oferta de 200 millones de euros ha sido posible la negociación con el PSG de Qatar

Foto: Kylian Mbappé, durante el partido entre el Stade de Reims y el PSG. (EFE)
Kylian Mbappé, durante el partido entre el Stade de Reims y el PSG. (EFE)

Es una derrota en la estrategia de la planificación deportivo-económica de Florentino Pérez. Dura, porque el presidente del Real Madrid alimentó, en una sola aparición pública en televisión para explicar la creación de la Superliga, la esperanza de que el fichaje de Kylian Mbappé era posible para esta temporada. Con él, la ilusión aumentó en una afición que necesita este tipo de jugadores. Era Mbappé o nada. Hasta que en el penúltimo día del mercado se dejó de creer en la madre de todas las operaciones y cambió el plan para amortiguar el bajonazo.

Había otra estrategia preparada por si se producía el gatillazo, y no es un goleador como Mbappé, que es lo que necesita Ancelotti y tenía entusiasmados a los aficionados. Es Eduardo Camavinga, un joven centrocampista (18 años) que ha estado dos temporadas en el Rennes y por el que también estaba interesado el Paris Saint-Germain.

El Real Madrid ha querido tocar las narices al PSG con el fichaje de Camavinga y paga 31 millones de euros más una serie de bonus que llegarían hasta los 40 millones. Firma hasta 2027. Es imposible tapar con una promesa de 18 años la impotencia de ser incapaz de conseguir a un jugador al que le queda una temporada de contrato con la mayor oferta de la historia en el Real Madrid. Hasta los que tienen hilo directo con el presidente reconocen que no ha habido negociación por Mbappé.

Foto: Kylian Mbappé durante un partido con el Paris Saint-Germain. (EFE)

El culebrón Mbappé tiene muchos capítulos ficticios, inflados, exagerados con sobreactuación y en los que el Real Madrid ha sido cómplice con una sola declaración pública de su presidente. Un “tranquilos” sirvió para pretender montar una campaña mediática televisiva y reforzada por el supuesto poder de las redes sociales y las nuevas plataformas digitales con que hacer presión al todopoderoso Paris Saint-Germain.

Florentino llevaba dos años trabajando la ofensiva por Mbappé. Los ahorros conseguidos sin gastos en fichajes, rebajas salariales, traspasos (Achraf, Reguilón, Varane, Odegaard…), la salida de Sergio Ramos, cesiones (Brahim, Odriozola…) que suman en los ingresos se iban a invertir en la estrella francesa. El argumento más favorable y creíble para lanzar el ataque estaba en su negativa a renovar con el PSG. De ahí se sacaron todo tipo de conclusiones que beneficiaban los intereses del Real Madrid. Como que Mbappé solo quiere jugar de blanco.

Indignación con el PSG

Hay decepción e indignación dentro del Real Madrid. Pero no se contempla como un fracaso cuando lo has intentado hasta el último día del mercado, te has enfrentado a un club que tiene una contabilidad extraña y que cuenta de aliado con el principal enemigo de Florentino: el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin. Nasser Al-Khelaifi, presidente del PSG, y Ceferin quieren la derrota del presidente del Real Madrid.

Foto: Griezmann celebra uno de sus últimos goles con el club colchonero. (Reuters)

Que Florentino y Mbappé no se hayan salido con la suya, que la estrategia haya muerto en el cierre del mercado, que 200 millones de euros no sirvan para nada, que le hayan hecho jugar todo el partido contra el Reims, eclipsando hasta el debut de Messi, sacando del campo a Neymar… Todo esto es un triunfo para el todopoderoso PSG que financian desde Qatar. El Real Madrid lo ha dado todo, hasta 220 millones de euros, que es la supuesta última oferta que se ha filtrado, y ha recibido nada a cambio en una negociación que no existió con el Paris Saint-Germain.

placeholder Eduardo Camavinga, en un entrenamiento con el Rennes. (EFE)
Eduardo Camavinga, en un entrenamiento con el Rennes. (EFE)

El fallido fichaje de la estrella francesa sirve para explicar que estamos ante algo más que un club-estado. El PSG no es un club normal. No ha querido vender a uno de sus mejores jugadores y está en su derecho. Pero el escenario de crisis económica que golpea al fútbol y las mareantes ofertas que presentó el Madrid (empezando desde 160 millones de euros, y subiendo) demuestran que hay un club que se rige por otras reglas.

Maniobras sospechosas

El Paris Saint-Germain es una multinacional de Qatar. Tiene un país que lo protege. Es difícil de clasificar. También de descifrar si la gestión económica e, incluso, los movimientos que realiza con los diferentes agentes del mercado y sus métodos están dentro del juego limpio. Es una potencia que quiere dominar el fútbol y hace lo imposible para comer el terreno a los viejos y tradicionales clubes europeos que, en los despachos, son claramente inferiores.

El argumento futbolístico es creíble. Lo justifican con la ambición de un proyecto que aspira a ganar la Champions. Las maniobras sí que son sospechosas. Los objetivos se tienen que conseguir por todos los medios, incorporando a las estrellas, teniendo a los mejores y endureciendo su postura con aquellos que osen estar interesados por algunos de sus jugadores. Al Barcelona lo hizo sufrir desde el momento en que descubrió que había contactado con el representante de Marco Verrati. Es un punto de inflexión importante. Aquí empezó toda la amargura del Barça. El PSG no perdonó la afrenta. Se lo hizo pagar a los azulgranas. Hizo de todo por poner una línea roja para mostrarle al mundo que con ellos los tratos no son de igual a igual. Incluso obligó a Verratti a que cambiara de representante. La respuesta resultó contundente y amenazante.

Foto: Mbappé, en un partido de Champions con el PSG. (Reuters)

Después reventó el mercado de fichajes pagando los 222 millones de euros de la cláusula de Neymar y en el mismo verano maquilló la operación Mbappé con una cesión con opción de compra al Mónaco que suponía un pago total de 180 millones de euros. Los movimientos del PSG son hostiles con el resto y hasta con los suyos que se muestren rebeldes. Parecen no pasar el control financiero de la UEFA. Pero se dedican a perder respeto.

Las cosas se hacen de una única manera y lo ha dejado bien claro el portavoz y director deportivo, Leonardo, con sus ataques al Real Madrid. “Si Mbappé sale, será con nuestras condiciones”, comentó. Esas condiciones han sido el desprecio, la indiferencia, a un club que quería conocer si era posible un acuerdo. El PSG no es un club al uso. No admite la derrota, por orgullo y porque no necesita el dinero.

Mbappé era pesimista

Lo conoce bien Kylian Mbapé, que ha llegado hasta donde podía para venir esta temporada. Pero que era pesimista. Le dejaron claro que no iban a venderle y evitó empeorar su situación. Solo hay que analizar cómo jugó el partido contra el Stade de Reims. Como en el día de su debut, celebrando los goles como si fueran los primeros de su carrera, pletórico de felicidad, comprometido, arriesgando el físico hasta la última jugada… Mbappé ha sabido medir el pulso con tacto, sin hacer medidas de presión y evitando caer en trampas. Lo mejor que le ha pasado es que se ha sentido respaldado por la mareante oferta del Real Madrid.

Foto: Kylian Mbappé durante un partido con el Paris Saint-Germain. (EFE)

Lo peor que le ha pasado a Florentino es que el francés podía haber hecho más para pedir la salida. Fingir una molestia física para no jugar el último partido, hacer algún guiño... Lo que dolió fue el mensaje en sus redes sociales tras marcar dos goles contra el Reims. “La noche perfecta” es lo que escribió, con una imagen de felicidad, la estrella francesa.

El Paris Saint-Germain sale vencedor en el mercado de fichajes más loco que se recuerda. Se encontró con un jugador franquicia, parisino, que se negaba a renovar y parecía rechazar un proyecto colosal que incorpora a Leo Messi. Un futbolista al que le queda una temporada de contrato, que en el mes de enero, si se hace fuerte en su postura, puede firmar por otro club. Ahí volverá a estar el Real Madrid.

Ningún otro club habría tenido el comportamiento del PSG. Cerró el diálogo con el Real Madrid, lo acusó de desestabilizador y de moverse en la ilegalidad. Mbappé se queda en un equipo que tiene una delantera fascinante. Pero esto no garantiza la Champions y tendrá toda la presión el mundo para no fracasar. Con Messi, Neymar y Mbappé, es más fácil ganar, pero no es una ecuación segura. La temporada pasada echaron a Thomas Tuchel, el entrenador se fue al Chelsea y lo hizo campeón de Europa. Esto es fútbol y el consuelo del Real Madrid está en firmar a Mbappé en el mes de enero y que salga bien la apuesta por Eduardo Camavinga (inscrito con ficha del equipo filial).

Es una derrota en la estrategia de la planificación deportivo-económica de Florentino Pérez. Dura, porque el presidente del Real Madrid alimentó, en una sola aparición pública en televisión para explicar la creación de la Superliga, la esperanza de que el fichaje de Kylian Mbappé era posible para esta temporada. Con él, la ilusión aumentó en una afición que necesita este tipo de jugadores. Era Mbappé o nada. Hasta que en el penúltimo día del mercado se dejó de creer en la madre de todas las operaciones y cambió el plan para amortiguar el bajonazo.

Kylian Mbappé Florentino Pérez Sergio Ramos
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