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Un gol de Griezmann hace bueno otro mal partido del Barcelona en Champions
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empate ante el nápoles en la ida de octavos

Un gol de Griezmann hace bueno otro mal partido del Barcelona en Champions

Solo dos tiros a puerta del Barcelona en todo el partido. Arturo Vidal y Sergio Busquets no jugarán la vuelta por sanción y Gerard Piqué es duda para el Clásico por lesión

Foto: Griezmann abraza a Messi tras marcar el gol del Barcelona ante el Nápoles. (Reuters)
Griezmann abraza a Messi tras marcar el gol del Barcelona ante el Nápoles. (Reuters)

Un gol de Antoine Griezmann y nada más. Esa fue toda la producción ofensiva del FC Barcelona en Nápoles, donde jugó una nefasta primera parte, se hartó de pasarse el balón sin incomodar al rival y volvió a mostrar sus carencias en Champions League, una competición donde cualquier error es castigado por el rival, como le pasó en el gol de Mertens. A pesar de eso, consiguió un empate (1-1) que convirtió en bueno un mal partido. En el Camp Nou las cosas suelen ser diferentes.

"Si queremos optar a la Champions tenemos que seguir creciendo y mucho, hoy no nos alcanza como estamos", dijo hace una semana Leo Messi en una entrevista en 'Mundo Deportivo'. Quizá fue políticamente correcto. Al Barcelona no solo no le alcanza, sino que da la sensación de estar muy lejos del nivel necesario para luchar por un título que ganó por última vez hace cinco años.

Su primera parte en San Paolo fue un compendio de todas las carencias que tiene el equipo. Al Nápoles le bastó con meter a todo el equipo por detrás del balón para vivir muy tranquilo. El Barcelona tocaba y tocaba sin ninguna profundidad, con Arturo Vidal fuera de sitio en el extremo derecho, unos laterales inofensivos, unos interiores incapaces de encontrar huecos y un Messi retrasando bastante su posición para que le llegara el balón. La pelota iba de un lado a otro, pero rara vez hacia adelante. El recorrido en forma de 'U' que tanto detestan entrenadores como Pep Guardiola, pero en el que muchos equipos caen cuando el rival defiende como el Nápoles porque o bien no tiene jugadores para atacar o no los sabe utilizar. El problema del Barcelona es el segundo.

No puede argumentar Quique Setién que no lo sabía. Gennaro Gattuso, aquel centrocampista que ponía mala leche y fealdad en el Milán de los Maldini, Pirlo y Kaká campeón de Europa con Carlo Ancelotti, avisó en la previa que su Nápoles no iba a salir a presionar al Barcelona. Dicho y hecho. Defensa muy atrás y salida al contragolpe cuando se pudiera. Tras un par de avisos, un contragolpe acabó en gol a la media hora de partido. Una mala presión en el centro del campo y un error en el control de Junior propiciaron que Mertens pudiera disparar con comodidad desde la fronta. Y el balón entró por la escuadra. Eso también suele pasarle al Barcelona: parece que tanto control le desconecta y provoca que cometa errores.

placeholder El disparo de Mertens para marcar el gol del Nápoles. (Reuters)
El disparo de Mertens para marcar el gol del Nápoles. (Reuters)

Los problemas del Barça fuera de casa

El partido no cambió hasta que el Barcelona empató en el 57. Por fin un pase en profundidad (de Busquets), una ruptura por fuera (de Semedo) y un remate dentro del área (Griezmann). Esa fue la primera y única jugada del Barcelona que consiguió romper con claridad la defensa del Nápoles. A partir de ahí el partido se abrió, pero ni así hubo ocasiones culés. Fueron los locales los que pudieron marcar, pero Ter Stegen lo evitó.

El gol de Griezmann es casi una rareza. Contando esta contra el Nápoles, desde que ganara el título en 2015 el Barcelona ha jugado diez eliminatorias de Champions League. Son 10 partidos fuera de casa en los que ha marcado solo cinco goles. En seis de esos 10 encuentros se ha quedado sin marcar. Y a punto estuvo de hacerlo en San Paolo. Solo tiró dos veces a puerta, y una fue un mal centro de Vidal.

El chileno, al que sigue recurriendo Setién, aunque sea en un rol extraño pegado a la banda, no jugará la vuelta tras ser expulsado en el minuto 89. Vio dos amarillas seguidas: una por una falta y la otra por encararse con el rival al que había derribado. No será la única baja dentro de tres semanas en el Camp Nou: Sergio Busquets se perderá el encuentro por acumulación de amarillas. Antes, el próximo domingo, se jugará el Clásico. Y Gerard Piqué, lesionado en los últimos minutos en San Paolo, es duda. Para el Barça, lo mejor en su visita al Nápoles fue el empate. Con mucha diferencia.

Un gol de Antoine Griezmann y nada más. Esa fue toda la producción ofensiva del FC Barcelona en Nápoles, donde jugó una nefasta primera parte, se hartó de pasarse el balón sin incomodar al rival y volvió a mostrar sus carencias en Champions League, una competición donde cualquier error es castigado por el rival, como le pasó en el gol de Mertens. A pesar de eso, consiguió un empate (1-1) que convirtió en bueno un mal partido. En el Camp Nou las cosas suelen ser diferentes.

Antoine Griezmann
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