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Por qué a Zidane ya no se le ve como el salvador del Real Madrid
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Por qué a Zidane ya no se le ve como el salvador del Real Madrid

De Zidane se esperaba, por estas fechas, que sorprendiera con una idea futbolística y una gestión más convincente y fiable para empezar a enterrar los malos recuerdos

Foto: Zinédine Zidane, con gesto pensativo, durante el partido del Real Madrid contra el Valladolid. (EFE)
Zinédine Zidane, con gesto pensativo, durante el partido del Real Madrid contra el Valladolid. (EFE)

A Zidane, con un buen resultado contra el Celta y una pifia frente al Valladolid, se le esperaba en estas primeras fechas del calendario con algo que sorprendiera. Una idea futbolística y de gestión más convincente y fiable para empezar a enterrar los malos recuerdos. No lo ha conseguido, de momento. Las sensaciones en el fútbol suelen ser las primeras alertas del recorrido que van a tener los equipos en una temporada. En el caso del Real Madrid, siempre se dice que no se le puede dar por muerto hasta que pite el árbitro, porque aparece un tal Sergio Ramos y marca un gol en el minuto 93. La Champions ha sido su especialidad en los últimos años, hasta el batacazo en el Bernabéu contra el Ajax. El problema reside en lo que el propio Zidane manifiesta cuando pone como prioridad la Liga.

Este proyecto vuelve a transmitir dudas e inseguridad si se repiten los errores de la segunda parte contra el Valladolid, con la imagen de un equipo desestructurado, débil atrás y sin soluciones tácticas. El ‘viejo’ Real Madrid, al que el público agradecido de agosto tributa una ovación a James y muestra indiferencia con Bale, tiene que demostrar que sabe competir por una Liga. Puede y debería cambiar las malas sensaciones cuando entre en juego, sobre todo, Eden Hazard, y Zidane salga de su inmovilismo. Ahí tiene a un delantero (Luka Jovic), del que todavía no sabemos si tiene olfato de gol o es un Mariano más, para cambiar cosas y cumplir con lo prometido. El hincha, deseoso de ver caras nuevas, se ha quedado con las ganas de ver a Kubo en el primer equipo. Zidane tiene que tomar más decisiones porque, aunque no haya llegado Pogba, el club se ha gastado 300 millones de euros en fichajes.

Zizou se precipitó en su regreso al banquillo. No cambió la mala dinámica de resultados ni remontó la ilusión. El efecto fue el contrario cuando se comprobó en su primera alineación que devolvía el sitio en el once a Keylor Navas, Marcelo, Isco y prescindía de Reguilón, Marcos Llorente, Vinícius, Fede ValverdeSe enamoró de Brahim Díaz. Nada más. El socio se imaginaba que Zizou había tomado la decisión de regresar antes de tiempo para empezar a cambiar cosas desde dentro, hacer un diagnóstico más preciso y acometer una revolución. Decía por esas fechas de marzo que venía con ganas de cambiar las cosas y era obligatorio.

placeholder Zidane y Marcelo, en el partido contra el Valladolid en el Bernabéu. (EFE)
Zidane y Marcelo, en el partido contra el Valladolid en el Bernabéu. (EFE)

Fichajes para el banquillo

El suplicio del Real Madrid en las últimas 11 jornadas de Liga daba más argumentos para reforzar la idea de que esos cambios afectarían a los pesos pesados y el plan no se quedaría únicamente en un fichaje de campanillas: Eden Hazard. El Real Madrid se ha reforzado con lo que ha pedido Zidane, pero han llegado suplentes: Ferland Mendy para Marcelo, Eder Militao a la sombra de Sergio Ramos y Varane, Jovic por si le pasa algo a Benzema, Rodrygo para el Castilla… Los cambios han afectado a los jóvenes, el último Kubo, y a un Dani Ceballos a quien no le sirvió de nada ser protagonista en el éxito de la Selección española en la Eurocopa sub-21. Ha potenciado el banquillo, la segunda unidad que tan buenos resultados le dio con el éxito del doblete (Liga y Champions), a costa de seguir teniendo intocables. Aunque hable de rotaciones.

Después de tantos viajes de ocio con su mujer (Veronique), ver el fútbol por televisión y picarle el gusanillo, se creyó que llegaría al Real Madrid como el salvador. Se lo imaginó o le debió engatusar su amigo Florentino Pérez. El caso es que Zinédine Zidane regresó al banquillo del Real Madrid antes de tiempo y se imaginó un mundo ideal. Uno en el que su presencia, como el día en que pasó del Castilla al primer equipo para sustituir a Rafa Benítez, reactivaría la ilusión en la afición y el vestuario. El efecto, antes que un subidón, fue más un calmante para una crisis que se había llevado por delante a Lopetegui y Solari. El socio valoró el acto de servicio de Zidane por regresar antes de tiempo para competir por nada. Se comió, como se suele decir en estos caso, un ‘marrón’. La culpa solo la tiene él por ir de héroe cuando no le correspondía.

A Zidane, con un buen resultado contra el Celta y una pifia frente al Valladolid, se le esperaba en estas primeras fechas del calendario con algo que sorprendiera. Una idea futbolística y de gestión más convincente y fiable para empezar a enterrar los malos recuerdos. No lo ha conseguido, de momento. Las sensaciones en el fútbol suelen ser las primeras alertas del recorrido que van a tener los equipos en una temporada. En el caso del Real Madrid, siempre se dice que no se le puede dar por muerto hasta que pite el árbitro, porque aparece un tal Sergio Ramos y marca un gol en el minuto 93. La Champions ha sido su especialidad en los últimos años, hasta el batacazo en el Bernabéu contra el Ajax. El problema reside en lo que el propio Zidane manifiesta cuando pone como prioridad la Liga.

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