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El mensaje autocrítico de Florentino a Zidane para reconstruir el Real Madrid
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los errores del club en esta temporada

El mensaje autocrítico de Florentino a Zidane para reconstruir el Real Madrid

Faltó liderazgo en el banquillo y más ambición en el césped. Son las razones de Florentino para que Zidane recapacitara y volviera a encargarse de la dirección del Real Madrid

Foto: Zidane durante el partido contra el Celta en el Bernabéu. (Reuters)
Zidane durante el partido contra el Celta en el Bernabéu. (Reuters)

A Zinedine Zidane le tuvieron que convencer para volver a sentarse en el banquillo del Real Madrid con un mensaje que se asume como una autocrítica de los que gestionan el club. El equipo necesita la figura de un líder que no se pueda cuestionar ni dentro ni fuera del vestuario para recuperar la ambición y la ilusión. Ni Julen Lopetegui ni Solari lograron capitanear sus proyectos y tuvieron dificultades para conectar y convencer a los futbolistas. El rendimiento deportivo con los dos entrenadores fue irregular y ambos, con diferentes decisiones, se enrocaron en una mala gestión de la plantilla.

Fallaron en momentos claves. Alternaron algunos buenos partidos con demasiadas derrotas que, en el club, se consideran imperdonables. El Bernabéu ha sido una fuga de puntos. La imagen de un equipo sobrepasado y bloqueado. Sin claridad ni reacción desde el banquillo. Varios equipos han sido capaces de llevarse la victoria. Como el Levante, CSKA de Moscú, Real Sociedad, Ajax y el bofetón definitivo contra el Girona. Aquí se asustó, definitivamente, Florentino. No se ganó ninguno de los dos partidos al Barcelona. Fuera han sufrido importantes decepciones con derrotas en Sevilla –arrollado en la primera parte–, CSKA de Moscú, Alavés o Eibar.

Foto: Sergio Ramos escucha las instrucciones de Luis Enrique. (Efe)

La decepción de Florentino Pérez ha sido comprobar cómo desde el banquillo no se encontraban soluciones eficaces en momentos delicados, cómo se bloqueó el equipo contra el Ajax y la falta de una mejoría. La imagen de equipo menor y poco fiable que hacía daño a un presidente que desviaba la mirada del césped para leer los mensajes que le entraban en su teléfono móvil. El Real Madrid había perdido su empaque y la jerarquía. La planificación deportiva, empezando por no saber retener a Zidane, se considera un error. Florentino lo ha solventado sin esperar a que se llegue al mes de junio. El cambio de entrenador lo justificó ante Zidane por la falta de competitividad, la ausencia de liderazgo en el banquillo y unos jugadores que daban señales de impotencia en momentos de adversidad. Incapaces de rebelarse o sobreponerse en la derrota. No se vieron, a la hora de la verdad, esas energías de las que hablaba Solari ni el plan de un Lopetegui que conocía la casa y tenía como aval los dos buenos años con la selección española. Se perdió la paciencia con ambos.

Un mensaje más creíble y ganador

A Zidane se le ha hecho ver que las necesidades vuelven a estar en un entrenador que sepa administrar los recursos con mejor psicología. Enchufar a una plantilla que asume sus errores, pero también se queja de la falta de dirección desde el banquillo. De los problemas para encontrar la continuidad y poder competir en el campeonato español. Zidane logró una Liga y en su última temporada quedó a 17 puntos del Barcelona. Pero su mensaje es más creíble en el vestuario por ganador. Alejado de lecciones tácticas tiene efectos positivos. Da seguridad por cómo y quién lo dice. Tres finales en la Champions y tres victorias no son una casualidad. Esta es la postura y el mensaje que defiende Florentino Pérez y transmitió a un renovado Zinedine Zidane. El francés argumentó el día de su despedida que necesitaba descansar y que a la plantilla le podía venir bien el discurso de otro entrenador. Se comprobó que no era así.

placeholder Zidane y Florentino la semana pasada. (EFE)
Zidane y Florentino la semana pasada. (EFE)

Los culpables de la mala temporada no son únicamente Lopetegui y Solari. Florentino asume sus errores. Tampoco se salvan los jugadores y las decisiones sobre quiénes seguirán y la lista de bajas ya se está confeccionando. Zidane ha empezado, en su regreso al banquillo contra el Celta, por dar continuidad al trabajo que dejó aparcado hasta finiquitarlo en junio. Para el once recuperó a Keylor Navas, Marcelo, Isco, Bale y Marco Asensio. Esto no tiene un significado especial ni se siente en deuda con nadie de la plantilla. Zidane se ha acercado a los que están en una situación más delicada con el objetivo de recuperar la normalidad y la unión de un vestuario en el que aparecieron conflictos internos. Pero el Zidane ‘apagafuegos’ de aquí a final de temporada tiene que cumplir con lo pactado con Florentino Pérez. Ser cercano en los entrenamientos y acertar en la toma de decisiones. Ser frío y decirle a la cara a cada jugador con quién no cuenta en el nuevo proyecto. La reconstrucción ya ha empezado.

Zidane se juega mucho en la siguiente planificación porque tiene más poderes para hacer y deshacer después de que Florentino haya reconocido que se cometieron errores. Ningún jugador está a salvo porque el enfado en el presidente sigue latente por creer que con esta plantilla se tenía que haber llegado más lejos. Desde el liderazgo del banquillo se pone la primera piedra. Con Zizou hay más garantías de competir con mayor exigencia y ambición. Decidirá Zidane quién se puede recuperar o reconducir para el próximo proyecto y quién ha tocado techo porque otra temporada con los mismos problemas no se la puede permitir el Madrid. Los fichajes tienen otra estrategia.

A Zinedine Zidane le tuvieron que convencer para volver a sentarse en el banquillo del Real Madrid con un mensaje que se asume como una autocrítica de los que gestionan el club. El equipo necesita la figura de un líder que no se pueda cuestionar ni dentro ni fuera del vestuario para recuperar la ambición y la ilusión. Ni Julen Lopetegui ni Solari lograron capitanear sus proyectos y tuvieron dificultades para conectar y convencer a los futbolistas. El rendimiento deportivo con los dos entrenadores fue irregular y ambos, con diferentes decisiones, se enrocaron en una mala gestión de la plantilla.

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