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Lo que calla Griezmann para no desvelar si se queda en el Atlético o se va al Barcelona
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una penalización económica

Lo que calla Griezmann para no desvelar si se queda en el Atlético o se va al Barcelona

Lo que se esconde detrás es el pago de una cantidad que tiene pactada con el Barcelona cuando llegó a un preacuerdo y que de no cumplirlo penaliza a la persona que le representó

Foto: Griezmann sonríe durante la conferencia de prensa en Rusia con la selecicón francesa. (Efe)
Griezmann sonríe durante la conferencia de prensa en Rusia con la selecicón francesa. (Efe)

Griezmann dejó sin resolver en qué equipo va a jugar la próxima temporada en la esperada comparecencia de prensa que ofreció en tierras rusas con el chandal de la selección francesa. Con un “lo siento mucho. Hoy no es el día” echó balones fuera para poner fin a unos meses de incertidumbre en los que los aficionados del Atlético de Madrid y los del Barcelona se ilusionan con que diga el nombre de su equipo. Todavía hay que esperar porque no se dan las circunstancias para poder decir quién es el elegido y qué camiseta se va a poner la próxima temporada. Griezmann no puede hablar porque está asesorado y no puede cometer errores. Lo que se esconde detrás es el pago de una cantidad que tiene pactada con el Barcelona cuando llegó a un preacuerdo y que de no cumplirlo penaliza al futbolista o la persona que haya actuado en su representación. Y la cantidad no es menor porque se está hablando de 20 millones de euros.

La incógnita está en saber quién o cómo se va a pagar ese dinero si finalmente decide quedarse en el Atlético de Madrid y en el club rojiblanco siguen dando por hecho que, a pesar de que no diga nada oficial, está convencido de seguir. Si se queda, será difícil saber si se paga la cantidad de penalización, el cómo y quién lo hace porque esto es lo que se esconde detrás del silencio que está obligado a guardar el francés. Lleva tiempo estudiando, con sus asesores, cuáles son los pasos a seguir para sufrir el menor daño posible económico y, por supuesto, de imagen.

Foto: Thomas Lemar durante un partido de la selección francesa contra Colombia. (Efe)


Que Griezmann no despeje la duda se puede interpretar también como que da esperanzas al Barcelona porque la posibilidad de llegar al 1 de julio beneficia al club que preside Josep María Bartomeu. A partir de ese día, la cláusula de rescisión baja de los 200 millones de euros a los 100. El Barcelona todavía tiene la esperanza de que la decisión de Griezmann dé un giro y tenga claro que quiere vestir de azulgrana. Bartomeu tiene algo que compromete al futbolista, pero el presidente del Barcelona, que se juega también gran parte de su prestigio como negociador, tiene que calcular bien hasta qué punto puede utilizar o reclamar la cláusula de penalización. Si comete un error puede ser denunciado por el Atlético de Madrid a la FIFA si se demuestra que negoció con un futbolista que tenía contrato en vigor.

placeholder Griezmann durante un entrenamiento con la selección de Francia. (Efe)
Griezmann durante un entrenamiento con la selección de Francia. (Efe)


La solución es un acto conciliador

Estamos ante una partida de ajedrez en la que Griezmann creía que podía estar acabada antes del comienzo del Mundial. No ha sido así y lo único que puede hacer el francés es callar, no equivocarse y ganar tiempo para encontrar la mejor solución para todas las partes. El francés dice tener la decisión tomada, incluso envía pistas en las redes sociales en las que parece decir que se queda en el Atlético. Pero realmente necesita conocer bien los entresijos de una situación enrevesada porque el Barcelona dice tener un principio de acuerdo.

Visto desde fuera, los aficionados del Atlético de Madrid se han vuelto a llevar una decepción porque creen que el francés oculta algo, no tiene claro que quiera seguir o directamente está jugando con el club. La realidad es que Miguel Ángel Gil Marín, consejero delegado del club rojiblanco, ha trabajado desde hace tiempo en convencer a Griezmann, con dinero y un proyecto deportivo reforzado para la próxima temporada, para que se quede. Buscar un acto conciliador es lo mejor que le puede pasar a Griezmann para poder anunciar en qué equipo va a jugar la próxima temporada.

Foto: Antoine Griezmann durante un partido del Atlético de Madrid con mirada concentrada. (Efe) Opinión

Griezmann dejó sin resolver en qué equipo va a jugar la próxima temporada en la esperada comparecencia de prensa que ofreció en tierras rusas con el chandal de la selección francesa. Con un “lo siento mucho. Hoy no es el día” echó balones fuera para poner fin a unos meses de incertidumbre en los que los aficionados del Atlético de Madrid y los del Barcelona se ilusionan con que diga el nombre de su equipo. Todavía hay que esperar porque no se dan las circunstancias para poder decir quién es el elegido y qué camiseta se va a poner la próxima temporada. Griezmann no puede hablar porque está asesorado y no puede cometer errores. Lo que se esconde detrás es el pago de una cantidad que tiene pactada con el Barcelona cuando llegó a un preacuerdo y que de no cumplirlo penaliza al futbolista o la persona que haya actuado en su representación. Y la cantidad no es menor porque se está hablando de 20 millones de euros.

Antoine Griezmann
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