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Si eres aficionado de la Fórmula 1, tienes que rendir homenaje a Ted Toleman
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ORIGEN DEL EQUIPO ALPINE

Si eres aficionado de la Fórmula 1, tienes que rendir homenaje a Ted Toleman

Recientemente conoció la noticia del fallecimiento de un personaje singular en la historia de la Fórmula 1. Querido y odiado a partes iguales, la importancia de su legado es innegable

Foto: Ayrton Senna, en 1984 en su debut en Fórmula 1 con el equipo Toleman. (Archivo Segafredo Zanetti)
Ayrton Senna, en 1984 en su debut en Fórmula 1 con el equipo Toleman. (Archivo Segafredo Zanetti)

Ahora que tanto se habla del presunto comportamiento inapropiado de Christian Horner hacia una empleada del equipo Red Bull, vienen a la memoria historias de jefes de equipo como el recientemente fallecido Ted Toleman. Típico personaje cuyas peripecias dan para escribir uno o dos libros. Actualmente, los tribunales, si son requeridos para ello, se toman mucho más en serio los desmanes de los jefes de equipo, pues no en vano son empresas de enorme dimensión. Pero la época de Toleman era otra y su vida es el vivo ejemplo de las luces y sombras de aquella generación de propietarios de escuderías.

Salvo casos como los de Ferrari y Lotus o los de empresas automovilísticas serias como Renault, Honda o Alfa Romeo, el resto de escuderías de la parrilla eran casi todas, fruto de la iniciativa de buscavidas o empresarios, de la procedencia más variopinta. Bernie Ecclestone vendía coches de segunda mano; Ken Tyrrell era comerciante de madera; Günther Schmid, fabricante de llantas y Don Nichols espía del ejército de Estados Unidos. Así muchos más de este estilo hasta llegar a Ted Toleman, cuya fortuna venía de ser propietario de una empresa de transportes.

Toleman Transportation era una herencia compartida con su hermano Robert. Al fallecimiento del progenitor y con posterioridad de su hermano en un accidente en una carrera automovilística, Ted se convirtió en el jefe supremo de la compañía. Ted, además de ser hijo adoptado, empezó a hacer y deshacer a su antojo en la compañía para disgusto de los herederos de Robert, circunstancias que crearon un cisma entre las dos ramas de la familia que sigue viva en la actualidad.

Su problema era que manejaba la empresa como su cortijo particular. Al no separar debidamente las finanzas de la compañía, con sus aficiones personales y negocios particulares, acabó precipitando la caída del equipo de Fórmula 1 y de todo su imperio empresarial. Un caso de manual, frecuente en la competición motorista con personajes muy brillantes en algunos aspectos e inquietantes en otros.

placeholder Toleman fue campeón de Europa y del Reino Unido de fuerabordas. (Cougar Powerboats)
Toleman fue campeón de Europa y del Reino Unido de fuerabordas. (Cougar Powerboats)

La fundación de la escudería

La muerte de Robert Toleman no desanimó a Ted y contrató Rory Byrne, el diseñador del Fórmula Ford con el que se mató su hermano. Junto a Alex Hawkridge, el gerente de su compañía, fundó el equipo de competición. Así surgió la idea en una de las sedes de logística de la flota de camiones, lo que hoy es en Enstone el equipo Alpine de Fórmula 1.

Antes de debutar en Fórmula 1, habían arrasado en Fórmula 2 con un coche propio con Brian Henton y Derek Warwick como pilotos y Brian Hart como motorista. Toleman subestimó el reto de la F1 cuando pensó que metiendo un turbo al motor Hart de cuatro cilindros iban a comerse el mundo. La primera temporada fue un completo desastre, pero también dio avisos de que el magnate de origen sudafricano sabía pensar en grande y en ocasiones acertaba. De entrada, fue el primer equipo que disponía de dos camiones, contando además con un diseño y un equipamiento interior en sus trailers que estaban a años luz de los de los equipos rivales.

El equipo de Fórmulas 1 carburó en el segundo año y logró actuaciones de mérito. Rory Byrne demostró su valía como ingeniero y, cuando Derek Warwick se puso segundo en el Gran Premio de casa en el circuito de Brands Hatch, adelantando al Ferrari de Didier Pironi. La gente empezó a tomar en serio a Ted Toleman. De ser visto como un rico extravagante al que le gustaba gastar dinero en carreras de coches y pilotando lanchas de fuera borda, a alguien a tener en cuenta.

Toleman, sin embargo, pecó del mismo problema que ha llevado a la ruina a muchos equipos, como era prometer unos resultados deportivos a sus patrocinadores, que luego estaban muy por debajo de sus expectativas. Ahí empezaron los líos y se pusieron los cimientos del posterior derrumbe empresarial y personal. Se empezaron a mezclar patrocinios con el negocio de la empresa de transporte, como el acuerdo con los camiones Magirus, Cuando los patrocinadores no llegaban, ponía de sponsor a empresas de su holding.

Además, también financiaba de paso sus diversiones y aficiones. Porque a Toleman, desde luego, le gustaba la buena vida. La cuestión es que el talento de Rory Byrne producía cada vez mejores coches y gracias a eso, en un golpe de audacia fichó a Ayrton Senna, ante los titubeos de McLaren, Brabham y Williams que también lo tenían en cartera. Fue en 1984, el año del debut de Senna en la Fórmula 1 el momento mayor de gloria del equipo gracias a las sensacionales actuaciones del brasileño.

Llega Benetton

Pero las ambiciones y dudosas formas de actuar de Ted Toleman empezaron a crear recelo en el paddock y el castillo empezó a desmoronarse. Para 1985 tenían un cochazo preparado, pero habían perdido a Ayrton Senna, se habían fugado todos los patrocinadores y Michelin se negó a proporcionarle neumáticos. Por si fuera poco, su empresa de camiones empezaba a tener problemas con los sindicatos, furiosos del racaneo de su jefe ante su fastuoso estilo de vida. Los problemas se acumulaban y fue cuando acudió de forma providencial a su motorhome, un Luciano Benetton desencantado del decepcionante rendimiento del equipo oficial Alfa Romeo.

Teo Fabi acaba de lograr una sorprendente pole position en el Gran Premio de Alemania y Ted Toleman daba por hecho que Benetton iba a retirar todo su dinero de Alfa Romeo y dárselo a su equipo para 1986. "No, Ted, no vengo a hablar contigo para patrocinarte, eso lo voy a hacer hasta final de temporada. Vengo a comprarte el equipo", dijo Luciano Benetton. "Pero ¿como accionista mayoritario y que siga yo al frente del equipo?", preguntó Ted. "No. Lo compro todo y no quiero que sigas tú en el equipo".

Muy astuto, Benetton sabía que Toleman iba a lastrar sus planes a causa de sus problemas empresariales y reputacionales. Ahí mismo, el nombre Toleman desapareció de la Fórmula 1 para no volver nunca más. El fisco británico y el banco Natwest perseguía desde hace tiempo los trapicheos monetarios de Ted Toleman y eso, acabó precipitando la caída de la compañía de transportes, que acabó siendo adquirida por el grupo Tibbett & Britten. No sorprendió a muchos, cuando se supo que Toleman se había fugado a Sudáfrica con todo el dinero que pudo, sin repartir un solo penique con la otra rama de la familia.

En Sudáfrica tuvo un tímido intento de regresar a las carreras con un equipo en la competición local de turismos, pero su principal actividad fue una plantación de bananas situada en la localidad de Nelspruit. La plantación fue incendiada y su hijo Gary acribillado a balazos en lo que se entendió como un ajuste de cuentas. Nuevo exilio, primero a Australia y luego a Filipinas. Sólo pudo regresar a Europa cuando muchas de sus causas pendientes con la justicia habían prescrito. De hecho, en 2012 se presentó por sorpresa en la presentación del equipo Hispania.

Un personaje como tantos otros de aquella época de la Fórmula 1 lleno de luces y sombras. Junto a todo lo malo mencionado, muchos pilotos a los que patrocinó también lo adoraban por ser quien le dio su gran oportunidad. Su mente visionaria le dio problemas cuando se pasaba de frenada, pero muchos avances en la industria del transporte a nivel de control de flota, o ser el primero en diseñar un tráiler capaz de transportar 12 coches en lugar de los habituales 9 fueron obra suya. Para bien o para mal, es innegable que Toleman dejó huella en este mundo.

Ahora que tanto se habla del presunto comportamiento inapropiado de Christian Horner hacia una empleada del equipo Red Bull, vienen a la memoria historias de jefes de equipo como el recientemente fallecido Ted Toleman. Típico personaje cuyas peripecias dan para escribir uno o dos libros. Actualmente, los tribunales, si son requeridos para ello, se toman mucho más en serio los desmanes de los jefes de equipo, pues no en vano son empresas de enorme dimensión. Pero la época de Toleman era otra y su vida es el vivo ejemplo de las luces y sombras de aquella generación de propietarios de escuderías.

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