"Era la siete. No, la ocho". Tsunoda, de hacer troncharse a la seriedad para aspirar a Red Bull

Cuando Yuki Tsunoda abre la boca, raro es que no despierte una sonrisa entre sus propios colegas. Sin embargo, el piloto japonés se ha puesto muy serio en la pista y tras el Gran Premio de Japón es el primero 'del resto' en la clasificación de pilotos. Y un héroe entre los suyos.

La escena no tenía desperdicio. A los pilotos les preguntaban por el circuito de Suzuka, hasta que llegó el turno de Tsunoda. Sainz ya se debía esperar algo del nipón, le daba un codazo de complicidad antes de empezar a hablar. "Me encanta esta pista… bueno, es fácil aburrirse". Las risas del resto saltaron por los aires.

El japonés quiso expresarse mejor. "Me gusta este circuito, bueno, al margen de otro… Nada, es que es mi personalidad, es fácil para mí aburrirme". Tsunoda no lo arreglaba. "Bueno, tienes 24 carreras este año", le contestaba el madrileño.

"En esta pista habré hecho 1.000 vueltas, más, 10.000"."¿En la Fórmula 4? Le preguntaba Verstappen, "claro, ya será aburrido…" "Bueno no, aquí cada vuelta es divertida", se corregía entre la sonrisa de todos. "Y mi curva favorita es la 7, la rápida". Ahora, era Carlos Sainz quien le corregía "Esa es la 8". "Bueno, quizás no conozca tanto de esta pista, pero bueno, sí, la 8". Carcajadas.

Aunque el domingo Tsunoda volvió a ponerse serio y terminó décimo, primer piloto nipón que puntuaba en casa desde Kamui Kobayashi en 2012. Está sacando los colores a su compañero, el veterano Daniel Ricciardo, y sigue haciendo méritos para entrar en la terna de aspirante al primer equipo con Max Verstappen.

Un singular cableado emocional

Tsunoda es rara avis en la Fórmula 1, capaz de reírse de sí mismo y de la propia disciplina. "Para ser sincero, todavía no estoy seguro de haberme enamorado completamente de la Fórmula 1. Me encanta conducir. Quiero decir, eso es la Fórmula 1, ¿verdad? Supongo que está bien, la velocidad. Fenomenales hospitalities, ambiente encantador...", declaraba recientemente. Y eso que va ya por su cuarto año.

De cara aniñada, su extraordinario talento natural está envuelto en una singular personalidad, que ha tenido que ser progresivamente domada durante estos años. Sus exabruptos por la radio han sido relativamente moderados, pero no se ha domeñado del todo su cableado emocional.

Por ejemplo, como cuando terminado el pasado Gran Premio de Bahrein y camino de boxes, Tsunoda adelantó a su compañero de equipo, bloqueó la frenada, se fue ancho y se cruzó por delante del monoplaza de Ricciardo. Una maniobra absurda.

Qué se espera de Tsunoda

Era su forma de revolverse contra las órdenes de equipo, después de que Ricciardo no pudiera pasar en pista a Magnussen. "Es lo que tengo que mejorar, seguro", reconocía el japonés en Yeda. "Si vuelvo a hacer esas cosas, seguro que habrá más problemas. Sé que son las cosas que principalmente tengo que mejorar".

"Yuki está aumentando esta capacidad año tras año, y todavía hay más velocidad por venir. Ha sorprendido al mundo de la Fórmula 1 cada año. Está en su cuarto año. ¿Seguirá sorprendiendo? Esa es la pregunta que tenemos que responder". Laurent Meekies, responsable del equipo, se refería a principio de temporada al desafío que esperaba de su piloto.

"Cómo los grandes pilotos vinculan lo que sienten en el coche con lo que intercambian con sus ingenieros, cómo es de profunda la relación que pueden construir con el equipo", explicaba el francés en referencia a la necesidad de ver en mejora mayor progresión. "Si tienes el ancho de banda para eso, tu comprensión del coche aumenta". Un desafío para alguien tan propenso al cruce de cables emocional.

Un carrerón que ni Leclerc

De momento, va por el buen camino. Ante el apasionado público nipón, Tsunoda dio todo un recital. Por cuarta vez consecutiva superó a Ricciardo el sábado. Cuando en Australia se clasificó octavo y Ricciardo diez puestos por detrás. Por tercera consecutiva entraba en el Q3. Su actuación el domingo en nada tenía que envidiar a la de Charles Leclerc, elegido Piloto del Día por pasar de la octava posición de salida a la cuarta.

Tsunoda salía décimo, aunque perdió dos puestos en los primeros metros. Luego, cuatro posiciones al entrar muy pronto en boxes para deshacerse del neumático blando que su equipo le montó tras la bandera roja. Una segunda gran parada, sin embargo, le permitió recuperar tres puestos. Con dos adelantamientos más en las eses sin DRS logró terminar décimo. La misma posición que ocupa en el campeonato, a tres puntos de Hamilton, y primer piloto fuera de los cinco primeros equipos.

"¿Algún regalo loco este año?", se le preguntaba en la rueda de prensa oficial a Tsunoda quien, de nuevo, no tuvo empacho para reírse de sí mismo. "Vi un mini, mini, yo mismo muy pequeñito, con casco y mono". "Quizá eras tú", le contestaba Verstappen.

"Sí, quizás sí", recogía la broma el japonés. "Quizás te mirabas en el espejo". "Sí, de hecho, era así de pequeño", le respondía Tsunoda, haciendo un gesto con los dedos. "Pero ¿cómo era de grande?, volvía a la carga el neerlandés. "Literalmente, como yo. Quizás lo use como amuleto".

Como aquel día que Fernando Alonso le daba un toque en el Red Bull Ring por su comportamiento en la pista con un gesto tras una maniobra con el español. "Así no…" venía a decirle el asturiano con su gesto. "A sus órdenes, mi capitán", contestó luego Tsunoda en las redes sociales. Imposible no quererlo. Y cada día, mejor piloto.