Por qué en Ferrari deberían estar en deuda con Carlos Sainz tras el Gran Premio de Canadá

"Qué más puedo hacer más que disculparme en nombre del equipo, entender cómo podemos hacer un mejor trabajo y mejorar la comunicación entre el muro de boxes y Charles en estas condiciones, pero en ambos lados". Fred Vasseur se deshizo en disculpas hacia Charles Leclerc cuando su equipo se quedó silbando en los entrenamientos de Mónaco, por lo que el monegasco recibió una sanción de tres puestos que condicionaron su carrera... en la que solo pudo terminar sexto con un monoplaza de podio.

Gran Premio de Canadá. Carlos Sainz se vio involucrado en un apretado atasco de tráfico antes de emprender una vuelta lanzada en los clasificatorios. Pierre Gasly venía como un cohete y fue claramente obstaculizado por el español. Soltó rayos y truenos por la radio. Sainz tampoco fue avisado por el equipo del tráfico que se venía encima. "Estaba todo muy apretado con la bandera a punto de caer. Me han obstaculizado siete veces, y no grito en la radio en la curva 13", declaró el madrileño. "Otros pilotos eligen usar la radio más que otros", afirmó.

Sainz recibió de tres puestos de sanción, también determinantes para su actuación el domingo por arrancar por detrás de Leclerc. Sin embargo, el español no señaló ni cuestionó públicamente a su equipo. Al día siguiente pagó el precio. Quien había hecho el sábado unas durísimas declaraciones contra su equipo al quedar fuera del Q3 fue, precisamente, el gran favorecido del fin de semana canadiense. Por el contrario, Sainz decidió mantener un perfil bajo y dejar de puertas para adentro varias decisiones de su equipo que no le favorecieron. Fundamentalmente, porque Sainz mostró nuevamente más ritmo que su compañero, aunque prefirió cubrir las espaldas a Ferrari.

La bronca a Leclerc

En Montreal, Vasseur decidió no pasarle ninguna al monegasco después de sus durísimas declaraciones, en las que latían cuestiones de fondo cuando acusó al equipo de "hacer la vida más difícil después de haberme colocado en una situación de mierda", declaraba en caliente el monegasco, entre otras lindezas. Leclerc se había quedado fuera del Q3, a diferencia de Sainz. "Pero hablaré internamente con el equipo y trataré de entender qué podemos hacer porque, obviamente, no es la primera vez que en esas situaciones estamos un poco del lado equivocado. No podemos darnos el lujo de cometer esos errores nuevamente. Así que hablaré con el equipo". Leclerc parecía señalar al equipo de su falta de resultados cuando, supuestamente, está en proceso de negociación para renovar con el equipo.

El desahogo de Leclerc dejaba a los pies de los caballos a Vasseur y su equipo, con declaraciones que se propiciaban como carne de titular, especialmente para la prensa la italiana. Vasseur comprendió rápidamente el potencial efecto inflamatorio del episodio y cortó el tema de cuajo. "Tuvimos una buena discusión con Charles. Le mostramos la foto global de la situación, lo que ocurrió durante la sesión, y todo fue más calmado", explicaba el responsable de Ferrari. En otras palabras, a Leclerc le cayó una buena bronca, que incluía salir juntos a la palestra y, esta vez, ser el monegasco quien se disculpara con el equipo, que le demostró que se había quedado fuera del Q3 por responsabilidad propia. "También se tiene que poner en nuestros zapatos", le aconsejaba Vasseur.

La discreción de Sainz

La sanción de Carlos Sainz, quizás evitable por el equipo, le relegaba por detrás del monegasco en la parrilla. A pesar de haber llegado al Q3, por lo que su estrategia quedaba condicionada. Más si cabe cuando Ferrari tuvo la cintura de pasar su estrategia a una sola parada. A pesar de que Sainz era más rápido y pidió paso cuando ambos rodaban con los medios, en dos ocasiones se escuchó la radio del equipo italiano tranquilizando al monegasco o, lo que es lo mismo, dando órdenes al madrileño de que se quedara en su sitio. Era evidente -y hasta lógico- que Ferrari no permitiera la disputa interna en la pista entre ambos.

En la parada en boxes, Ferrari llamó antes al madrileño cuando parecía que sería a la inversa al rodar Leclerc por delante. El neumático duro tardaba más en coger temperatura que el medio. Si Sainz se hubiera quedado en pista con este compuesto, posiblemente hubiera adelantado a Leclerc tras sus respectivas paradas. Tampoco aquí Ferrari quiso problema alguno. Era evidente -y hasta lógico- que Ferrari no permitiera la disputa interna en la pista entre ambos.

Lejos por delante Hamilton y Alonso, y con colchón por detrás de Sainz, a Ferrari le resultaba irrelevante la posición de sus pilotos, ya que los puntos serían los mismos El madrileño entendió perfectamente la estrategia, aunque saliera perdiendo, pero no hubo reproche alguno hacia su equipo. "Es algo que entiendo. Estábamos intentando alargar el relevo, y que es verdad que podía ir muy rápido con los medios, y podía incluso haberlo extendido, pero al final el equipo ha hecho lo correcto. Hemos acabado cuarto y quinto, que era el objetivo final".

De modo que el piloto que había llegado al Q3, era más rápido en la fase inicial de la carrera y evitó cuestionar a su equipo sábado y domingo, salió perdiendo en posición y puntos frente al de menor ritmo y que no obvió duras críticas públicas a su equipo cuando se torció el aparejo. Así se escribe a veces la historia. De puertas para adentro, en Ferrari saben qué pasó en el Gran Premio de Canadá. No es la primera vez. Tampoco será la última.