"Estoy muy cómodo con el coche". ¿Y si Checo Pérez le planta cara a Max Verstappen? Red Bull se calienta

Red Bull publicó un vídeo en Instagram, antes del GP de Australia, en el que Fernando Alonso cogía cariñosamente por el hombro a Sergio Pérez y ambos hablaban distendidos. Una simple anécdota, o también un guiño al piloto mexicano, que tuvo que tragarse otro sapo en las vueltas finales del Gran Premio de Arabia Saudí. Checo descubrió debajo del podio y en la entrevista postcarrera que había perdido la vuelta rápida a manos de su compañero cuando, supuestamente, los dos pilotos del equipo no luchaban por ella.

La actitud de Verstappen hacia el equipo y su compañero augura momentos de tensión cuando lleguen al enfrenamiento directo en la pista. No siempre el holandés saldrá en primera posición y se marchará con comodidad. El mexicano supo mantener a raya a Max en los compases finales de la última carrera. En Albert Park ha explicado que, en lo que al monoplaza se refiere, el tema no es como 2022, porque tiene más dominado a este RB19.

"Antes era sólo un coche"

Pérez ha mantenido un discurso positivo y de equipo antes de comenzar el Gran Premio de Australia, reafirmando sentirse apoyado por Red Bull como no lo fueron sus predecesores. "Creo absolutamente que tengo el apoyo del equipo. Ciertamente, cuando llegué, las cosas eran muy diferentes. Básicamente, solo corrían con dos coches porque tenían que hacerlo", explicó el mexicano respecto a la absoluta concentración de Red Bull en Verstappen. "Puedo decir ahora que realmente me siento parte del equipo. Realmente siento que tengo mi lugar y soy muy respetado. Creo que es algo bueno a disfrutar como piloto. Tengo todo el apoyo del equipo, igual que Max. Y tendré las mismas oportunidades de ganar el campeonato que él".

La trayectoria de Verstappen ha consistido en imponer su liderazgo y voluntad incluso contra su propio equipo. No tuvo necesidad de ejercerla con Gasly y Albon, pero Checo Pérez ya comenzó el año pasado a rivalizar con el holandés, quien le pasó la factura de supuestos agravios anteriores en Brasil.

Ciertamente, en Interlagos se negó con gran vehemencia a ayudar a su compañero a pesar de tener el título ya en sus manos. Una actitud que confirmó en Yeda, es decir, la de ignorar al equipo. "No nos importa la vuelta rápida", le avisó su ingeniero, informando tácitamente que no era necesario poner en peligro el doblete de Red Bull. "Pero a mí sí", contesto Verstappen, que esperó a la última vuelta para marcar el giro más rápido, dejando sin opción al mexicano.

Un malentendido, ¿o no?

Pérez volvió a jugar la disciplinada carta del equipo en Albert Park. "Fue un malentendido", dijo para explicar el último incidente. Otro más, porque Christian Horner también cargó a los hombros del equipo la responsabilidad del incidente de Interlagos Pero Verstappen lo ha negado. "No lo fue. Se nos pidió lo mismo en Baréin, pero al revés. Al final, por nuestra parte, no volvimos a hablar sobre ello".

La experiencia ya ha demostrado a Checo Pérez en qué terreno se mueve. Por un lado, por principio -y quizá contrato- se debe a la disciplina corporativa. Por otro, se enfrenta a un rival que solo concibe la defensa de sus propios intereses, aun a costa de la imagen del equipo y las reglas de juego que este quiera imponer a sus pilotos. Verstappen es consciente del valor de su posición en el seno de Red Bull, y lo ejerce sin contemplaciones, incluso a costa de debilitar la autoridad de Horner y compañía sobre una empresa de casi 1.000 personas.

¿Qué sucederá si Pérez realmente pudiera exprimir al RB19 con más autoridad que el pasado año y plantar cara al holandés en según qué carreras? Porque dada la actual superioridad de Red Bull, el título es asunto de dos, aunque el panorama puede ser distinto al del pasado año. "Ciertamente, me siento más cómodo en el coche", declaró el mexicano el jueves. "Creo que también aprendimos bastante sobre la dirección que tomamos el año pasado, no solo el coche en sí, sino también cómo lo configurábamos con la puesta a punto. Y cómo tratamos de compensar las debilidades que me producía. Simplemente, estábamos quitando rendimiento del coche".

Verstappen reconoció que no pudo alcanzar a Pérez en Yeda, y que fueron sus cálculos los que le hicieron bajar la guardia, pero no para la vuelta rápida. Al terminar la carrera, señaló al equipo y a la fiabilidad del RB19. "No estoy aquí para ser segundo", lanzó a modo de desafiante aviso. ¿Y si Sergio Pérez le plantara cara en muchas carreras de 2023? ¿Cómo actuará Red Bull frente a un piloto que no duda en desafiarle cuando la realidad no se acopla a sus intereses y deseos? Como diría aquel, palomitas.